Con una rica trayectoria en el campo de la fotografÃa publicitaria y como director de fotografÃa en cine (junto a Gustavo Postiglione, Héctor Molina y Fito Páez), Fernando Zago prefiere reconocerse como artista plástico. Nieto e hijo de pintores, en su obra Zago combina técnicas que van desde la aguada del Siglo XV hasta el collage y la serigrafÃa (técnica que aprendió de su tÃo, Pedro Alberto Sinópoli), poniéndolas al servicio de momentos creativos que traducen múltiples sensaciones. Después de cinco años sin exponer, el artista nacido en San Salvador de Jujuy presentará hoy La década perdida, donde reúne 40 obras (y algo más) nunca antes exhibidas, que podrán visitarse hasta el domingo 22 en Plataforma Lavardén.
Quinquela MartÃn, Berni, Rembrandt, Cándido López y el arte callejero se van citando a lo largo de la recorrida que Fernando Zago Sinópoli realiza junto a Rosario/12 en un alto del montaje de la muestra que esta tarde, a las 19.30, tendrá su inauguración formal en la planta baja de Mendoza 1085. Un espacio en el que el artista logró darle sentido grupal a sus trabajos. "Acá pude armar grupos de obras. Nunca habÃa logrado hacer la combinación que pude hacer en este lugar, que es maravilloso --reconoce--. Para mà esta es la sala más linda de Rosario. Cualquier pintor te dirÃa que admira este espacio. Eso hay que valorarlo, sobre todo por cómo se reconstruyó este lugar. Yo vine a filmar acá en el año 93, en la azotea, y tuvimos que hacer de todo para poder trabajar. Después en el 94 con Mario Piazza proyectamos mi tesis, La pendiente del tiempo, y éso lo hicimos porque éramos unos hippies, porque no pasaba nada acá".
La relación de Zago con el espacio no es menor: a lo largo de su carrera cinematográfica, palpó de cerca los vaivenes del emblemático edificio, hoy recuperado por la cultura. En ese sentido, la posibilidad de desembarcar allà con su obra plástica cobra mayor significado. Es que, en definitiva, el creador jujeño se reconoce esencialmente como pintor: "Yo fui fotógrafo por ser pintor, no fui a estudiar cine para levantar chicas, sino por ser pintor. En el 85 hacÃa documentales, en el 88 hacÃa un programa de televisión, filmaba partidos de fútbol, sacaba fotos sociales. Eso fueron mis 80, y venÃa a Rosario a pintar graffittis con mis amigos de acá, cuando visitaba a mi familia. Soy mitad rosarino y mitad jujeño".
Entre cuadros neofigurativos cargados de grafismos ("Para mà la letra es una imagen, no busco un concepto de grafismo occidental, son dibujos", explica), obras que responden al arte callejero, trabajos paisajÃsticos y pinturas sobre materiales recuperados (desde tapas de gas hasta la puerta de una heladera Siam trabajada con óxido y aceite de auto), Zago expone múltiples historias. "Para hacer un cuadro tenés que hacer un guión: definir el espacio, los personajes, qué pasa, qué sacás o qué no. Si te hacés la idea que cada cuadro es una pelÃcula, después lo podés ir cambiando, como hacen todos los directores. Claro, nadie sabe mi guión, pero para hacerlo tengo una estructura y un concepto, que me divierte y que puedo seguir alimentando", explica.
Y concluye: "El cine está ahÃ, pero fijate que no soy realista. Yo soy fotógrafo publicitario, pero no es algo que me divierta. La pintura es un escape. Hace diez años que estoy haciendo una pelÃcula, ¿cómo hice para no suicidarme? Pinto cuadros. Si no tengo trabajo como fotógrafo publicitario, ¿qué hago? Pinto, porque de alguna manera es un capital indirecto. Primero porque catalizo un montón de drama, bajo a tierra, produzco y me divierto. En la pintura el compromiso lo tenés con vos mismo. En el cine y la fotografÃa lo tenés mucho más con los demás, con la guita, con el sistema. Pero esto no es un partido de fútbol, acá ganaron todos los cuadros".
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