La satisfacción mayor de Ritual sangriento es la de asistir a un clima enrarecido, de crescendo sostenido, creÃble, como si estuviese sucediendo cercanamente. Durante la construcción de esta armonÃa fúnebre, de familia puertas adentro, es cuando mejor se disfruta de esta pelÃcula, otra más dentro de la práctica acostumbrada de las remakes; en este caso, a partir de la mexicana Somos lo que hay (2010), de Jorge Michel Grau.
El asunto viene dado desde un asedio ancestral, de mandato familiar contenido en un diario oculto, tanto como los "monstruos" que el más pequeño cree entrever en el sótano. La madre -maldita, porque habrá de repetir lo ya sucedido- muere para que la historia sea. Para que el padre delegue la guÃa dolorosa en la hija mayor. Penar, abstinencia, estallidos de violencia, obediencia a Jesús. Otra hija, la del medio y más perspicaz, completa el grupo de sangre.
Y qué es lo que les acongoja, lo que les impele a profundizar un ánimo caÃdo? Lo que ya hubieron de hacer quienes le precedieron: comer para sobrevivir. Sacrificar, para ello y como acto de rigor, otras personas.
De tal manera, Ritual sangriento -tÃtulo engañoso, que oculta al mejor We Are What We Are, traducción literal del original mexicano- es mirada desangelada sobre una familia roÃda, que se carcome para perpetuarse: asà es como debe ser, se dice el padre, porque somos como somos. Adoptar esta misión en quienes siguen supone el desafÃo mayor, mucho más que los secuestros y muertes y cenas condimentadas.
En esta transición de valores, de unidad familiar, es cuando la pelÃcula oscila entre el clima en el que se hunde -lo mejor- y unos pocos momentos bizarros. Cuando éstos aparecen, hay algo que no termina por funcionar, como si fuesen golpes innecesarios, casi ajenos al alma que recorre el film. De todos modos, ofician como notas de color, que salpimentan con algo de espÃritu gore, que grafican lo que está dando vueltas. Una especie de compensación entre lo sonámbulo y la necesidad de vÃsceras sangrientas.
Del grupo familiar, la que mejor expresa lo traumático del asunto es Rose, la hija del medio, interpretada bellamente por Julia Garner: palidez extrema, ojos de noche, miradas de incesto, cuidado maternal incipiente. En ella se cifra el desafÃo; allà es donde lo que se hace no es lo que parece. Porque en ella surge, como en nadie más, la convicción de seguir y de conservar, como sea, el núcleo bendito familiar. Es ella la guardiana, aún cuando pueda suponerse lo contrario.
Julia Garner: actriz precoz, de quien no extraña sea uno de los rostros a disfrutar en la inminente secuela de Sin City, de Robert RodrÃguez.
Ritual sangriento. 7 (siete) puntos.
(We Are What We Are)
EE.UU., 2013
Dirección: Jim Mickle.
Guión: Nick Damici, Jim Mickle, basado en el film de Jorge Michel Grau.
Música: Philip Mossman, Darren Morris, Jeff Grace.
Reparto: Bill Sage, Julia Garner, Kassie DePaiva, Ambyr Childers, Michael Parks, Kelly McGillis, Wyatt Russell. Duración: 105 minutos.
Salas: Monumental, Showcase, Sunstar, Village.
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