Tuvo exhibición en Bafici de este año, con buena repercusión. Tres proyecciones que dieron relieve al nuevo trabajo de Francisco Matiozzi Molinas, ahora con estreno en Cine El Cairo. Se trata de Murales. El principio de las cosas, pelÃcula donde el realizador se desdobla y es actor de sà mismo, para abordar su historia de vida, a la manera de un eslabón que dice también sobre el contexto histórico y social.
"Murales es una parte de mÃ, me llevó un tiempo entenderlo y hacerlo. Trata de un director tratando de construir una pelÃcula sobre el Colectivo de Expresos PolÃticos y Sobrevivientes que, precisamente, pintan murales, en homenaje a sus compañeros asesinados y desaparecidos", relata el director de Pochormiga a Rosario/12. "Pasaron varios años y no podÃa terminar la pelÃcula, hasta que me di cuenta de que la historia estaba en el proceso creativo, y que el colectivo era también mi historia, que tenÃa que contársela al espectador. Ese vÃnculo me permitió terminar la pelÃcula".
Francisco Matiozzi tiene el mismo nombre que su tÃo, Francisco Molinas, desaparecido durante la última dictadura. Por eso, del colectivo de expresos polÃticos a su familia hay un paso. Gesto estético que hace de Murales una pelÃcula fragmentada. El mismo film asà lo señala. "Pongo el cuerpo en escena, salgo en la pelÃcula, para hacer preguntas que hice toda mi vida. Como a mi mamá, cuando le pregunto por mi nombre, en homenaje a su hermano mellizo, Francisco, asesinado por la dictadura. Y hablo por primera vez de mis otros tÃos. No es una pelÃcula clásica, sino que tiene mucho humor. Pongo en evidencia esa supuesta falta, propongo más dudas que certezas".
Desdoblarse entre la dirección y actuación no es sencillo. Más aún si el personaje a retratar es uno mismo. Al respecto, Matiozzi dice que no fue consciente de tamaña complicación. Para el logro, "tuvo mucho que ver Lisa Caligaris (directora de Carnaval), a quien llamamos (con Luciana Lacorazza, productora) para que me dirigiera en esas escenas, y fue vital. En una escena hablo con mi mamá, y a esa conversación la tuve siempre. Pero tenÃa que lograr que resultara cotidiana, fue gracias a la tarea de Lisa cómo pude llegar a lo que querÃa".
La mención materna es recurrente. La madre de Matiozzi estuvo presente en la primera proyección de Murales en Bafici. Allà pudo ver la pelÃcula por primera vez, y fue algo evidentemente trascendental para el cineasta. Quien cuando inicia varias de sus ideas, parte de ella, de su diálogo abierto, aspecto que se subraya ya que dice sobre una memoria que se relata y lega: "Mi cotidianidad es estar hablando con mi mamá, y enterarme de que mi tÃo estuvo militando para comenzar a conocer la historia de mi familia. De manera fragmentada, con retazos. Son episodios de vida encontrados que uno va resignificando. Era muy chico cuando mi mamá me da una carta de Alberto Molinas, quien murió con Vicky Walsh en los setenta, en la calle Corro. Primero los tomaba como héroes, luego traté de humanizarlos, de entenderlos, de saber qué estaba en juego, de tener en cuenta el contexto polÃtico. Habrán tenido sus errores, pero dieron la vida por tratar de construir un mundo mejor. Eran chicos. Mi tÃo Pancho tenÃa 28, MarÃa y Publio, 17 o 18; Alberto 33. Yo fui tratando de entender, no era lo mismo en los '90, cuando no podÃa hablarlo en la escuela. Por suerte, en estos últimos doce años se pudo instalar el tema y discutirlo. Ésa es una batalla ganada".
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