Dejar que el silabeo juegue con la palabra "Summertime", de alguna manera anuncia el calor y cifra la música de George Gershwin. En otras palabras, lo hermoso está a dÃas de suceder: Festival Gershwin es la propuesta que "La MusiMedios" Big Band ofrecerá el próximo jueves, a las 21, en el Auditorio PrÃncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el rÃo). Con ellos, la participación especial del pianista Alexander Panizza, en la interpretación de Rhapsody in Blue.
¿Palabras con las que definir, pensar, Rhapsody in Blue? "¡Pregunta difÃcil!", responde Panizza. "A mi entender, es una obra de mucha inspiración y belleza, que a causa de su supuesta hibridez estética, interpretativamente nos obliga a replantearnos la manera desde la que extraemos información de la partitura. El gran aprendizaje es tomar conciencia de que este replanteo sirve también para Brahms o Mozart".
Poder escuchar a Gershwin según Panizza será un momento mayúsculo, en el marco del proyecto impulsado por Hugo Vitantonio, director de Escuela MusiMedios. "Somos un proyecto en el contexto de una escuela, los músicos que integran la 'MusiMedios Big Band' son músicos que están de paso por aquÃ. Éste no es un lugar donde terminar la profesión, sino donde aprender cosas, incorporarlas y aplicarlas, cada uno desde su contexto profesional. Asà como hemos elegido a Astor Piazzolla y a Chango FarÃas Gómez, este año nos interesó George Gershwin, porque es un compositor y artista integral, fundamental para toda la música americana", explica.
La historia de vida de Gershwin, su momento histórico e influencias, son inevitables. Vitantonio se explaya, y anuda varias cuestiones: "Él es hijo de rusos judÃos, que habÃan llegado sobre fines de siglo XIX a Estados Unidos, por tanto la música judÃa la tenÃa en sus genes, desde el nacimiento. Luego se crÃa en Manhattan y absorbe la música de la época. Por ahà le viene el jazz y la influencia negra. Cuando comienza sus estudios de piano y toma contacto con profesores europeos que estaban en Estados Unidos, descubre las grandes formas de la música clásica europea. Entonces, en medio de todos esos tironeos, empieza a armar su propio proyecto artÃstico. Su época es la de las comedias musicales, es la era Broadway, con una incipiente industria cultural cinematográfica que empezaba a perfilarse desde Hollywood. En un punto, Gershwin es un producto de la industria cultural norteamericana, pero en medio de ese contexto, logra algunos productos extraordinariamente bellos".
Una de las celebraciones de la obra de Gershwin la significa Porgy and Bess, "que está en los estándares de la ópera que se representa en casi todos los teatros de ópera del mundo". Además, "compone conciertos como Un americano en ParÃs, luego su famosa Raphsody in Blue. Todas esas cosas, esa vida y producción musical es lo que a nosotros nos hizo pensar que Gershwin podÃa ser un punto de encuentro para nuestros alumnos", continúa Vitantonio.
Provocar una sÃntesis entre diferentes esferas musicales aparece como uno de los rasgos de Gershwin. De todas maneras, Panizza aclara que los denominados "temas 'populares' han sido utilizados desde siempre dentro de las obras de compositores como Josquin, Bach, Beethoven, Schumann, Mahler, Ginastera. El academicismo musical del siglo XX, con su énfasis en la partitura, ha compartimentado la música de una manera que nos lleva a considerar como músicos 'clásicos' a figuras como Stockhausen o Boulez, y como 'populares' a Bill Evans o Herbie Hancock. Lo curioso de esto es que estoy seguro de que muchos compositores 'clásicos' del pasado, como Chopin o Liszt, encontrarÃan muchos más puntos en común con los llamados 'populares' de hoy. Lo que quiero decir es que esa división es arbitraria y está sujeta a muchos cuestionamientos. Que la figura de Gershwin sea considerada como atÃpica es más indicativo de un determinado paradigma académico que de cualquier otra cosa".
En otro orden, es probable que Gershwin respondiera a la necesidad simbólica de ese paÃs todavÃa nuevo que es Estados Unidos. Se obra se sitúa "en un momento floreciente de las industrias norteamericanas, donde Gershwin logra un posicionamiento muy importante, y a la vez vive esa contradicción al querer desarrollar la música norteamericana en el contexto de las grandes formas musicales europeas", añade Vitantonio. "En esos tiempos, el músico de jazz era eminentemente negro. Los negros no perdonaban que un blanco se metiera con su música. Y por otro lado, lo criticaba mucho la academia musical norteamericana, decÃan que era un autodidacta, casi un improvisado. Ese punto de integración, de interacción de tendencias, le hizo vivir tensiones".
Las relaciones con las músicas del continente, es posible. Según Vitantonio, "en esos mismos años hubo procesos parecidos, fue una etapa de nacionalismo cultural en América, que entendÃa que a la independencia polÃtica habÃa que sumarle la independencia cultural. En Brasil lo tuvimos a Heitor Villa Lobos, fue extraordinario lo que hizo. AquÃ, toda la primera etapa de Alberto Ginastera fue nacionalista; luego se va, cambia de lenguaje y se transforma en un compositor de lenguajes contemporáneos, digamos. El heredero de ese perfil, en algún punto, es Astor Piazzolla, cuando corta con el tango y se va a estudiar composición clásica con Ginastera. Si bien las comparaciones pueden ser injustas y odiosas, creo que también Piazzolla vivió esa misma contradicción: salió del tango, lo agarra Nadia Boulanger en Francia y le dice 'Maestro, vuelva al tango porque eso es lo suyo', y cuando vuelve, construye esa gran idea, esa utopÃa, que es la música de la ciudad de Buenos Aires".
¿Hay jazz en la música de Panizza? "Si bien nunca lo toqué profesionalmente, considero que es una presencia muy importante en mi identidad musical. Desde un punto de vista de herencia, han habido excelentes músicos de jazz en mi familia. Mi padre también era un gran melómano y, como pianista amateur, disfrutaba mucho de tocar los 'standards' jazzeros. Pero creo que la influencia más importante que siento del jazz es la de encontrar una frescura y creatividad que lamentablemente, en mi opinión, se ha perdido en la llamada música clásica. Le he dedicado muchas horas de pensamiento a identificar las razones detrás de este fenómeno, para intentar recuperar una cierta energÃa vital en mis interpretaciones de los grandes compositores. Más allá de lo superficial y estadÃstico como el uso de determinadas estructuras formales y colores armónicos, pienso que lo que llamamos jazz, más que una categorÃa musical diferente es una actitud artÃstica, esencial para cualquier músico".
"Que Panizza haya aceptado tocar con nosotros es todo un honor, pero a la vez ha sido poner la vara muy alta, porque la sección nunca puede estar muy lejos de los niveles de interpretación del solista", comenta Vitantonio. El repertorio del jueves se completa con una versión de Summertime "en la que recuperamos su color operÃsitico, por eso trabajamos con una mezzosoprano lÃrica como MarÃa Josefina Bertossi. Y luego con las chicas del grupo vocal TrÃpticas TrÃo, que van a hacer una versión de I got rhythm con armonÃas cerradas, como se componÃa en la época, reproduciendo con las voces la misma forma de armonizar que tenÃa el brass de la Big Band. Por lo tanto, las voces funcionan un poco como voces y como imitadoras de los instrumentos, lo cual es una arte dificilÃsimo. Esto nos habilitó a convocar arregladores rosarinos, que si no arreglaran para nosotros no podrÃan ejercer su oficio, y acá quiero destacar a Hernán Biancardi, uno de los integrantes de la Big Band. O sea, la Big Band viene a cubrir todas esas necesidades, ideas, búsquedas. Lo importante para nosotros es el proceso, que haya aprendizaje, capacitación técnica, formación profesional. Por encima de eso, lo que vamos a intentar es que la gente que asista al teatro, disfrute de la música de Gershwin".
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