Página/12 :: rosario :: La bailanta de Zenón Ochoa

Por fin, como si fuera la arribada del esperado circo Thiani, llegó a los toldos la bailanta de Zenón Ochoa.

Como ya se sabe: "güen beberaje, hembras superiores, huinca tacaiñé, mucho lindo", como la describió Borravino en su época más sauvage.

Los alzaditos se prepararon para copiosas libaciones, pantagruélicas ingestas, a no maloquear por unos días, y a disfrutar de un espectáculo que se los ofrecía cerril, vasto.

Yo me resigné a asistir al ágape, con mi mirada escéptica de multifacético, de "coinnosseur", de un Guido Kafka, de un Gregorio Samsa, con la curiosidad del entomólogo ante un coleóptero, con el vano regocijo de mezclarme por una vez con la chusma y a degustar unos ricos canapés.

A último momento nos informaron que se había pinchado la aparición del grupo de folcklore﷓fusión "Residuos patológicos" y lo reemplazaron oportunamente por el grupo de cumbia "Fron2so prontuario", grupo soporte "Tropical Casablanca".

Me contaron que en el puesto del sirio Abdul, los alzaditos se quisieron llevar unas bailarinas para su serrallo, aunque en este caso, no teniendo ningún serrallo esos infieles, quedó como un episodio típico "agua para su molino" con connotaciones penales y siendo restituidas finalmente las bailarinas en garantido estado de "intactez"... o de "intactitud"... que rima con "virtud"... que comparte su primera sílaba con "virginidad"... Bueno, en fin, de eso no pudimos dar ninguna garantía.

Como casi todos se dirigían a la bailanta, llena de atracciones foráneas, escaseaban los sulkys que nos hubieran podido llevar a una peña autóctona, viendo con tristeza, una vez más que la aculturación se expandía por nuestras pampas como una mancha de dulce de damasco light sobre el cerámico reluciente.

Arrancaron con ese tema de Thalía en que la mexicana reconoce su afición por el vil metal: ese que dice "dame 84.000 pesos / turururururururu...".

Siguieron con ese tema de Julieta Venegas en el que la azteca desenmascara al super héroe que encarna Bruno Díaz (que no sé por qué en inglés le pusieron Bruce Wayne): "Eres Batman / me lo ha dicho el viento / eres Batman / lo oigo todo el tiempo / la sombra que pasa / zarazazaraza....".

O a lo mejor entendí mal.

Es mi trauma acústico.

Son los resabios de la Guerra del Paraguay.

Son los Tres Sabios que tiraron de Rombolá.

Savino, al ver tanta lujuria y tanta festichola, hubo de abandonar su tratamiento de desintoxicación. Tuvo una recaída que ni entre cinco lo podíamos mover del bafle, prendido a uno de los platillos "Paiste Power Ride" de 20 pulgadas de la batería de Tropical Casablanca al que se había dormido abrazado creyendo que era una bandeja de mozo. Que cuando digo que este Savino es un canapero...

Yo disfruté de la seguridad pilosa que le daba a mi barba el fijador "Alerta" y saqué a bailar, recurriendo a mi jerigonza seudo europea, a un par de gringas. Una milanesa de Milán y una hamburguesa.....que había estado en Berlín. Pero también en París, Roma, Verona, Brescia... estaciones intermedias. Tenía plata para viajar la moza. Finalmente había recalado en estas pampas vía marítima, por supuesto. Que cuando a mi me cuentan que el Titanic se hundió... Son bolas que se corren. Son "icebergs" que se mueven.

Cuando las invité a tomar un copetín... a degustar un canapé... las dos me salieron con el consabido verso "Mi no habla español".

Así que terminé en una mesa prendido al buen tinto junto con Borravino que estaba ahí de incógnito, lejos de la china Marta, camuflado de Osvaldo Laport.

Que cuando llegó el verdadero Osvaldo Laport, tuvo que usurparle la identidad a Cafulcurá... Que cuando llegó el verdadero Cafulcurá tuvo que hacer de indio bancario... Que cuando llegó la china Marta lo llevó de los pelos al toldo.

Así de ingrata es la vida de frontera, mi amigo, que una diversión, por más inocente que sea parece una barbaridad.

Nosotros, aunque esto parezca una incoherencia cronológica, con Borravino, ya nos estamos surtiendo de pirotecnia para estas fiestas. Rompeportones. Vuelacocheras. Destrozagarages... Ya van a oír hablar de nosotros... Si no terminamos en la comisaría más próxima a nuestro domicilio... O en el Hospital del Quemado.

O en el Instituto Pinel.