Mira hacia arriba, deseando poder pedir un deseo. 脡l, un materialista de pura cepa, se descubre mirando hacia arriba en esta noche de Luna llena y viento fresco, queriendo admirar (como siempre) el paso de una estrella fugaz, alguna de las anunciadas Gem铆nidas; pero esta vez para pedir o pedirle (no le quedaba claro) un deseo. Materialista trucho.
Trucho nada, porque el s贸lido materialista que lo habita explica su desear como parte de un tradicional juego, sobre todo popular, dice. Argumenta que juega a pedirle un deseo a una estrella fugaz, mientras sigue esperando que aparezca en esta clara noche de Luna llena y viento cada vez m谩s fresco. Le parece una buena justificaci贸n de lo que est谩 haciendo.
La espera se prolonga y el fen贸meno celeste no se produce. Se detiene a considerar si lo que est谩 por hacer, pedirle que le conceda un deseo, es correcto. Se interroga sin responderse si est谩 bien apelar a las fuerzas de la naturaleza para solicitar que se cumpla algo anhelado, un deseo.
El deseo. A estas alturas de la meditaci贸n ya no es un deseo cualquiera; sino el deseo, uno espec铆fico. Es decir, ya sabe qu茅 pedir o pedirle al peque帽o astro errante cuando se le aparezca.
Suspende la atenta observaci贸n, aunque lament谩ndolo ante la muy posible eventualidad de que a la esquiva rayita luminosa se le ocurra hacerse ver justo cuando 茅l no la est茅 mirando. El abrigo procurado mitiga el ya muy fresco viento de la noche clara de Luna llena. Y otra vez expectante.
Estar mirando fija y prolongadamente el cielo y las pocas estrellas que la luz urbana deja ver induce a perderse en los muy variados pasillos de la memoria y de la reflexi贸n. Pero en este caso el tema es desear algo y los recuerdos surgen, mientras contin煤a la vigilancia astron贸mica.
Cu谩ntas veces dese贸. Con amor. Con alegr铆a. Con ansia. Con temor. Con odio.
Cu谩ntas veces dese贸. La n煤mero 5 de cuero. La plata para "Rubber soul". Que no se muera. Que no se muera. Dese贸 un s铆 adolescente y de tremenda minifalda. Que no sea la bolilla 9, por favor. Dese贸 un mundo mejor y que pueda hacer algo para cambiarlo. Que no lo alcance aquel Neptuno azul. Dese贸 que salga todo bien. Que sea nena. Dese贸 que no se lleven a nadie m谩s. Que se mueran todos estos milicos hijos de puta. Dese贸 salvarse. Que pare esta locura. Dese贸 que te vaya muy bien all谩. Dese贸 la democracia y a esa hermosa mujer con hebillitas en el pelo. Dese贸 verlos en cana apretando las rejas con las manos. Dese贸 otra democracia, distinta. Y otra vez un mundo mejor. Y un poco de convicci贸n para cambiarlo. Que el gringo Scoponi le ataje el penal a Pico. Dese贸 verlos en cana apretando las rejas con las manos aunque nunca se hubieran puesto un uniforme. Que esos estudios den bien, que no sea nada. Dese贸 felicidad y buena fortuna para cada uno de los suyos y tambi茅n que las distancias no existan.
Acaba de darse cuenta de que se fue al carajo. Lo not贸 en esa presi贸n leve y firme que se le aloj贸 entre la garganta y la boca del est贸mago.
Para contrarrestar esa desubicada sensaci贸n nada mejor que un trago de esa bebida dorada que le regalaron hace poco. Es que no se puede estar toda la vida deseando tanto. Pero lo que pasa es que muchos deseos se hacen realidad y entonces ya no se puede parar.
Tras otra imprudente pausa en la observaci贸n, la ardiente bebida apacigua las fieras desatadas y mitiga el ya fr铆o.
Y esa estrella pelotuda que no aparece. Mejor no atacarla, no vaya a ser cosa. 驴Y despu茅s de todo, est谩 mal que un materialista genuino le pida un deseo a una estrella fugaz? Puede que el hecho sea algo contradictorio, pero es divertido. De paso 驴qui茅n te dice? En una de esas.
La Luna se perdi贸 detr谩s de unos edificios. Se ven m谩s estrellas, pero est谩n todas eternamente quietas. Superado el ins贸lito balance de deseos, la introspecci贸n sobre la coherencia ideol贸gica se le presenta como una cortina de humo. Y surte efecto ya que est谩 revolviendo otras claudicaciones, como la estampita de Santa Rita que era de su padre y que conserva no porque sea la abogada de los imposibles, sino por c谩bala. Igual que la pluma de cabur茅 que lleva en el portadocumento. Tambi茅n piensa en c贸mo se viste para ir a la cancha, nunca con ropa con los colores del adversario. No se puede ser materialista, y menos de los dial茅cticos, y creer que la suerte te ayuda, pens贸. Y sigui贸, es una flagrante contradicci贸n peque帽oburguesa. S铆, pero no me importa. Y sigui贸 pensando, la suerte no existir谩 pero algo hay. A veces peg谩s una racha de buenas cosas casuales y todo el mundo dice, qu茅 culo que ten茅s. Te pasan varias cosas jodidas juntas, y nadie te habla sobre las circunstancias que coinciden en un momento determinado para derivar en una sucesi贸n de hechos reiterados de consecuencias negativas; te dicen, qu茅 mala leche, loco...
Claro, no es como le dec铆an cuando era chico: vos si quer茅s mucho algo, desealo con fuerza y se te da. Aun as铆, 茅l siente todav铆a que si desea algo con fuerza se le cumple y, aunque sabe que es mentira, siempre lo intenta. A veces tiene suerte.
Estaba perdido en esas consideraciones azarosas, cuando lo sorprendi贸 el ef铆mero trazo luminoso de una estrella fugaz. La visi贸n le produjo una m铆nima y s煤bita contracci贸n del cuerpo, reaccion贸 r谩pidamente y pidi贸 a tiempo su deseo, con sinceras ganas. No tuvo oportunidad de comprobar si lo que hizo fue pedirlo o ped铆rselo a la estrellita. Ser谩 un tema pendiente. Se incorpor贸, se desperez贸, acomod贸 los huesos y se fue a dormir muerto de fr铆o y satisfecho.
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