* El pasacalles lucÃa espectral, gris con letras rojas, azotado por los malos vientos previos a una tormenta. Se detuvo en el semáforo y lo pudo contemplar alelado. "Esposa ejemplar. Compañera inseparable. Madre abnegada. Suegra espectacular". Sintió náuseas e imaginó a la destinataria del saludo hecha puré o inútilmente feliz. Aquello era un crespón funerario más que un saludo.
* En el cuaderno de su sobrino, con un Mickey destartalado al que el autor le ha dibujado cuernitos porque ya considera a Disney un estafador reiterativo puesto para atrapar las mentes de niñitos ha descubierto abriendo al azar en la hoja 12 la oración poética: "HacÃa tanto silencio esa madrugada que me hacÃa doler los ojos".
* "Venga en familia, Cristo lo espera, Usted puede ser feliz" se lee sobre el vidrio del salón donde la gente con aire acondicionado acude y ora y aplaude y se pone de pie para cantar. "Yo vengo a este porque en la otra iglesia no daban nada, acá dan panchos y coca", explica un pibe a otro, quien justo por sobre su cabeza se lee la frase descriptiva como pocas "Unidos en paz y callados ante la misericordia divina".
* La EPE además de ser un ente maligno conocido es una planta carnÃvora bien ventilada y amable en un punto pero que tiene una manÃa aterradora para un mozo de estos pagos, bien parado ante la belleza femenina: se va tragando las empleadas al punto tal que pese a estar esplendentes en su hermosura innata uno, con el paso del tiempo y los trámites, las ve deslucirse como esas muñecas en los anaqueles. Y nos las puede salvar, se desespera, quisiera becarlas, alejarlas del mal, comprarlas, abrirles una casa de regalos donde resguardarse de la fealdad de un mundo espantoso que todo lo percude. ¡EnergÃa!, reza el cartel. Cuánta. Y desaprovechada.
* "46 grados, un horno", reclama el locutor desde uno de los puestos del rally en San Luis. Atrás lentamente, como graficando la tortura de una certeza coherente y para que el observador se dé cuenta, pasa un camión semirremolque con el dibujito del turbante del Dakar y al lado el auspicio con el logo de un fertilizante ultra venenoso. Dos infecciones que ensucian el agua, el ambiente y la salud. Estamos locos de remate promocionando pestes.
* Un libro malo puede dejárselo olvidado en algún subte o regalarlo: da impresión arrojarlo a la basura. El, desde que entendió que ni para asado podÃa utilizarlo debido a su culpa sobre los árboles caÃdos y hasta la moral del respeto autoral y a sabiendas que ni puede donarlo a una biblioteca popular para no propagar enfermedades ha decido poner en práctica un ejercicio fatigoso que lo ilusiona. Manda directamente a las cuevas de gente esos libros para que quienes lo reciban sean lo feo, lo malo, lo terrible y maldecido del mundo. Acosadores, ladroncitos, sicópatas, profesionales vanidosos. No sabe el destino final de esos libros pero sabe que ha logrado un empate técnico y eso lo hace descansar en paz. Lo feo con lo feo.
* En la ruta de noche bajo los faros del coche él lee: Destruir señales es un delito. Y se le ocurre invertir la oración: Destruir delitos es una señal. Asà está mejor, mucho mejor.
* Al autor de aquella canción lo acosó, por un tiempo largo un ignoto chalado que decÃa que aquella obra habÃa sido escrita para él. Y pedÃa razones. El compositor, ya harto, lo citó un dÃa en un bar y al sondear el machismo de su parásito, le confesó que estaba enamorado de él desde siempre y por ello habÃa escrito aquello y que ahora que lo conocÃa le proponÃa casamiento. Le sujetó las manos. El tipo, como reaccionando de una pesadilla, le soltó las manos y huyó despavorido. -¡Este boludo esta loco! Le gritó al mozo. Y nunca más fue molestado.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.