"El tiempo pasa, nos vamos poniendo tecnos.../ El amor no lo reflejo, como ayer". Años - Sumo
Hace frÃo y es de noche. Una mujer me duele en todo el cuerpo, la lastimadura bien frutilla, larga pus y late. Cuando las cosas van de mal en peor, y las horas se arrastran al precipicio, me ayuda ver las vigas del techo. Cómo soportan el agua, los engaños, los abandonos. No se quejan.
Me asfixia este vacÃo, prendo el televisor. Me compré uno la semana pasada, uno inteligente (vaya oxÃmoron), de 60 pulgadas y que detecta la señal de Wifi. No tengo cable, busco la aplicación de Netflix, que justo hoy me asocié. Las series exigen que le dediques tiempo, todos los dÃas, y para eso tengo los libros. Prefiero las pelÃculas, esas que te dejan pensando, con un mensaje. No puedo tragar los argumentos vanos. Un viejo rescata por tercera vez a su hija de los secuestradores.
Buscó en el menú la sección drama y navegó entre el mar de tÃtulos. No me molesta la caÃda de Blockbuster, con el olor a nuevo en las alfombras, las repisas llenas de estrenos y las golosinas en la lÃnea de caja. Se olvidaron de que Roma cayó y que Atlántida sigue perdida. Estaban muy preocupados por los bonos de fin de año y las tetas operadas de sus secretarias nos les permitió ver el tsunami.
Pero sà siento pena por los muchachos de Alternativa. Quemaban con el fuego que da la pasión, pero no tenÃan las armas. Digo, hasta llevaban un programa en la televisión donde comentaban los estrenos. Todos los viernes Ãbamos con mi novia al local de calle Roca.
--Bienvenidos -nos saludaba el gordito de ojos claros. Nunca se acordaba mi apellido, pero poco importaba.
Ella iba a la sección de comedias románticas. Ya habÃamos visto todas, pero siempre habÃa una nueva que era igual a las otras.
--Al final no era tan buena -me decÃa cuando aparecÃan los créditos.
--No, para nada.
Yo en cambio buscaba las que "duran toda la semana", uno se veÃa repitiendo diálogos y pensando escenas mucho después de verlas. El gordito me recomendaba siempre las europeas, sobre todo las del este, aunque una vez me llevé una coreana que duraba tres horas y tenÃa poco dialogo. Se llamaba "Primavera, verano, otoño...y primavera" y cuando la empecé a ver pensé "el mundo cada vez produce mejores equipos de audio y estos hacen una pelÃcula muda". Pero era profunda, tenÃa mensaje.
Tengo ganas de verla de nuevo, no me molesta repetir, porque uno descubre detalles que a primera vista se escapan. La buscó en el portal, pero no aparece. Pruebo con el nombre en inglés y ocurre lo mismo. Necesito verla, no voy a poder dormir. Pero es imposible conseguirla, en la vidriera de calle Presidente Roca ahora se ven productos electrónicos y ellos no están más atrás del mostrador.
Extraño los viernes de pelÃculas. Antes de pagar, elegÃamos pororó para microondas y un chocolate "Dos corazones". Nos gustaba ver cómo la bolsa de papel madera se estiraba cuando recibÃa el calor. "Mira, es como si se estuviera despertando de un sueño", me decÃas, y yo te besaba. Cuando subÃamos al auto, partÃa el chocolate a la mitad mientras vos leÃas el verso que venÃa impreso en papel seda.
--¿Me guardaste un pedazo? -me preguntabas enojada cuando terminabas de leer.
Yo negaba con la cabeza.
--Sos un gordo asqueroso -me decÃas, y nos reÃamos como tontos.
Hace frÃo y es de noche. Soy una isla, incompleto. No tengo novia, pororó ni chocolate. Tampoco corazón. En la mano, una taza de café que se puso frÃa y la pelÃcula que está por empezar, no es la que quiero ver.
Entonces pienso que el mundo no siempre gana con la tecnologÃa.
A veces, ni siquiera empata.
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