Yo, un insomne escritor de oraciones que irán a la nada o a la contratapa de un diario querido, sabe sobremanera y de modo sobrenatural que el único acuerdo con el Mal es traicionarse, ser indiferente a la pena ajena y no aprender a aprender que lo estamos haciendo transcurre sobre un territorio desconocido llamado Nuestra Vida y que nada sabemos de ella y que el Demonio, sà que existe, y es haberse convertido en un infeliz hecho y derecho. Se los juro, como en un pacto.