La c茅lebre novela de Ray Bradbury Farenheit 451, da cuenta de modo magistral de un tiempo oprobioso en el cual las autoridades del Estado queman libros y en algunos casos a sus poseedores. Si se quiere esto es el totalitarismo en una expresi贸n superlativa.
Pero en la historia social hubo momentos como estos de la ficci贸n antiut贸pica de Bradbury muy concretos, nada ficticios.
En Alemania, durante el nazismo se llev贸 adelante una quema p煤blica de libros en el Bebelplatz en Berl铆n, el 10 de mayo de 1933. Joyas incomparables de la literatura y el arte universal fueron devoradas por las llamas.
En la Argentina tambi茅n hubo bibliocaustas, en C贸rdoba un ignoto coronel procedi贸 a la requisa en librer铆as, kioscos, bibliotecas p煤blicas y privadas, tambi茅n en la provincia de Buenos Aires hicieron lo propio, en Santa Fe, atacaron y se apropiaron de la Biblioteca Popular Connstacio C. Vigil y seguramente habr谩 otros casos que no conocemos.
Recientemente en Rosario un grupo de estudiantes y profesores salv贸 de la destrucci贸n cientos de vol煤menes destinados a la trituradora. Impericia de los funcionarios, resulta dificil de aceptar en una instituci贸n educativa p煤blica.
En muchos casos se pretende borrar el pasado, su registro y en otros deliberadamente de eliminar las huellas del pensamiento cr铆tico y creativo, a los pensadores y creativos envi谩ndolos al ostracismo.
Los libros, herramientas de transmisi贸n del saber, el humor, las ideas, expresi贸n de la evoluci贸n de la especie humana que a algunos perturba hasta el extremo de motivar los bibliocaustos.
Carlos A. Solero
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