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Chile

Todos la vimos. Casi tan estremecedora como el marco que la circundaba. Puso en palabras, con singular tono de voz, y una dialéctica especial, su don de mujer fuerte, inteligente, solidaria. Seguramente quedará en la historia como una de las pocas grandes que permiten que las demás nos sintamos orgullosas de nuestro género. Porque Michel Bachelet, puso su rostro de mujer, de madre, de presidente, al frente de la catastrófica situación, en una oportuna nota sin editar, para sostén del vapuleado pueblo chileno. No envió ningún vocero presidencial. Inmediatamente después, el asombro nos colmó. El presidente electo que asume en escasos días, puso a disposición de la singular dama, a todas las fuerzas que lo conforman. Gobierno y oposición de la mano para enfrentar la adversidad. Probablemente por encima de disensos y desacuerdos políticos, solidariamente unidos ante la debacle que produjo el terremoto en el hermano suelo americano. Ambos por Chile, ambos por el pueblo. Desde la humilde lectura que se puede hacer desde Argentina, el precedente debería quedar como ejemplo. De cara a los problemas que enfrenta nuestro país, nunca tan graves como un sismo de 8,8 grados, si la grandeza de espíritu habitara a los gobernantes y a la oposición de turno, seguro encontrarían una salida.

Edith Michelotti

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