Reclamo por la PolÃtica
Siendo marzo uno de los meses que han marcado trágicamente nuestra historia de encuentros y desencuentros polÃticos, conviene definir algunos conceptos y fijar rumbos definitivos para transitar los enunciados "cambios" a que se aspira desde el Gobierno Nacional. No se puede soslayar en el análisis el porcentaje de hombres, mujeres y niños que viven con ingresos por debajo del lÃmite de la pobreza, que no participan del reparto de la torta y que más de veinte niños por dÃa mueren antes de cumplir los dos años de vida por causas evitables. Y que en un paÃs con producción de alimentos para diez veces su población, se registran casos de desnutrición infantil. Mientras todavÃa se le cobra el "impuesto a las ganancias" a empleados y obreros sobre sus haberes, los traficantes del dinero, llámese bancos, entidades financieras, casas de cambios, etc. no tributan sobre operaciones por millones de dólares en una ley de entidades que ha quedado como rémora de la última dictadura y que duerme en el Congreso. Para que podamos colocarle el sello de nacional y popular, deberÃamos recuperar nuestra soberanÃa sobre la explotación petrolera, modificar la ley de minerÃa y evitar el actual saqueo de nuestras reservas metalÃferas, frenando la contaminación de nuestras aguas y el empobrecimiento y explotación de nuestros pueblos. Para que el sello sea indeleble y perenne, abrir el juego de la democracia y garantizar la participación popular en la toma de decisiones, la planificación de la economÃa para las próximas cuatro décadas con la recuperación de nuestras industrias bases, establecer nuevas polÃticas de educación popular y aprovechando el entusiasmo de nuestros jóvenes en la recuperación de la polÃtica como instrumento de esa democracia, impulsar con ellos el gran debate nacional del paÃs que queremos y merecemos. Estamos en tiempos electorales. Hagamos el esfuerzo para reclamarle a nuestra dirigencia una PolÃtica con mayúsculas, en la que se presenten programas y plataformas por sobre los nombres, los hombres y mujeres de la conducción y que por fin podamos elegir entre ideas, proyectos y planes de gobierno para que luego sea fácil pedir las rendiciones de cuentas. Antes de que se cierren las puertas, abramos las de la participación y el protagonismo de toda nuestra sociedad, porque todos somos responsables de lo que nos deparará la historia futura y la factura ya no podremos dejarla impaga.
Angel M. ContestÃ
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