Desde San Nicolás
José MarÃa "Cholo" Budassi dedicó su vida a investigar la represión en San Nicolás y recuperar la memoria de los compañeros desaparecidos. "Estar vivo para contarlo es algo que ha signado mi vida. Hoy, frente al Tribunal, es el momento", dijo ayer en el Concejo Deliberante, donde se realizó la audiencia por crÃmenes de lesa humanidad cometidos en esta ciudad. Budassi es testigo en la causa Alvira por las desapariciones de MarÃa Cristina y Raquel Alvira, Horacio MartÃnez, Rosa Baronio, Eduardo Reale y MarÃa Regina Spotti y al mismo tiempo es querellante en la causa por su propio secuestro, el de su amigo Pablo Leonardo MartÃnez y la desaparición de Gerardo Cámpora y Carlos Farayi, a la que se conoce como la de los ex alumnos del Colegio Don Bosco. Antes de terminar su testimonio, Budassi planteó su descontento. "Vengo a declarar como testigo en esta causa, pero también declaro como vÃctima y quiero expresar que todavÃa no entiendo por qué la causa del colegio Don Bosco no puede estar en este juicio. Por una decisión del juez (federal de San Nicolás, Carlos) Villafuerte Ruso, se desdobló, cuando es evidente por la fecha de los hechos y por los mismos documentos de inteligencia militar que se trata del mismo operativo", planteó. La presidenta del Tribunal Oral Federal número 2, Beatriz Caballero de Baravani, atinó a decirle que se trataba de "cuestiones procesales que no hemos podido evitar".
Después de la audiencia, la abogada de la querella particular, Ana Oberlin, subrayó que el desdoblamiento es una de las tantas decisiones criticables del juez de instrucción. La profesional de Hijos y la SecretarÃa de Derechos Humanos de la Nación apuntó que en las tres causas de San Nicolás "se llega al juicio oral con muchos menos de los imputados que se podrÃa llegar. Villafuerte Ruso nunca investigó la conexión entre los distintos hechos y sólo dejó acusados a los que no podÃa obviar". "En la masacre de la calle Juan B. Justo está muy claro, porque habÃa elementos para procesar a muchas otras personas. El juez de instrucción dilató los tiempos, fragmentó las causas, dejó que los acusados permanecieran libres pese a la gravedad de los delitos, y todas esas deficiencias las estamos pagando en el juicio oral", enfatizó la abogada.
En la causa de la masacre se investiga el asesinato de Omar Amestoy, Ana MarÃa Fettolini, los niños de 5 y 3 años MarÃa Eugenia y Fernando Amestoy y Ana del Carmen Granada. Por ese hecho están acusados el que fuera jefe del Area Militar 132 del Primer Cuerpo de Ejército, Manuel Fernando Saint Amant, el militar retirado Antonio Bossie y el ex jefe de la policÃa Federal, Jorge Muñoz. En la causa Alvira, en cambio, sólo se juzga a Saint Amant, al igual que en el secuestro de José Emilio Mastroberardino.
A Budassi nadie le contó cómo fue la represión en su ciudad. La vivió en carne propia. El testigo relató su secuestro, el 4 de mayo de 1977, cuando volvÃa a su casa por calle Almafuerte, manejando la camioneta familiar. Esa noche, lo llevaron a una casa operativa de la patota, cerca de la fábrica Somisa, en el barrio del Golf. Allà lo torturaron. "A veces, más que información, parecÃa que buscaban destruirnos como personas, obligarnos a traicionarnos a nosotros mismos y a quienes querÃamos", dijo el Cholo. A la mañana siguiente, escuchó que llevaban a ese lugar a otras personas. Sintió voces de mujeres, eran una o dos. Le hicieron lo mismo que él ya habÃa sufrido. "Para alguien que la vivió, es aún más desesperante escuchar que a otro lo torturan", expresó su dolor.
Al dÃa siguiente, el Cholo intentó escaparse. Llegó a saltar por la ventana y correr unos metros, pero lo recapturaron. Lo llevaron a otro sitio. "Estuve en una celda, pedà para ir al baño y nadie me contestaba. En un momento escuché una voz que me decÃa 'gordo, gordo, ¿sos vos?'. Era MarÃa Regina Spotti, una compañera que habÃa sido secuestrada el 21 de abril, a la que conocÃa de la militancia barrial. Ella le dijo que estaban en la Brigada de Investigaciones de San Nicolás. Al menos hasta el domingo 8 de mayo de 1977 estuvo allà y, cuando los guardias no controlaban, pudo conversar con MarÃa Regina. "Fui la última persona que pudo escucharla con vida. Es un compromiso muy grande", se sinceró Budassi.
Después de mantenerlo al menos tres dÃas en la Brigada de Investigaciones, Budassi volvió a ser trasladado, a un lugar que estaba sobre la ruta 21, en el camino a Villa Constitución. En ese lugar eran "unos cuantos". Advirtió que además del matrimonio que escuchó el primer dÃa, habÃa algunas personas más. Allà permaneció hasta el 24 de mayo, cuando a él y a su amigo Pablo MartÃnez les fraguaron una detención en la comisarÃa 1ª de JunÃn. Supo por un subcomisario que el obispo Ponce de León habÃa pedido por su vida. Budassi continuó detenido hasta la Navidad de 1982. Apenas salió, comenzó a trabajar para reconstruir la historia, pudo conocer los nombres de las personas con las que compartió cautiverio, que hoy forman parte de la causa Alvira. A partir de 2003, empezó a colaborar con el Equipo Argentino de AntropologÃa Forense y tuvo acceso a un documento de la Dirección de Inteligencia de la PolicÃa de la provincia de Buenos Aires que describÃa claramente la represión en San Nicolás entre enero y julio de 1977. Allà estaban los nombres de todos los militantes desaparecidos en la zona. Budassi aportó hace años ese documento a la causa.
Una maliciosa pregunta del defensor particular de Fernando Saint Amant, Mauricio Bonchini, puso a Budassi en situación de responder a qué se referÃa cuando habló de "traicionarse a sà mismo y a las personas que querÃa". En ese momento, Budassi no pudo contener la emoción. "Para mà es muy doloroso responderlo. No sé si puede interpretarlo una persona que no pasó por el secuestro y la tortura", describió el testigo, quien lo puso en primera persona: "Me destruyó cuando me dijeron 'boludo, por qué no lo nombraste a Pablo si lo tenemos adentro desde las 5 de la tarde'. Por lo cual todo el esfuerzo, toda la resistencia que yo hice para no nombrarlo...". En ese momento, Budassi no pudo seguir hablando. El fiscal Juan Murray pidió la palabra. "Se están investigando hechos de los que el señor Budassi ha sido vÃctima, no la organización a la que pertenecÃa", puntualizó para impugnar las preguntas revictimizadoras.
Antes de abandonar el recinto, Budassi aclaró que estaba allà como "militante popular que padeció la cárcel y la persecución por razones que hoy son como respirar, que los jóvenes participen en los centros de estudiantes y se comprometan con un mundo mejor es lo que nosotros querÃamos". El aplauso de la sala fue el broche de oro de la declaración.
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