A punto de cumplir 85 años de edad en junio y 40 años como secretario general del gremio mercantil en julio, Rubén Ghioldi será declarado mañana Ciudadano Distinguido de Rosario, por iniciativa del Concejo Municipal (ver aparte). Al frente de uno de los sindicatos más numerosos de la ciudad, lo mantuvo siempre fuera de la órbita del sindicalismo justicialista, sobreviviendo a intentos de intervención durante la década del `70. Cree que la las condiciones laborales han retrocedido un siglo y admite que la asignatura pendiente de su vida es lograr el cumplimiento de la ley de descanso dominical, sancionada en 1905.
-Cambiaron muchas cosas desde que usted comenzó a militar en el sindicalismo, ¿la actitud de las patronales hacia los trabajadores también?
-Por entonces las leyes se cumplÃan más, el caso de la jornada legal de 8 horas y el descanso dominical. Pero también habÃa muchos conflictos, como con la empresa Benzadón, La Buena Vista, que tenÃa su sede central en Caferatta y Urquiza. Y otras empresas con directivos que eran paternalistas, que querÃan trato directo con cada trabajador, sin el sindicato.
-Antes del peronismo, los dirigentes sindicales eran en su mayorÃa anarquistas o socialistas.
-Asà era como se dividÃa el sindicalismo. Yo estaba enrolado en la Juventud Socialista, en la época de Alfredo Palacios, Alicia Moreau de Justo, Américo Ghioldi, que era primo de mi padre, asà como Rodolfo Ghioldi, que era comunista. También tenÃamos como referente a Nicolás Repetto. Por entonces, el secretario general del empleados de comercio de Rosario era un anarquista, Victorino RodrÃguez, un gran orador, que me invitó a que lo acompañara como prosecretario.
-¿Anarquistas y socialistas convivÃan sin conflictos en los sindicatos?
-Si habÃa peleas, eran solo de tipo ideológico, nada más. Lo que sÃ, éramos todos antiperonistas. Mi afiliación a la organización sindical fue gracias al peronismo. Yo estaba estudiando para escribano y tenÃa que rendir Derecho Civil y en todos los programas estaban los puntos que habÃa que hablar sobre el peronismo. Yo dije que no iba a hablar bien por obligación en una mesa de examen. Entonces me juré que hasta que eso no terminara, no iba a seguir estudiando. Y entonces me dediqué exclusivamente al sindicalismo, para combatir a Perón.
-Pero hubo un dirigente mercantil, Angel Borlenghi, que fue socialista y secretario general de empleados de comercio y terminó como ministro del Interior de Perón.
-Era secretario general de la Federación de Empleados de Comercio pero traicionó a sus compañeros, porque se lanzó hacia el peronismo, y Perón lo premió con ese cargo. Nosotros lo combatÃamos y entonces él, con más odio que nunca hacia los socialistas, que lo calificábamos de traidor, fue al partido y a la gente que más persiguió desde su ministerio.
-Perón puso en vigencia una serie de leyes laborales y sociales que le permitieron ganar la adhesión de los trabajadores.
-El peronismo utilizó los proyectos legislativos laborales de los socialistas para decir que eran leyes propias. Pero los proyectos eran socialistas. Ellos solamente las pusieron en vigencia.
-A usted le deben haber pegado duro en esos tiempos de dura confrontación polÃtica, ¿lo tildaban de gorila?
-SÃ, era muy duro. Pero ellos tenÃan una manera de actuar muy sucia. Nosotros luchábamos por el horario corrido, y a través de la Juventud Sindical Peronista en los años `70 nos persiguieron cuando lanzamos un paro de diez dÃas para pedir la vigencia de ese derecho.
-¿Cómo lograron sobrellevar la época de la última dictadura militar?
-No sé por qué, los militares a nosotros nos respetaron bastante. Tanto es asà que hacÃamos actos públicos el 1º de Mayo y, como siempre, ponÃamos el himno de los trabajadores, La Internacional, y nunca nos dijeron nada.
-Si se comparan sus primeros años como sindicalista, ¿los trabajadores avanzaron o retrocedieron en el reconocimiento de sus derechos?
-Hemos retrocedido al año 1900, cuando los trabajadores solo contaban con su fuerza de trabajo, sin cobertura de ninguna clase, y trabajaban de sol a sol. Ahora es más o menos asÃ.
-¿Qué le quedó pendiente de concretar en su lucha gremial?
-El descanso dominical, la primera ley laboral que tuvo el paÃs, sancionada en 1905, denominada "ley Palacios", por el diputado socialista que escribió un libro para hablar exclusivamente de ese tema, denominado "La Fatiga". El descanso dominical es imprescindible para la salud del trabajador. Eso hoy parece que nadie lo entendiera, y nos obligan a trabajar. Esa ley está en vigencia y el gobierno deberÃa hacerla cumplir sin más vueltas y sin negociar nada con los patrones.
-En medio siglo cambio el perfil del empleado mercantil, antes eran todos de traje y corbata.
-Antes el empleado de comercio estaba muy bien mirado. Cuando un muchacho llegaba a la edad de decidir su trabajo, la familia buscaba colocarlo en un comercio o en un banco, donde tenÃa algún porvenir, alguna posibilidad de progreso. Eso ha cambiado completamente, porque se abrió paso a la explotación total de los trabajadores, hay lugares donde siquiera los dejan ir al baño.
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