Catorce dÃas de acampe piquetero en la plaza San MartÃn dejaron como saldo algo más que algunos rosales rotos. En la visión de MarÃa de los Angeles Yannuzzi, profesora de TeorÃa PolÃtica en la Facultad de Ciencia PolÃtica e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario, por delante de la irrupción en el centro de los bordes pauperizados de la ciudad, quedó en evidencia "la incapacidad de la clase polÃtica para dar solución a un problema muy grande" como la pobreza extrema. El modo de peticionar que llevó adelante la CCC puede repetirse. "Que la plaza esté vacÃa ahora, no quiere decir que se hayan logrado soluciones definitivas. Son paliativos para ese grupo, mañana otro grupo puede decir: si ellos consiguieron algo asÃ, porqué nosotros no", consideró la politóloga. También la sociedad se adeuda discutir qué derechos tienen supremacÃa.
-Más allá de lo obtenido materialmente, con el acampe en la plaza los piqueteros consideran un gran logro "haber instalado la pobreza para que las autoridades sepan que existe, porque era algo de lo que nadie hablaba". ¿Cree que fue realmente as�
-Esa es una manera de decir que Rosario ignora la existencia de pobres y ya ni siquiera pobres, sino personas por debajo de la lÃnea de pobreza. Eso no es cierto, los poderes públicos conocen perfectamente la pobreza. En realidad ese es un discurso autojustificatorio de los piqueteros, como diciendo, fuimos útiles por eso. Pero en general los poderes públicos vienen tratando de minimizar el problema de estos sectores. Después de que la Argentina estuviera en una situación de crisis terrible en el 2001, con más de la mitad de la población en situación más que crÃtica, ahora es como que queremos mostrar que estamos un poco mejor, lavar un poco la cara. La otra cuestión tiene que ver conque si no tuvimos tantos pobres, es porque tenemos más trabajo, y asà creemos estar dando la pauta de una sociedad que se recupera. Es cierto que hay datos que indican alguna recuperación, pero no son tantos como debieran. Incluso esta necesidad de querer minimizar el impacto de estos sectores pobres, lo vemos con lo que pasó con el Indec, justamente el organismo que tiene que dar los datos más precisos de lo que ocurre. Está ese juego de minimizar permanentemente, frente a una sociedad que no termina de plantearse un proyecto de recomposición de conjunto, basado en el progreso y la prosperidad. Porque en general se ha pauperizado el conjunto de la sociedad, salvo algunos sectores cada vez más minoritarios. Este intento de querer minimizarlo, no implica que el tema de la pobreza no se sepa o no se conozca. En realidad, se trata de la incapacidad de la clase polÃtica para dar solución a un problema muy grande.
-Usted cree entonces que la pobreza es visible para toda la sociedad, aun antes de esta irrupción en el microcentro de la ciudad.
-En el centro los chicos están pidiendo permanentemente, y los ves en cantidades importantes. SalÃs a la calle y ves gente que no consigue asegurar su manutención mÃnima. Ese es un problema serio para toda sociedad, y además de la miseria estamos hablando de lo que pasa con esas generaciones futuras. No importa si ves diez o cien, realmente no podés dejar de darte cuenta de lo que existe. Si el problema era hacer visible la pobreza, no necesitábamos la plaza, porque la pobreza ya estaba. En todo caso, lo que hay que lograr, es buscar soluciones reales. Que la plaza esté vacÃa ahora, no quiere decir que se hayan logrado soluciones definitivas. Son paliativos para ese grupo, mañana otro grupo puede decir: si ellos consiguieron algo asÃ, porqué nosotros no. Eso mismo va encadenando este tipo de situaciones. Pero en el fondo no hay un intento de dar una solución definitiva, porque lo que hubo fue una salida coyuntural. ¿Dónde están las entidades nacionales, provinciales y municipales pensando una inserción real de esa gente a partir de la generación de empleo legÃtimo? Porque mañana la ropa y las zapatillas que les dieron se van a gastar, y el problema reaparecerá de forma inmediata. Y este tipo de reclamo se va a reproducir en la medida que no se intenten salidas más definitivas. Cualquier cosa puede desatar otra vez un conflicto de estas caracterÃsticas, porque son sectores y barrios con grandes necesidades, hayan sufrido o no un cataclismo como el granizo o las inundaciones. Y en el momento del reclamo hay una gran responsabilidad de la clase polÃtica, la misma gente lo dice: vienen a pedir el voto y después desaparecen. La gente hizo un aprendizaje frente a eso, y peticionó y logró antes de las elecciones.
-Otro dato que dejó el acampe fueron los roces que hubo entre los piqueteros y los vecinos del centro, una situación por cierto muy lejana de aquel "piquete y cacerola, la lucha es una sola".
-Siempre vas a tener cierta conflictividad de clase. Cada sector sostiene su modo de vida y cuando se interrumpe por alguna cuestión, surgen los roces. Esto es normal. No sé hasta qué punto se dio un quiebre. Pero eso aparece fomentado también desde la falta de respuestas. Y hace que el grupo de la plaza resulte cada vez más molesto. Esto tiene que ver con una cultura polÃtica de nuestra sociedad, donde no se articulan los distintos derechos entre sÃ. No es un problema judicial, sino polÃtico. El modo de manifestarte puede molestar, ¿pero por qué no discutimos cómo se implementa ese derecho a peticionar y, desde los sectores más pudientes, vemos si soportamos una sociedad con una marginalidad de este tipo o no la toleramos para nada? No es solamente la miseria, no es solamente un problema de los sectores afectados, sino del resto, porque te está marcando el tipo de sociedad que vas a tener.
-Además los propios piqueteros se ponÃan en ese lugar de quién está perturbando solo por el hecho de reclamar. "Pido disculpas por si molestamos", decÃa uno de ellos.
-Aquà se mezcla la autovictimización o la victimización por parte de otros, y la manipulación. Cuanto más pobres son esos sectores, más fácilmente rehenes resultan. Pero también son rehenes de una puja de poder, que a veces no es tan visible. Es muy llamativo que el reclamo haya aparecido tan cerca de las elecciones, con una provincia que no termina de atender la cuestión como corresponde. Y todos sabemos -marginados o no- que si querés conseguir algún beneficio en esta sociedad polÃtica, si estás cerca de las elecciones, es el momento indicado. Porque si no te dan el beneficio antes de las elecciones, no te lo dan más. La clase polÃtica ha funcionado asÃ, es la enseñanza que nos han dejado a todos. Incluso ahora se incrementa el conflicto en la sociedad argentina, esto no es casual. Y desde otros grupos se pueden aprovechar de los sectores mas necesitados, porque esa necesidad hace que el requerimiento aparezca enseguida como caballito de batalla en una puja que no es la que realmente ellos tienen. Ojo, no quiero plantear que los sectores que acamparon se hayan dejado manipular.
-Cuando la justicia ordenó el desalojo de la plaza, la justificación fueron los "excesos de todo marco de tolerancia dentro de un Estado democrático". Es decir, se puede tolerar que haya pobreza extrema, pero no se puede tolerar que esa pobreza se instale en una plaza céntrica. Es como si la pobreza y el cuidado del césped estuvieran al mismo nivel.
-Como no se plantean soluciones reales, se trata de evitar que el problema aflore tanto. Y esta es una sociedad que no está acostumbrada a discutir cómo articular los distintos derechos y si hay supremacÃa de uno sobre otro. Te encontrás con el que defiende el derecho de manifestar a rajatable y, a la inversa, el que quiere circular con su auto o que no lo molesten. Entonces hay que pensar cómo se da satisfacción al conjunto de los derechos de los ciudadanos, derechos que son divergentes; si hay que priorizar algo, qué se prioriza. Y esto excede el campo judicial, porque es una cuestión polÃtica y ética, estamos hablando del tipo de sociedad que queremos, una sociedad que sea más o menos inclusiva.
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