Que a Jacques Lacan se le ocurriera ponerse a trabajar en su Seminario (196061) el tema de la transferencia en psicoanálisis a medida que va leyendo El Banquete de Platón (385 a.C.) serÃa algo absolutamente asombroso si no fuera porque nos hemos acostumbrado.
¿Cuánto de lo que Lacan alcanzó a formular sobre la transferencia es devuelto al psicoanálisis sólo por su paso sobre un texto tan extranjero y tan lejano? ¿Y cuánto se va revelando mientras Lacan se detiene con gusto a darle vida a cada orador del Banquete? ¿Cuánto influenció en su elaboración y en episodios de su vida su inquietante fascinación por Sócrates? ¿Qué pudo haber sido el deseo de ese hombre?, expresa Lacan en un momento y, aunque no le escuchemos el tono, el énfasis del párrafo --abordando el deseo- le da volumen.
Es su entrada a la ubicación del deseo pero ya en el lugar del analista. Lacan habÃa publicado un primer escrito sobre el tema, Intervención sobre la transferencia (1950) y durante diez años sus planteos acerca de esta noción crucial fueron a través de la crÃtica sostenida al modo en que la entendió toda una generación de psicoanalistas (pero ¿cómo la entendÃa él?) después de Freud. Lacan fue tomando numerosas viñetas clÃnicas para mostrar cómo los errores en la intervención en la transferencia ponÃan en peligro la existencia misma del descubrimiento de Freud: el psicoanálisis --para él, no se trataba sólo de divergencias "técnicas"--. Luego de su lectura del Banquete, Lacan nunca más volvió a leer otros colegas como en aquella época en que se atrevió a cuestionar a los analistas, mientras despejaba nociones confundidas como resistencia, transferencia, defensa, lo imaginario, lo simbólico, la acción del analista. TodavÃa dará un paso más: articulará puntos de estructura psÃquica esenciales habiendo pasado por los fenómenos amorosos. Pero, ¿por qué el amor resulta clave para estructurar el psiquismo? Es otra de las preguntas que ha dado vida al presente libro.
La fantástica virtud de Lacan para resucitar los problemas más pertinentes a la clÃnica psicoanalÃtica en los lugares más insospechados, se parece a la de Freud, a quien también se le esclarece la posición del analista en la situación más paradojal: la emergencia resistencial del amor en el tratamiento psicoanalÃtico. ¿¡Cómo se les ocurrió conectar esos hechos!? ¿¡Por qué esos nexos no son un disparate!? Conectarlos hasta serÃa verosÃmil con una imaginación estimulada pero de ahà a que sean el instrumento que determinará la posición del analista en la transferencia, por familiar, no deja de ser, simplemente, increÃble. La intriga freudiana por la existencia de un amor genuino será la luz de un faro que todavÃa nos orienta, aunque no lo sepamos y, ya en el postmodernismo, ni siquiera creamos en el amor.
Y ¿qué tendrán que ver Platón y Lacan? El mismo Lacan nos dice en las primeras clases de su Seminario que, ahora, no andemos diciendo que él pregona el amor platónico. (Pero a partir de su lectura Lacan y Platón empiezan a tener que ver para nosotros sin que tuviera que importarnos la confusión de sus fronteras por temor a quedar "platonizados".) Lacan ironiza a cada paso nuestra dormidera mental, nuestra pérdida de osadÃa y espontaneidad para combinar de manera inusitada los ingredientes de nuestros hábitos psicoanalÃticos; nos alerta acerca de la ensoñación en la que estaba Platón y esa empresa suya que acabó fracasando. Pero si algo caracterizó a Lacan fue elevar el momento del fracaso a la de planteo revelador: llega a postular la cara del objeto, como objeto agalma, desde lo recorrido antes. Y es por el agalma que Lacan se da cuenta no sólo de qué quiere decir Freud con objeto parcial sino de que esto fue realmente fundamental, porque contenÃa la respuesta que Freud buscaba sin saberlo. Y es sólo a través de este objeto que Lacan plantea la neurosis de transferencia como la neurosis propia del fracaso del amor.
Acompañarlo mientras va leyendo El Banquete resulta inspirador, y no podrÃamos ya ahorrarnos todos los desvÃos en los que nos hace perder. El nos va asegurando que hacen al tema, que no nos hartemos; ya entenderemos que fueron necesarios: son los movimientos mismos de un proceso de análisis, con variantes de sustituciones donde la posibilidad de interpretación es diferida por cada relanzamiento dialéctico y vamos perdiendo los recursos (técnicos y conceptuales) que traÃamos para comprender.
*Psicoanalista. Psicóloga. Fragmento del libro El amante y sus metáforas. Una introducción a Lacan por la transferencia psicoanalÃtica. Una lectura de El banquete de Platón. Ganadora del Premio López Dabat al mejor trabajo de Investigación año 2000. Coeditora y redactora de la Revista de La Perra.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.