Ya por fuera de la práctica analÃtica, nos encontramos con los medios de comunicación de masas y sus efectos sobre el sujeto. Podemos decir que dichos medios están en la psique e intentan imponer sus fines.
Los medios masajean a la psique: la formatean. Esto ha sido ya anunciado hace cuatro décadas por Marshall McLuhan, y ha sido retomado en estos tiempos por Franco Berardi. Este señala el pasaje de la infósfera analógica a la digital, y los efectos que esto tiene para la psique. Resumidamente: la facultad crÃtica del sujeto se ve afectada al pasar de la escritura a la comunicación videoelectrónica, disminuyendo dramáticamente. Se vuelve muy difÃcil la discriminación entre verdad y falsedad de los enunciados. Los emisores transmiten a una velocidad sobrehumana, diferente a la pausa y lentitud de la lectura, no estando formateados de la misma manera los receptores humanos. AsÃ, lo que se transmite a través de los medios videoelectrónicos se vuelve intraducible. Porque la psique no puede ir más rápido que la materia fÃsica sobre la que se sostiene. Para Berardi estamos ingresando en una época de aceleración maquinal, posthumana.
En otros lugares hemos analizado los efectos que la aceleración de la velocidad produce en la psique. Por ejemplo, se puede leer Todos somos borderline, aceleración propiciada por la tecnologÃa digital, ligada a la aceleración del ritmo de producción y consumo capitalista. La destrucción del sentido y del afecto están entre sus consecuencias. Vemos asà las penosas, innovadoras e impredecibles consecuencias para el sujeto humano de su inmersión en medios que masajean/formatean a la psique de un modo inédito. (Ver de Franco Berardi: Infósfera social y patogénesis)
Sostiene Berardi: "Las grandes empresas, capaces de influir directamente sobre las formas de vida del lenguaje y de imaginación, suprimen las premisas del pensamiento crÃtico y las capacidades cognitivas mismas, que hacÃan posible el ejercicio del pensamiento libre". "La aceleración produce un salto antropológico, psÃquico y lingüÃstico. Las tecnologÃas de la mente no son propiedad común de todos los seres humanos, sino propiedad privada de unos pocos grupos económicos mundiales, extremadamente poderosos. Estos grupos se han vuelto capaces de canalizar la atención, el comportamiento, las expectativas, las elecciones de consumo y las elecciones polÃticas".
En la medida en que vivimos en sociedades de dominadores y dominados, la apropiación por parte de una minorÃa del poder conlleva la necesidad de imponer el magma de significaciones, para naturalizar su situación. Esto se realiza mediante ideologÃas (que gozan de buena salud, pese a los postulados posmodernos) que transmiten dicho magma a través de la instituciones de la sociedad, donde se realiza la socialización de la psique de los sujetos. Masajeados, formateados, hipnotizados por los medios (al respecto también escribió MarÃa Cristina Oleaga), éstos se han transformado junto con la economÃa en la institución central de nuestra sociedad. Deviniendo asà un nuevo animal mediático: medios digitales, que digitan a los sujetos de modo más eficaz que antaño. Nunca hubo tanta información y desinformación al mismo tiempo.
Volvemos, antes de finalizar, sobre lo señalado oportunamente: los medios de comunicación de masas (ahora expandidos a múltiples soportes digitales: Internet, teléfonos celulares, masividad en los medios digitales televisivos) transmiten las significaciones imaginarias sociales de una sociedad. Pero como la sociedad es un magma heterogéneo de significaciones, esas mismas instituciones contienen significaciones contrapuestas, o entran en contradicción entre sÃ. Es observable como --por lo menos en Argentina-- la institución educativa transmite significaciones que apuntan a la autonomÃa y que ello contradice lo transmitido por las instituciones religiosas. O que ella misma tiene significaciones contrapuestas.
Porque no todos los medios, ni la tecnologÃa están condenados a transmitir las significaciones que denominaremos dominantes. La tecnologÃa no es inocente, pero tampoco es fatal pensar que ella ensà moldea. Berardi mismo propone que los medios de comunicación actuales y su tecnologÃa deben ser puestos al servicio de la transmisión de valores ligados a significaciones que pertenecen al proyecto de autonomÃa.
Entonces: ¿el medio es el mensaje? Podemos decir que, en los medios, también está el mensaje que contiene los fines de una sociedad, lo que no es igual a decir que sean ellos mismos el mensaje, aunque indudablemente, cada tecnologÃa implica un cambio para el receptor.
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