"En algunas depresiones cÃclicas, en las modificaciones paranoicas leves y en la esquizofrenia, hemos conseguido resultados indudables mediante el análisis. Abraham es el que más ha avanzado por este camino con su explicación de las melancolÃas. Los psiquiatras no podrán resistirse por mucho tiempo a la fuerza probatoria de sus propias observaciones clÃnicas. En la psiquiatrÃa alemana tiene efecto actualmente una especie de penetración pacÃfica de los punto de vista analÃticos". En este fragmento de la autobiografÃa del 1924, Freud sintetiza lo que constituyó el despliegue de nuestro trayecto, en el cual expusimos algunas consideraciones sobre el estatuto de la relación entre la semiologÃa psiquiátrica de la psicosis manÃacodepresiva y la clÃnica psicoanalÃtica. Estatuto en el que afirmamos la ruptura y nos interrogamos por el contacto.
¿Es posible afirmar, junto con Lacan, que lo más seguro que tiene la clÃnica psicoanalÃtica se lo debe a la clÃnica psiquiátrica? Una de las cuestiones que pusimos sobre el tapete es la función del diagnóstico de estructura en la dirección de la cura, y otra fue el valor del signo que la clÃnica psiquiátrica desglosa y pone de manifiesto. Cuestión ésta que trabajamos en relación a lo que plantea Lacan en RadiofonÃa. "No venga a imaginarse por lo que he dicho del significante que el signo no es asunto mÃo. Pues como psicoanalista es el signo el que me advierte".
En lo que respecta a la concepción de la manÃa y la melancolÃa comentamos la concepción de un médico inglés del siglo XVII, Willis, quien en 1672, señaló por primera vez en el discurso médico entre ambas afecciones en las que indica "una afinidad Ãntima y secreta" que se constituye por una relación de oposición contraria.
En las postrimerÃas del siglo XVIII y el siglo XIX se opera la disyunción entre cuerpo y alma que constituyó el fundamento ontológico del discurso médicoteológico, que dará lugar a la reorganización de estas afecciones que a partir de ahora se encontrarán determinadas por la observación y la clasificación nosográfica que es solidaria de la conversión del loco en alienado mental recluido y segregado en el asilo, con lo cual pasa a ser asunto de la psiquiatrÃa.
Proceso que a su vez se encuentra articulado al desarrollo de las concepciones del lenguaje se lleva a cabo en el campo de la lingüÃstica a partir de la fonologÃa; estableciéndose asà un consenso por el cual el signo garantizará la correspondencia entre el pensamiento y la cosa pensada.
En lo referente al signo, hicimos especial hincapié en la "fuga de las ideas" en la manÃa y en el "autorreproche" en el acceso melancólico. Asà también pusimos en relieve la función del signo en psiquiatrÃa, en el cual, entre otras cuestiones, señalamos que conforman un cuadro nosográfico en el cual nada falta, salvo, claro está, la función enigmática de la mirada del observador y la subjetividad del llamado enfermo que deviene en la universalización de un "cuadro normativizado por la falla".
Al efectuar esta puntuación señalamos que, quizás, el interés que ésta pueda tener, radica en el hecho de que las reflexiones de Freud, de Lacan, de K. Abraham, de Melanie Klein, no en serie sino en disyunción a una historia y que la vÃa tal vez más fecunda no podrÃa ser aquella que opone la manÃa y la melancolÃa como contrarias; y que por otra parte, nos permitirá abrir la cuestión de la estructura, con lo cual el psicoanálisis se sitúa como punto de llegada, tal como lo vislumbró Freud, de la clÃnica psiquiátrica.
En lo que concierne a la manÃa y la melancolÃa, tanto Freud como Lacan no apuntaron necesariamente a la entidad nosográfica sino más bien a la determinación estructural que señala que aquello que la psiquiatrÃa logró aislar como signo o bien como envoltura formal del sÃntoma fracasó en la determinación del lugar del sujeto y del objeto con el que se dialectiza o se cristaliza ya sea el supuesto triunfo loco del manÃaco con el dolor de existir con el que el melancólico sucumbe, perdiéndose él mismo para no perder lo que nunca hubo ni tuvo.
* Psicoanalista. Dictante junto a Cristina de Biasi y de Silvia Szuman del Seminario Anual 2007 "Paranoia y Estructura".
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