Si bien aún queda una semana de balances para cerrar el año, el gobierno provincial y el de la Municipalidad de Rosario son tan nuevos que sólo les queda mirar hacia delante. Ambos continúan gestiones anteriores pero muy interiormente saben que toda nueva administración conlleva algo de inaugural, y que -como todos- querrán dejar su impronta para cuando les llegue el momento de alejarse del cargo. En ese tren, el gobernador Antonio Bonfatti y la intendenta Mónica Fein tienen fijado sus objetivos de mediano y largo plazo en dos temas institucionales tan importantes y relacionados entre sà como la reforma constitucional y la autonomÃa municipal.
La Constitución de Santa Fe cumple 50 años este 2012. Para algunos puede que no signifique mucho tiempo para una carta magna sobre todo cuando aún hay convencionales constituyentes de gran protagonismo en 1962, que permanecen vivos. Pero por otro lado, aquel paÃs de democracia jaqueada y grave crisis institucional es prácticamente un mundo distinto comparado con el de hoy, con otras seguridades polÃticas y jurÃdicas pero también con otras necesidades.
La primera cuestión es polÃtica y ya no se puede dilatar: No puede continuar Santa Fe siendo una provincia sin reelección para su gobernador. Es casi una necesidad, no para la clase polÃtica, sino para los santafesinos en su conjunto que merecemos tener la posibilidad de pedir, discutir y confirmar o rechazar polÃticas públicas estratégicas que vayan más allá del perÃodo de cuatro años.
Si bien 2012 es un año no electoral -de ahà también el entusiasmo de Bonfatti para impulsar ahora la necesidad de la reforma-, se puede fijar el lÃmite para el actual mandatario de buscar un nuevo mandato en 2015 y que la posibilidad de la reelección sea recién para el próximo gobernador. Pero esto sólo con el ánimo de "tranquilizar" a la oposición que se supone entiende que desde un Ejecutivo se tienen más posibilidades para buscar un nuevo mandato. Porque de todas maneras, si asà lo entienden los convencionales constituyentes, podrÃa incluirse al actual mandatario teniendo en cuenta que habrá otros tres años por delante para determinar si efectivamente la ciudadanÃa prefiere que el gobernador continúe en su cargo por otro perÃodo consecutivo.
Todo es posible si hay acuerdo polÃtico en declarar la necesidad de la reforma (se necesitan dos tercios de la Asamblea Legislativa) y se pueden consensuar los principales temas a incluir en el debate de los convencionales constituyentes.
Sobre los mandatos, y en el final del suyo, el ex gobernador Hermes Binner dejó planteado un punto de vista tan novedoso como polémico a la hora del debate por la reforma. Para Binner, si bien es importante discutir la posibilidad de la reelección para el gobernador, también resultarÃa fundamental limitar la reelección para cargos legislativos y algunos ejecutivos comunales. "No puede ser que haya en Santa Fe concejales, diputados provinciales, presidentes y miembros de comisiones comunales que hace más de 20 años que ocupan el mismo cargo. Más allá de que sean electos legÃtimamente, lo que se pone en juego allà es el verdadero espÃritu de la democracia que nos habla, precisamente, del valor de la renovación institucional y polÃtica", dijo Binner y dejó planteada una cuestión sumamente polémica. Además, hay que tener en cuenta que la elección de convencionales constituyentes -si bien es un comicio muy especial- tiene como en otras elecciones el condimento del triunfo polÃtico. Es decir, todos los partidos participantes querrán colocar la mayor cantidad posible de convencionales para influir en los tópicos de la reforma. ¿Quién con gran potencial electoral, sin cargo y con predicamento en su partido y en la provincia podrÃa encabezar la lista de convencionales constituyentes del socialismo aliado en el Frente Progresista? Sin dudas, el ex gobernador Binner. Anticipando de alguna manera lo que será su futura y casi segura participación como cabeza de lista de candidatos a diputados nacionales por Santa Fe en 2013. Ya ha dicho claramente que largó el bisturÃ, pero no su participación polÃtica. Dicho sea de paso, era casi una necesidad sincerarse y decir que ya no volverá a su profesión de médico que hace muchÃsimos años no ejerce.
En relación a tópicos menos polÃticos pero igualmente necesarios a la hora de discutir el sumario de la reforma, el tema del derecho de los consumidores es una cuestión absolutamente ausente en la Constitución reformada del '62. No habÃa -no podÃa haberlo por otra parte- un concepto tan claro del consumidor como figura social y jurÃdica con derechos especÃficos. Y en temas ambientales, si bien se incluyeron declaraciones de deseos más que otra cosa, no habÃa ni conciencia ni datos reales acerca de la amenaza que significa la vulneración permanente de las más elementales normas de convivencia medioambiental. No existÃa el glifosato para empezar, ni el boom de la soja, ni la escala agroindustrial con sus consecuencias al corto y largo plazo. Cincuenta años de la reforma pueden ser muchos o pocos, según se mire pero tendrán que buscar muchos argumentos para defender sus posturas aquellos que crean que no hay una necesidad concreta de cambiar la Constitución de Santa Fe.
AutonomÃa adentro o afuera
El socialismo ha tenido una posición ambigua respecto de la declaración de autonomÃa para los principales municipios santafesinos. Si bien se ha expresado desde siempre a favor de alcanzar esta autonomÃa y de lo que este proceso implicarÃa para una ciudad como Rosario, que gobierna desde 1989, en un momento se contradijo. Es recordado aquel episodio con el diputado Raúl Lamberto cuando se impulsaba desde la oposición la declaración de la autonomÃa municipal mediante una ley ante el entendimiento de que nunca habrÃa consenso polÃtico para incluirlo dentro de la reforma de la constitución provincial. Pero en ese momento, y por una picardÃa polÃtica recordada, el peronismo acepta impulsar la autonomÃa mediante la propuesta del socialismo. Lo desafió abiertamente incluso con paneles de debate en la ciudad de Rosario y en Santa Fe. Pero allà el PS advirtió que tendrÃa una autonomÃa de "menor calidad" por decirlo de alguna manera concreta. Desde ese momento se entendió que era necesario trabajar los consensos y obtener primero la declaración de la necesidad de la reforma y después incluir la autonomÃa en los cambios para la nueva carta magna provincial.
Y ahà sÃ, una vez alcanzada la autonomÃa municipal, Rosario deberÃa convocar a sus propios "constituyentes" para declarar su nueva Carta Orgánica. Comienzan otra vez los viejos debates acerca de la representación polÃtica, de cuántos concejales hacen falta, de si se pueden elegir la mitad por todo el territorio de la ciudad y a otra mitad dos o tres concejales por cada uno de los seis distritos municipales. Incluso, la autonomÃa puede ir de la mano de un proceso intenso de descentralización del poder, una dirección que no precisamente acuerda con la decisión de la nueva intendenta para que el Concejo le cediera sus facultades para fijar la tarifa del transporte público. Los nuevos jefes de distritos podrÃan resultar electos de un proceso comicial abierto en cada uno de los seis territorios en los que se divide la ciudad. ¿Qué resultarÃa de esa descentralización que posibilitarÃa que haya jefes de distritos opositores al gobierno municipal y con un caudal electoral y territorial propio? Son los desafÃos de las democracias modernas, de los amplios sentidos de las representación polÃtica. Es el futuro institucional que está más cerca de lo que muchos creen.
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