El intendente Miguel Lifschitz se metió de lleno en la campaña, minutos después de aceptar oficialmente ser candidato para un nuevo perÃodo en la ciudad. Fue en el congreso de su partido este fin de semana, donde a la hora de subir al estrado marcó la agenda de lo que cree y no se equivoca serán los puntos flacos en los que intentará hacer impacto la oposición.
La experiencia de la última elección para concejales, en 2005, le dio la pauta de que el tema de "las dos ciudades" volverá casi sin modificaciones para julio y setiembre de este año. "¿Acaso no hay dos argentinas también? La pobreza existe, claro que sÃ, pero somos de los que más hemos hecho para combatirla", disparó el socialista después de enumerar la polÃtica de salud pública, la proliferación de los centros Crecer, y otros proyectos de concresión efectiva en la periferia rosarina.
El transporte será otro de los caballitos de batalla del peronismo a la hora de llamar la atención sobre los fallos de la actual administración. Pero que éste sea uno de los principales temas de queja entre los usuarios del servicio, no quiere decir que el enojo se transforme inmediatamente en votos opositores. Allà Lifschitz dirá, cada vez que reciba la estocada; que es lo mejor que hasta ahora se pudo hacer y que su administración se puso al hombro más de un tercio de la flota porque si no, ni siquiera malo serÃa el transporte. Ni siquiera serÃa. Y también que ahora va por más con la empresa mixta y los nuevos recorridos para tratar de hacer eficiente el servicio. Como sea, los cambios no serán tan rápidos. Pero lo que la gente tendrÃa que suponer para que el problema fuera capitalizado polÃticamente por los opositores, serÃa que un gobierno peronista podrÃa hacerlo mejor y no que sólo que pueda ser vehÃculo de su queja.
El tema más reciente, de último momento se dirÃa, es el de la vivienda. Allà Lifschitz encontró la brecha para un discurso que pueda explicar el lento ritmo de construcción de unidades habitacionales sociales, uno de los grandes déficits de la ciudad. "Si la provincia utilizara los 200 millones del Plan Federal, como sucede en otras partes del paÃs, las cosas serÃan diferentes", dijo el intendente subrayando un concepto que surgió de una polémica de verano y que repitió en su mensaje en el Concejo para abrir el perÃodo de sesiones ordinarias.
Con todo, el discurso más importante en el Patio de la Madera no fue el del intendente, tampoco el del candidato a gobernador Hermes Binner (la verdad los presentes esperaban un poco más de profundidad en estas palabras). Tampoco el mensaje poético, alentador y sencillamente bello de su compañera de fórmula Griselda Tessio; el discurso más importante fue el del senador Rubén Giustiniani. Y no por contenido, dramatismo oratorio o anuncios trascendentes. El discurso de cierre del plenario socialista fue el más trascendente porque estuvo directamente dirigido a la militancia y a los militantes. Es decir, a la mÃstica de la polÃtica que es la que termina por mover los aparatos electorales y sustentar las gestiones. Fue el más importante porque, sin decirlo, estaba aludiendo a lo que hoy es la principal carencia del partido a vencer.
Basta con repasar las crónicas de lo que fue este sábado en Santa Fe el congreso del partido del gobierno. En una hora, los dirigentes acordaron un temario intrascendente e hicieron tÃmidos llamados a encolumnarse detrás de quien gane las primarias de julio. Con la foto del General atrás, la convocatoria resultó más parecida a una reunión de ex alumnos con ganas de irse a sus casas. Tantos años de Ley de Lemas dejaron este edulcorado presente peronista.
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