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Sábado, 30 de abril de 2016
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Apuntes sobre la relaci贸n entre el Estado y el sindicalismo argentino.

La huella imborrable de la historia

Ante una nueva conmemoraci贸n del d铆a de los trabajadores, la directora de la Escuela de Ciencia Pol铆tica de la UNR, Gabriela Benetti, desanda la compleja trama que envuelve al movimiento obrero argentino desde su g茅nesis.

Por Diego Angel Beccani
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Gabriela Benetti hizo su tesis doctoral sobre estado y sindicalismo durante el menemismo.

En el imaginario social parece dominar la idea de que el movimiento obrero tuvo su origen en la 茅poca peronista. Pero esa idea es errada: lo cierto es que hay que remontarse a mediados del siglo XIX para encontrar los primeros signos de vida del cooperativismo. En ese per铆odo, Argentina se incorpor贸 a la divisi贸n internacional del trabajo como pa铆s proveedor de materias primas, generando crecientes oportunidades laborales en las ciudades. De esta manera, "en la zonas urbanas se consolid贸 una capa de trabajadores, de origen mayoritariamente inmigratorio que luego se convertir铆a en la base social de las primeras organizaciones de trabajadores: en primer t茅rmino se conforman como entidades mutuales y posteriormente se transforman en verdaderas organizaciones de resistencia", explica Gabriela Benetti, directora de la Escuela de Ciencia Pol铆tica de la Universidad Nacional de Rosario y autora de una tesis doctoral que aborda el estudio de la relaci贸n entre el Estado y el sindicalismo argentino durante el gobierno menemista.

La profesora de la UNR hace hincapi茅 en el marco en que se gest贸 el movimiento obrero. En las 煤ltimas d茅cadas de ese siglo, puntualiza, la sociedad crec铆a a pasos agigantados pero de manera desordenada, en un contexto en el que hab铆a evidentes s铆ntomas de malestar social, especialmente entre los trabajadores, quienes eran sometidos a largas jornadas de trabajo. Salarios magros, falta de estabilidad, frecuentes accidentes laborales y precarias condiciones de vida eran moneda corriente en aquella 茅poca, lo que conjugaba un c贸ctel de irritabilidad.

El clima de malestar entre los sectores trabajadores era inocultable. Ni siquiera bajo el 谩nimo festivo por el Primer Centenario de la Revoluci贸n de Mayo en 1910 se logr贸 disimular el descontento social. Ante esta situaci贸n, afirma la polit贸loga, las clases dirigentes respondieron con medidas represivas tales como persecuci贸n, c谩rcel, expulsi贸n v铆a Ley de Residencia y de Defensa Social, pero tambi茅n integradoras como el proyecto de C贸digo de Trabajo en 1904 y la creaci贸n del Departamento Nacional del Trabajo en 1907". "En la mirada de la elite se combin贸 tanto la hostilidad como el temor al extranjero, considerando al inmigrante como un desagradecido y revoltoso", describe.

Impulsados por el fastidio generalizado y sumidos en un clima de zozobra, "las 'izquierdas' logran arraigarse en el mundo obrero: anarquistas, socialistas y, m谩s tarde, sindicalistas revolucionarios difunden sus ideas de transformaci贸n social en peri贸dicos y conferencias, dando forma y contenido a distintas clases de protesta y organizaci贸n a trav茅s de sindicatos y federaciones", ahonda Benetti, en alusi贸n a los primeros inmigrantes europeos que trajeron consigo la semilla del movimiento que pronto dar铆a sus frutos en todo el pa铆s.

Para la acad茅mica, el sindicalismo en Argentina goza de la particularidad de haber tenido lugar en un dise帽o de pa铆s que se mostraba generoso y abierto de parte de una 茅lite ilustrada, imbuida de valores liberales, conjugando aspectos institucionales del modelo europeo y del norteamericano, pero que al mismo tiempo era reticente a ceder cuotas de poder y control de lo p煤blico. "Se trataba de una clase dirigente con conductas fuertemente conservadoras", sostiene Benetti.

D茅cadas m谩s tarde, con la llegada de Juan Domingo Per贸n a la Secretar铆a de Trabajo y Previsi贸n en 1943 se produce un quiebre en la relaci贸n entre el Estado y el movimiento obrero. Seg煤n la investigadora de la UNR, ese cambio no encuentra respuesta en "la originalidad de las pol铆ticas" que llev贸 adelante Per贸n sino "en el nivel de institucionalizaci贸n que les dio: se sancionan derechos vinculados a la condici贸n laboral como la estabilidad, el salario m铆nimo, las vacaciones pagas y la jubilaci贸n, al tiempo que se institucionaliza la negociaci贸n colectiva".

Otro aspecto que no hay que pasar por alto, advierte, gira en torno "al cambio que se produce en las prioridades del modelo de industrializaci贸n sustitutiva" que se ven铆a desarrollando desde mediados de los a帽os treinta. "Mientras en la etapa previa se priorizaba la ganancia capitalista", bajo la impronta peronista "se puso el acento en un modelo de integraci贸n por el trabajo que supuso priorizar el mercado interno a trav茅s de pol铆ticas de redistribuci贸n y pleno empleo", subraya Benetti, para quien ese conjunto de medidas "consolid贸 las condiciones materiales para la emergencia de una ciudadan铆a social en armon铆a con los objetivos econ贸micos".

El movimiento sindical argentino cuenta con una singularidad poco replicable. En otros pa铆ses, estos colectivos de trabajadores se constituyeron como una herramienta de reclamo a la clase pol铆tica y a los sectores patronales. En Argentina, por su parte, se erigi贸 "una estructura sindical fuertemente centralizada y subordinada al Estado" con un dise帽o institucional que le asign贸 "un gran poder a las c煤pulas gremiales sobre los sindicatos locales" y les otorg贸 "una invalorable fuente de recursos econ贸micos" junto al manejo de las arcas de las obras sociales.

"Los sindicalistas, entre quienes predominaba la idea de evitar cuestionamientos a la propiedad privada de los medios de producci贸n, aceptaron el rol regulador del Estado en el marco de un nuevo arreglo institucional ventajoso para sus intereses, ya que a trav茅s de ese arreglo el Estado pr谩cticamente gestionaba los intereses de clase del sindicalismo mediante sus pol铆ticas", subraya Benetti.

De este modo, una vez consolidado el modelo gremial impulsado por Per贸n, el papel asignado al movimiento sindical se perfil贸 a incorporar a la clase trabajadora al Estado. "En un principio la relaci贸n fue de reciprocidad, pero con el tiempo esto se tradujo en una suerte de "estatalizaci贸n" del accionar sindical que fue perdiendo progresivamente niveles de autonom铆a, lo que tuvo efectos adversos para el desarrollo posterior de los trabajadores y sus organizaciones, dado que limit贸 su desarrollo, circunstancia que se evidenci贸 a partir del derrocamiento del Per贸n en 1955", concluye.

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