"Cuando supe que el Che habÃa muerto lloré". El General Harry Villegas, Héroe Nacional de Cuba, más conocido como Pombo, veterano de tres guerrillas, no tiene pudor en confesar su llanto cuando supo que habÃa muerto su jefe y amigo. Horas antes, en el programa Bien Temprano de Canal 5, me sorprendió su rápida respuesta cuando le pregunté cómo habÃa salido de Bolivia: "Peleando. Nosotros éramos seis, tres cubanos y tres bolivianos. Enfrente tenÃamos a cuatro mil soldados". Pombo estuvo en Rosario para participar en el Coloquio Che 83, organizado por la Universidad Nacional de Rosario y el Centro de Estudios Che Guevara. Lo acompañó en su viaje desde Cuba, el Comandante VÃctor Dreke, segundo jefe del contingente cubano en la guerrilla del Congo. Cuando asesinaron al Che, Dreke estaba en Guinea Bissau junto a AmÃlcar Cabral, luchando por la independencia del paÃs, entonces ocupado por el gobierno de Lisboa. Quedaron consternados por la muerte de Guevara y en su homenaje prometieron intensificar las batallas por la liberación de la colonia portuguesa. Prometieron y cumplieron.
Dialogar con ellos es pasar revista a los últimos cincuenta años de la polÃtica latinoamericana y mundial. Pombo es seguramente la fuente más importante para indagar cuestiones militares que atañen al Che. Lo acompañó en tres guerrillas: Sierra Maestra, Congo y Bolivia. A los 14 años subió a la montaña para luchar contra Batista. Cuando llegó triunfante a La Habana integrando la columna del Che, era el jefe de su escolta.
VÃctor Dreke, vio al Che por primera vez en la sierra de Escambray, cuando le revisó una herida de bala en el hombro y le pronosticó un pronto restablecimiento. En Africa, años después, lucharÃan juntos.
"Definitivamente no estoy de acuerdo con la valoración que hace el Che". Dreke no dudó, cuando le pregunté si la lucha en el Congo fue un fracaso, como dice el Che en su diario. Me adelantó que está trabajando sobre la misión internacionalista de los cubanos en Africa. "Quiero dejarte bien en claro que el Che no fue al Congo a esconderse. El que se esconde no pelea y una de nuestras discusiones constantes, era que él, como jefe, no debÃa exponerse tanto en los combates".
Pombo es un buen conversador, que se destaca por el carácter analÃtico y la profundidad de sus conceptos. Siempre recuerda que su Jefe decÃa que el guerrillero no es solamente un tira tiros. Cree que es una tonterÃa decir que el Che buscaba la muerte y está convencido que pudo salvarse, si hubiese privilegiado su situación personal, sin tener en cuenta en primer lugar a los compañeros heridos, a los enfermos y a los combatientes de otros paÃses latinoamericanos.
Cuando le pregunto si en Bolivia era posible un rescate del Che con tropas enviadas desde Cuba, me mira extrañado y subraya que ese planteo es posible, sólo si se ignora la situación real en que combatÃa la guerrilla boliviana.
Pombo y Dreke coinciden que el Che ejercÃa su liderazgo con el ejemplo. Nunca pedÃa a un subalterno, nada de lo que él no estaba dispuesto hacer. No terminan allà las coincidencias. Ambos valoran altamente la consigna de crear dos, tres Vietnam, para enfrentar al imperialismo, que el Che lanzó en 1967.
Pombo, cree que la guerrilla boliviana fue el Moncada de Latinoamérica y está convencido que el objetivo final del Che, era luchar en la Argentina. "Pero hay algo más. Cuando hablas de lucha de liberación continental, hablas de la Revolución Cubana, del Che y de Fidel".
Pombo llegó por primera vez a Rosario en 1996 para presentar su libro "Pombo, un hombre en la guerrilla del Che". En esa oportunidad, lo apabullaron con preguntas sobre las simpatÃas futbolÃsticas del Che. Estaba más cómodo respondiendo sobre la guerrilla. En presencia de Perico Pérez, un conocido fana canalla, Pombo me confesó que el Che nunca le habÃa hablado de fútbol.
Hubo después varios viajes. En 2008, se impactó con el recibimiento popular a la estatua del Che, un acontecimiento que compartimos a la orilla del Paraná. AllÃ, por primera vez, sintió que los rosarinos habÃan hecho suyo al Che.
Fueron tres dÃas de conversaciones. Nos dimos tiempo para hablar del argentino Ciro Bustos y de Regis Debray. Pombo cree que Bustos escribió "El Che quiere verte" para justificarse y que Debray, no fue todo lo justo con el Che, como el Che lo habÃa sido con él, cuando reconoció que el francés habÃa hablado demasiado pero subrayaba "hay que ver en que condiciones habló".
Para Dreke, fue su primera visita a Rosario. El dÃa de su partida conoció la casa natal del Che. De una jovialidad envidiable, dueños de una historia digna de escuchar, Pombo y Dreke, fueron distinguidos con un diploma en el Concejo Municipal. Se fueron de Rosario a Alta Gracia, otra de las ciudades en la ruta del Che. Allà los esperan con más preguntas sobre este rosarino ilustre, que el 14 de junio, hubiese cumplido 83 años. Ese rosarino llamado Che, que como dice Eduardo Galeano, tiene esta peligrosa costumbre de seguir naciendo.
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