"El trato a los abuelos es un desastre. A todos los lavan con el mismo jabón y se secan con la misma toalla"; "se abusa de los ansiolÃticos, se lo dan para evitar que a la noche molesten"; "en el lugar no habÃa servicios de emergencias o sea si alguno necesitaba ser atendido de emergencia no habÃa a quien llamar, salvo la dueña"; "el lugar es una mugre, allà estaban nuestros viejos". Los testimonios de este tipo abundan cada vez que personal de la Dirección de Inspección de la Municipalidad de Rosario llega a una casa donde se denuncia que funciona un geriátrico trucho. El control de los inspectores municipales detecta el mal estado de las viviendas que alojan a abuelas y abuelos y la falta de limpieza y del certificado de habilitación.
En el año 2003 la ciudad tenÃa once geriátricos habilitados, hoy cuenta con 96. En el camino fueron cerrados 45 por no cumplir con las normas y 19 terminaron denunciados ante juzgados de Faltas provinciales por violación de clausura. Los geriátricos clandestinos o "truchos" no dan más que casa y comida, mientras los legales deben incluir sistemas de control médico y contar con personal, infraestructura adecuada y alimentación controlada por nutricionistas.
Las irregularidades más comunes que se encuentran en las periódicas inspecciones son la falta de limpieza, elementos eléctricos sin seguridad, ausencia de salida de emergencia, de médicos a cargo y de enfermeras, ni servicios de emergenciass y el estado nutricional de los residentes no reune criterios de seguridad, salubridad e higiene.
Hay geriátricos para personas dependientes y semidependientes, otros con perfil hospitalario y los hogares para personas autoválidas, que en su mayorÃa no tienen un lugar estable donde vivir. Estos últimos dependen en su mayorÃa de los estados municipal y provincial. "Cuando encontramos un geriátrico clandestino, es decir que no cuenta con habilitación municipal, los propietarios tienen cinco dÃas hábiles para tramitar un certificado de habilitación bajo apercibimiento de clausura. Si no cumple se procede a la clausura y se trasladan las acciones al Tribunal de Faltas provincial", explicó el doctor Ricardo Carrillo, coordinador del Area Técnica de la Dirección de Inspecciones de la Municipalidad, quien aseguró que frecuentemente se efectúan inspecciones a los geriátricos habilitados y que se vuelve a constatar el estado de aquellos que en otro momento han sido cerrados.
El trabajo se realiza con tres grupos y sus respectivos inspectores. Uno se encarga de la inspección asistencial, que controla la existencia de las habilitaciones municipales y provinciales, las lÃneas generales de edificación, los profesionales a cargo con que cuenta el establecimiento, que tenga servicios de emergencias contratado, higiene y órden, nivel nutricional de los residentes, entre otros. Luego está la inspección técnica que verifica las condiciones estructurales del edificio, que cuenten con escaleras, ascensores -en caso de ser necesarios- y cartelerÃa reglamentaria; las instalaciones eléctricas, seguridad contra incendios, salidas de emergencias y estado de los sanitarios.
Por último se concreta una inspección asistencial para controlar el tipo de personal afectado al cuidado de los residentes, si son profesionales la matrÃcula correspondiente, las empresas encargadas de la desinfección y la responsable del retiro de residuos patológicos y el servicio de lavadero. Además si cuentan con cartilla de menú y el cumplimiento del mismo, tambien se realiza la constatación de la existencia de matafuegos y su vigencia. Cuando se produce una clausura se trabaja en conjunto con el Area de la Tercera Edad de Promoción Social. Las abuelas y los abuelos, que tienen familia, son llevados a sus domicilios y al resto es trasladado a otras residencias provistas por la Municipalidad.
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