Como si fuera una versión para los últimos años del Manual de zonceras argentinas, el periodista Alfredo Zaiat publicó EconomÃa a contramano, y en eso remite a don Arturo Jauretche. La referencia sólo hace sonreÃr al jefe de la sección EconomÃa en Página/12, pero dice que con este libro quiere desmitificar ciertos lugares comunes del discurso económico que han sido construidos e instalados de manera nada inocente. Lo explicará mejor mañana a las 19, en el foyer del teatro El CÃrculo, con entrada gratis, en la apertura de un ciclo sobre economÃa polÃtica que organizan el Sindicato de Prensa Rosario, Amsafé y CTA provincial y que continuará cada sábado hasta el 11 de mayo.
En diálogo con Rosario/12, el autor adelantó el trazo grueso de su segundo libro.
-¿Qué pretendiste al encarar EconomÃa a contramano?
-Mi objetivo es interpelar el saber convencional instalado en el sentido común del debate económico, que fue hegemonizado durante décadas por las ideas ortodoxas, más conocidas como neo liberales. La meta, además, es ampliar la posibilidad de participación de los interesados en el tema económico, en el debate, y no quedar en posición pasiva. La economÃa no es complicada sino que la explican y la exponen con terminologÃa técnica, cerrada, encriptada, que aleja a la población del saber económico. Y bien se sabe que quien cede el conocimiento queda muy limitado en la posibilidad de tener un pensamiento crÃtico.
-¿De ahà viene la tendencia de endiosar a los economistas como gurúes que traducen y predicen?
-Claro. Yo los llamo hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica; hablan con un lenguaje técnico que aparece como incomprensible, y lo es. Entonces imponen ese saber técnico, supuestamente neutral pero que es eminentemente polÃtico e ideológico. Y como lo que explican es complicado, hacen suponer que son ellos los que pueden dar las respuestas adecuadas a esa complejidad que ellos mismos presentan. Pero la verdad es que con un poco de esfuerzo, como en cualquier otra disciplina, cualquiera puede entender e intervenir en el debate económico.
-¿En eso los medios son responsables de vehiculizar ese discurso difÃcil, crÃptico?
-SÃ, los medios, el poder económico, porque estos denominados gurúes son voceros del poder económico y defienden sus intereses. Y los medios, mejor dicho, las grandes empresas dueñas de los medios de comunicación, son parte de ese poder económico.
-¿Por qué sostenés que la inflación es uno de esos mitos construidos por el discurso neoliberal?
-Es un capÃtulo del libro, y refiere tanto al pasado como al presente. La ortodoxia siempre sostuvo, y lo sigue haciendo, que los aumentos de precios se deben a desbordes monetarios, desbordes del gasto público o a una demanda excesiva de salarios. Y la verdad es que hoy los aumentos de precios en Argentina no están explicados por esta terna sino que hay otras fuentes de tensión inflacionaria como la puja distributiva, los cuellos de botella de sectores sensibles de la producción, por una estructura productiva desequilibrada, por aumento de los precios internacionales, porque se desajusta el tipo de cambio y por el abuso de su posición dominante que ejercen ciertos grupos concentrados.
-¿La recurrencia hacia el dólar se da en otros paÃses tanto como en Argentina?
-En el libro dedico un capÃtulo a tratar de explicar el proceso de cierto comportamiento de agentes económicos en la definición de tendencias en la economÃa argentina y con una caracterÃstica como la dolarización, endeudamiento y fuga de capitales, un proceso Ãntimamente vinculado.
-¿A qué te referÃs con cuando aludÃs a la "burguesÃa fallida"?
-Trato de problematizar la ausencia de una clase empresaria dinámica comprometida con el desarrollo nacional. Todo paÃs que tuvo y tiene un sendero de desarrollo importante ha contado con una burguesÃa dinámica y comprometida con ese desarrollo nacional. Lo que pasa es que Argentina, con los fugadores seriales de capitales que ha tenido, escindió ese destino. Al tener esa gente sus capitales en el exterior y no invertidos en el paÃs, que haya una devaluación, una crisis, que se vendan empresas, o destinar capitales a la compra de tierras o a la especulación financiera hace que su compromiso con el desarrollo nacional sea muy débil. Por eso hay una burguesÃa fallida, porque es una ausencia de un actor relevante para el desarrollo capitalista de los paÃses, en nuestro caso, Argentina.
-Esa indiferencia lleva a pensar en rasgos tÃpicos de la clase media.
-No toda la clase media, pero sà un sector, ha defendido históricamente intereses que no eran los propios, y terminó perjudicada por ello. En este esquema de burguesÃa fallida y clase media es importante hablar del rol del Estado, de una intervención eficiente, clara, profunda e intensa para poder compensar esta debilidad de un sujeto social relevante como lo es la burguesÃa, que incluye a la clase media.
-¿Cuál ha sido uno de esos momentos en los que la clase media defiende intereses ajenos?
-Un ejemplo reciente fue el conflicto del gobierno con el sector agropecuario por la resolución 125, o pensar que una devaluación es un sendero que puede llegar a favorecer a sus intereses, cuando en realidad, lo que provoca toda devaluación es un ajuste regresivo de los ingresos.
-¿Tu libro vendrÃa a ser un nuevo Manual de zonceras argentinas, y vos el Arturo Jauretche del siglo XXI?
-Lo que más me gusta de este libro es el tÃtulo: es ir a contramano de los saberes convencionales, de esas ideas instaladas como verdades absolutas que en realidad no lo son y que por lo tanto deben ser cuestionadas e interpeladas, y abiertas a un debate mucho más amplio del que existe.
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