La evaluación que hace el investigador de la UNR Adolfo Silveyra, luego del impacto de la técnica en los tambos, es que "visualizamos un problema que para el productor no era tal, ya que en las zonas productivas estaba naturalizado que un animal de siete u ocho años debÃa ir al matadero por falta de dimensión vertical de sus incisivos inferiores, y en otras zonas disÃmiles se refugaban a los doce o trece años". Y desde el punto de vista del productor "no se visualiza la necesidad de `boquear` -revisar la boca al ganado una vez al año al rodeo para planificar el sistema productivo, además de que con este examen odontológico se diagnostican patologÃas como periodontitis y gingivitis purulentas que por dolor o pérdida de piezas inhiben la masticación e impacta negativamente en la producción". Otro de los beneficios de la aplicación de la técnica es que se liberan hectáreas de pasturas debido a que no son ocupadas por terneras de reposición, lo cual permite aumentar el número de vientres en producción con la misma superficie; es decir, aumenta la producción de kilos de carne por hectáreas.
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