Director de arte (trabaj贸 para la pel铆cula Hoteles, de Aldo Paparella), encargado de vestuario en comerciales para televisi贸n, docente universitario en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y artista pl谩stico, Juan Miceli (Buenos Aires, 1971) ofrece su visi贸n de las artes espaciales, te帽ida por los diversos 谩mbitos que frecuenta. Sus esculturas parecen puestas en escena y sus instalaciones, majestuosos proyectos arquitect贸nicos inconclusos. Hay tambi茅n en sus trabajos un brillo agotador e insistente, como el de las pantallas.
Incluso la muestra, montada con la colaboraci贸n de Rub茅n Quiroga, se desdobla: en la primera sala del Espacio Wallrod, en el cada vez m谩s vivo barrio de Boedo, una especie de antol贸gica re煤ne obras bestiales exhibidas en Ave Porco, el Centro Cultural Recoleta, Una.Casa, Club Cultural Matienzo, El Sindicato y otros espacios de exposici贸n porte帽os. Como invitados a un c贸ctel en el lobby de un hotel arrasado por las llamas en el que s贸lo admitieran monstruos, esculturas de vidrio de botellas repletas de miniaturas, con formas humanas o animales, bailan su danza colectiva, reflejo deforme, alucinado (o mejorado) del ecosistema urbano. El brazo colgante de La mano que me da comer alimenta mi mundo, l铆vido, contiene dentaduras postizas, pistolas de juguete y la trayectoria amenazante de un gesto de diva.
En la segunda sala, m谩s chica, aparece lo nuevo: nueve obras conforman El triunfo de Delerium. Mientras que en la anterior era el vidrio, aqu铆 el pl谩stico, con su estigma de frivolidad y t贸xico, es el material favorito. Un imaginario de parroquia perversa y de jugueter铆a aberrante, de c贸mic y de psicotr贸picos (que evocan las pinturas de Ezequiel Garc铆a y los dibujos alocados de Marcelo Alzetta) orbita en torno al ojo cicl贸peo que domina el espacio de Wallrod. Pesadilla de basural, Miceli, pese a las declaraciones, es m谩s realista de lo que cree. En El triunfo de Delerium, las obras se alimentan de fracasos: marginalidad econ贸mica, rechazo de lo inarm贸nico y otros primores del statu quo. Insectos de cristal falso, sofisticadas modelos de autodefensa (Hydra, una de las mejores piezas), altares tan barrocos como mugrientos y escenograf铆as de cat谩strofes amigables intentan que el delirio se vuelva tierno. 驴Existe mejor tarea para el arte? S铆, por supuesto, pero 茅sta es una posibilidad que indaga el trabajo de Miceli. Una cantera, sin embargo, no est谩 explotada, y es la narraci贸n de historias con ese elenco de figuras que, como los espectadores, tienen todo para el drama y la comedia; permanecen en un estado de latencia, no act煤an. Esa potencia latente desata la tormenta en el ojo del espectador: una borrasca de funcionamientos an贸malos de las cosas, de venganzas del reciclado, de diferencias sexuales ilusorias (no por ilusorias menos efectivas) que responden, oblicuamente, a los antimanifiestos de Oscar Wilde: la pobreza tambi茅n puede ser lujosa.l
Miceli: the verybestia inaugur贸 el 6 de marzo (鈥渃on todo鈥, si se observan las fotos en la Web) y se puede visitar en el Espacio Wallrod, Carlos Calvo 3619, hasta el 6 de abril, de jueves a s谩bado de 18 a 22. Muestras sat茅lite: fotograf铆as de Paola Cicchini e Ingrid Barvarich. Fiesta de cierre: 10 de abril a partir de las 20. Pr贸xima exposici贸n: los so帽ados collages de Laura Mema. Para las visitas, conviene concertar cita a espaciowallrod@gmail.com
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