Festejar la independencia de la Patria nos obliga a fingir lo que somos o a hacer de lo que somos, por nuestro honor. El bueno de Lucien Febvre tiene un libro precioso (Honor y patria) donde habla de una pareja dram谩tica: la Patria y la Naci贸n. Dice que la palabra 鈥淧atria鈥 empez贸 a escribirse 鈥搉o dice a hablarse鈥 en el siglo XVlll. La Naci贸n es lo que empezaron a inventar los hombres de julio, pero a la Patria hay que inventarla siempre porque hay una patria de Echeverr铆a, pero tambi茅n una patria del general Videla que, en nombre de la Patria, fue c贸mplice de la desaparici贸n de 30.000 otros que tambi茅n hablaban de diversos modos de Patria, hay una patria en las piernas de Messi y otra en los stilettos de Cristina en Malvinas.
Y me gusta much铆simo un art铆culo de Alan Pauls que se llama 鈥淓logio del acento鈥 鈥撁﹍ me va a perdonar que haga un resumen un poco grosero鈥, donde propon铆a, a cambio de las m煤ltiples sucursales del aparato de la Patria (son sus t茅rminos) y el despotismo de sus vadem茅cum de lo propio 鈥損eronismo, tango, Borges, 2001, 鈥渘osotros venimos de los barcos鈥濃, apostar por las identidades oblicuas, indirectas, distantes. Y entonces suponiendo que la Patria sea la lengua, como se escucha decir a menudo, en lugar de poner los ejemplos de Noches cultas, eso que hac铆a Marcos Mundstock en Les Luthiers, una parodia de la voz engolada del locutor de las radios de m煤sica cl谩sica, Pauls elige el modelo Festival de la Canci贸n de San Remo o cualquiera de esos lugares. Y hace el elogio del acento como met谩fora de esa distancia brechtiana, involuntaria o ca铆da del cielo, elige ese enfantasmamiento de la lengua en los cantantes que pasaban por la Argentina durante los sesenta: Domenico Modugno, Charles Aznavour, Salvatore Adamo. Yo tambi茅n tengo la misma radio mental: las consonantes no pisadas, la e francesa, la r rul茅. Traducci贸n no era, puesto que uno de los m谩s c茅lebres traductores, importadores, productores y traductores de 茅poca, Ben Molar, no sab铆a ingl茅s. Despu茅s vino algo m谩s radical: que los cantantes argentinos tuvieran acento. Una amiga m铆a, Cecilia Absatz, dice: 鈥溌緿e qu茅 pa铆s es 茅se?鈥. Y se contesta sola. 鈥淒el pa铆s de Luis Aguil茅.鈥
Hacer una historia de la 鈥渉omosexualidad鈥 en la Argentina parece, a simple vista, intentar el registro de un plus para las lecturas progresistas dominantes 鈥搇as que establecen el eje en la clase social o la dupla imperialismo/antiimperialismo鈥, contribuir a la creaci贸n de una sucursal suburbana de la justicia. M茅dicos, maleantes y maricas, de Jorge Salessi, que fue la biblia rosa de muchos, muestra, contrariamente, que la existencia de una 鈥渉omosexualidad argentina鈥 no es s贸lo un efecto de la pol铆tica sino un sustento de su construcci贸n. Salessi relata c贸mo la sodom铆a, utilizada como met谩fora por los discursos maestros para representar a la barbarie, fue organizando categor铆as que se aplicaron luego para patologizar cualquier forma de insubordinaci贸n social y c贸mo, m谩s tarde, al comp谩s de la consolidaci贸n del Estado, el aparato m茅dico higienista pas贸 de la pol铆tica sanitaria a una pol铆tica a secas que con el justificativo de la 鈥渄efensa social鈥 diagram贸 la ciudad moderna en base a zonas excluidas y anatemizadas. M茅dicos, maleantes y maricas, al poner en evidencia la dimensi贸n fantasm谩tica de la pol铆tica, propone que el ser nacional, lejos de constituir un modelo edificante y altruista a tono con el ideario escolar, fue sustentado en una estructura paranoica donde 鈥揷omo bien se帽al贸 ya Hugo Vezzetti en La locura en la Argentina鈥 todo mito de pluralismo originario brilla por su ausencia.
Como el yo freudiano, el ser argentino es producto de la repulsa y exclusi贸n de toda diferencia 鈥揵谩rbaros, mujeres, homosexuales, inmigrantes, disidentes pol铆ticos鈥. Ser argentino es no ser puto, ni torta, ni trans, ni inter, ni extranjero, ni pobre, ni loco, ni mujer. Entonces nuestro 9 de Julio nos exige otra casita de Tucum谩n en donde festejar como 鈥淧atria鈥, el pa铆s de Luis Aguil茅, es decir, el que se corra de los iconos y de lo emblem谩tico.
Tomemos, para meternos en esa casita 鈥撀縮e acuerdan de los dioramas del Billiken?鈥, a dos que jugaron dentro de la lengua argentina, sac谩ndola o meti茅ndola qui茅n sabe d贸nde 鈥揺ntre otras, en el barro, los subt铆tulos y las revistas de la calle Corrientes y mezcl谩ndolas鈥: Manuel Puig y Copi.
Ellos son Patria aunque hayan vivido fuera del pa铆s, y aunque hayan escrito en otras lenguas, Copi casi siempre en franc茅s, Puig alguna vez en ingl茅s. A lo mejor eran tan Patria que no la necesitaban tener bajo los pies para sufrirla, deslenguarla, blasfemar contra ella, pero am谩ndola de esa manera torcida. En todo caso Puig y Copi ten铆an algo con el ser argentino.
驴Qu茅 hace Copi para cargar con una Patria? Copi copia los mitos argentinos con una estrategia; el esencialismo bufo. Su relato R铆o de la Plata constituye una suerte de fenomenolog铆a de ser nacional en donde la generalizaci贸n y el exceso vuelven irrisorio el clich茅. Seg煤n Copi, en Buenos Aires los 煤nicos cines en donde no se practica el sexo son los cineclubes. Los colectivos, ese transporte donde por lo general se viaja inc贸modo y hacinado, son verdaderas m谩quinas masturbatorias. Los pol铆ticos nacionales tienen forma de teta, y hombres y mujeres, que llevan en el cuello marcas de chupones, suelen copular con una ensordecedora expresividad verbal. Datos sociol贸gicos contradictorios con la afirmaci贸n de que la represi贸n sexual act煤a tanto sobre machos como sobre homosexuales, llev谩ndose la peor parte las mujeres. No puede dejar de llamar la atenci贸n el hecho de que en el p谩rrafo dedicado a la educaci贸n de los ni帽os Copi mencione a un Dieguito que, instalado en Par铆s, rompe ventanas jugando al f煤tbol, come un buey entero en cada almuerzo y extra帽a su kilo de dulce de leche diario (tiene de hijo al Diez).
Una estar铆a tentada de decir que la Patria de Puig es Hollywood si no fuera que estudi贸 para argentino: ya sea para El beso de la mujer ara帽a como para Pubis angelical, sobre todo mediante un artilugio important铆simo, no como garant铆a de una fidelidad al referente sino como ficcionalizador recargable: el grabador. Pienso en el Pozzi de Pubis angelical, tan testimonial, en cierto modo, que hace que uno se peronice ley茅ndolo: Pozzi no es montonero sino peronista de base 鈥揚uig tuvo que escuchar bastante en peronista, aunque sus cr铆ticos no lo reconocieran, entonces no fue un error de las Tres A amenazarlo porque lo asociaban al peronismo, alg煤n lector deb铆an tener.
Copi hace una Eva que en cambio s铆 tuvo malos lectores.
En el pr贸logo al primer tomo de las Obras Completas editado por Anagrama escrib铆: 鈥淟a primera pregunta que despierta el esc谩ndalo provocado por Eva Per贸n en los medios argentinos es 驴por qu茅 los mismos que dec铆an a trav茅s del mito que Evita era el verdadero macho de la pareja Per贸n-Evita, gritan 隆blasfemia! cuando es representada por un hombre? Encima un hombre que tiene el mismo nombre que un libro clave de la literatura argentina, Facundo, biograf铆a de Facundo Quiroga, el caudillo llamado a representar la prehistoria cl铆nica de la barbarie y el mismo apellido que el mayor cineasta del campo peronista: Armando Bo. 驴No les pareci贸 suficiente que Copi salvara a Eva de la muerte? Porque la Eva de Copi vive y quien la ve representada por un hombre sabe entonces que esa Eva no puede morir enferma de un 贸rgano que no tiene: la matriz鈥.
Dicen que escribir en Argentina es pagar una deuda con Borges.
Copi tira esa herencia y le hace una hija a Borges, Ra煤la, cuyo nombre feminiza el de su propio padre, Ra煤l Damonte Taborda, y ha sido procreada con una empleada de la limpieza de la Biblioteca Nacional, Mar铆a.
Lejos del Mart铆n Fierro, esa historia de gays tapados y a la intemperie, al escribir la obra de teatro El cachafaz, Copi reescribe el g茅nero gauchesco.
驴Qu茅 hace Puig con Borges? Puig dice que viene del cine: Borges es ciego.
Esa patria no cantada de Puig y Copi, si nos atenemos al g茅nero paralelo de mi 茅poca escolar, se refuerza por una especie de declaraci贸n de apariencia anticultural, no s贸lo contra lo escrito en la propia lengua, sino en las del mundo: Copi dice que no va al teatro ni al cine pero que lo hizo en los cincuenta. Es como si se hubiera apurado la cultura a fondo blanco de una vez y para siempre. Dice tambi茅n que no puede leer ni siquiera teatro, porque identifica (reconoce). La identidad es un problema para 茅l, un problema fecundo, y entonces reescribir铆a todo. Puig dice que en todo lo que lee, lee los problemas y se identifica, eso le impide leer (estos dichos han sido tomados de los reportajes de la Par铆s Review).
Es gracioso, en la pr谩ctica esos dos le dan un sentido menos c贸mico a una frase de Silvina Bullrich, vituperada escritora argentina que al lado de las simplezas del best-seller moderno habr铆a que rescatar 鈥搒i hoy se publicara Los burgueses tendr铆a un itinerario de culto鈥: 鈥淵o no leo, escribo鈥.
Hay algo en Puig y Copi ligado al o铆do. Puig estudia de o铆do a trav茅s de las grabaciones, con los militantes del exilio mexicano, con los psicoanalistas argentinos, Copi tiene en la memoria los morcilleos del teatro de revistas argentino, la resonancia de la lengua del humorista C茅sar Bruto (鈥溌di贸s negro!, no me ech茅s la culpa de nada y pens谩 que todo lo hago para que triunf茅s con una canci贸n en contra m铆a..., 隆ah, y apurate que te van a desalojar antes del 30!鈥). En las dos obras est谩 presente la lengua oral, su m煤sica, su estilo, sus ocurrencias, la Patria viva de los que pasan por nuestro lado.
La identidad para Puig y Copi est谩 puesta en duda. Los dos tuvieron una relaci贸n ir贸nica con la militancia gay pero tuvieron una relaci贸n. El hecho de que sus textos sean levantados por los links de militancia glttb contrasta con sus declaraciones desmitificadoras en torno del sexo, ese long seller: Puig dice que el sexo es banal, que carece de todo peso, que es s贸lo diversi贸n y juego. Copi dice que la homosexualidad est谩 cerca del deporte o del teatro porque hace familia.
Que Cort谩zar sea belga, Gardel uruguayo y consideremos a Gombrowitz, argentino, combina con tener como nuestros a estos dos que siempre se pusieron por afuera, en el pa铆s de Luis Aguil茅, es decir, en identificaciones oblicuas, indirectas, distantes. 隆Viva su patria!
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