1 Mis zapatillas y elementos de entrenamiento.
Todos los dĂas entreno con Sergio Parra. Entrenar es alinear el cuerpo, la mente y el alma. Cuando entreno no pienso en un trabajo solamente fĂsico sino en un trabajo completo, que me sirve tambiĂ©n para bajar del ritmo enloquecido de la ciudad. Soy una agradecida de la vida porque por suerte tengo una genĂ©tica que me acompaña. Yo hice toda la vida gimnasia artĂstica y siempre fui muy fuerte. De chiquita yo acompañaba a mi papá a la cochera porque cada tanto habĂa que cargar la baterĂa, entonces mi papá la sacaba y yo la llevaba caminando tres cuadras para que le dieran carga. Aunque todavĂa la persiana como deportista no se me bajĂł, ya estoy empezando a enseñar.
2 El mate.
Representa mis dĂas tomando mate con mi familia. Generalmente nos reunimos los domingos: mamá, papá, mi hermana Sonia, y a veces tambiĂ©n con Deby (DĂ©bora), mi hermana mayor. Mamá nos prepara la vianda y papá musicaliza con folclore. Ese dĂa uno acumula la energĂa que te tiene que durar toda la semana hasta el domingo siguiente. Papá y mamá ya están grandes y ahora ya tenemos mucha más conciencia del tiempo. Mi mamá nos llama “las grandulotas”.
3 El balde
El balde es indispensable en mi vida. Hace un año que estoy teniendo problemas con el depĂłsito de agua del inodoro. Se rebalsa el agua y chorrea toda la pared. Entonces cerrĂ© la llave de agua frĂa y me manejo con el balde. Ya fui a la ferreterĂa y me vendieron el flotante y todo lo demás, pero intentĂ© arreglarlo y no pude. Es un mecanismo muy antiguo y muy angosto, por lo tanto no hay espacio para meter la mano y arreglarlo bien. No quiero llamar a un plomero por dos razones: no me gusta que se metan en mi casa a hacer arreglos; y seguro me van a cobrar una fortuna. Yo pintĂ© todo el departamento: saquĂ© el empapelado horrible que tenĂa, enduĂ las paredes y pintĂ©. Pero con el baño no me pude dar maña. Ahora tendrĂa que conseguir un balde más grande, porque a veces necesito más agua.
4 Objetos que recibà por mi desempeño en levantamiento de pesas.
Todos estos objetos que se acumulan en la repisa representan recuerdos. Un billetito de algĂşn paĂs, algo que me afanĂ© de algĂşn hotel, algĂşn trofeo. EmpecĂ© a los 25 como levantadora de pesas, aunque siempre me gustaron los deportes de fuerza. Nadie pensaba que iba a poder competir porque además de haber empezado tarde, soy alta y eso no es bueno para las pesas. TerminĂ© clasificando para 3 Juegos OlĂmpicos: Sydney, Atenas y Beijing. La marca que hice en Beijing fue record panamericano. Además, están los prejuicios. La gente me decĂa “te vas a poner machona”. Yo estoy feliz de tener un cuerpo que no siga un canon de belleza estándar televisivo de teta, nariz y pĂłmulos.
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