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Domingo, 14 de diciembre de 2008
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BRASIL > Praia da Pipa y la ciudad de Natal

Tropical nordestino

Capital del estado de Río Grande do Norte, Natal es una típica ciudad nordestina, con playas, dunas y grandes resorts. Y 80 kilómetros hacia el sur está una de las playas de moda en Brasil: Praia da Pipa. Más allá de las posadas, hoteles y cabañas que brotaron en los últimos tiempos, sigue siendo una aldea que vive al ritmo de la vida de sus pescadores.

Por Julián Varsavsky
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La exuberante belleza de las playas que se despliegan en el nordeste brasileño.

Los nordestinos son en Brasil lo que los santiagueños para los argentinos. Un nordestino que descansaba desde hacía varios días en una hamaca entre dos palmeras le preguntó a su madre: “¿Mamá, tenemos suero antiofídico?”. “No –le respondió ella–. ¿Te picó una cobra?”

“No –dijo él–, pero allá a lo lejos la veo venir.”

A los argentinos en general les encantan los chistes de nordestinos y además se los toman bastante en serio, porque no bien ponen un pie en Brasil no piensan en otra cosa que en recostarse en una hamaca. Y para eso existe Praia da Pipa, donde la vida transcurre al ritmo de los pescadores que proveen pesca del día a los restaurantes. Hace unos 15 años era un pueblito desconocido que sólo figuraba en los mapas provinciales y nunca en uno nacional. Pero un día llegó un surfer y descubrió la combinación perfecta de un paraíso perdido entre la vegetación con una playa de grandes olas, y con otras tan calmas como una piscina. Detrás vinieron sus amigos y los amigos de los amigos; apareció la primera posada, la segunda y la tercera... y ahora Pipa es una de las playas más comentadas de Brasil, con lujosas posadas que no pierden el encanto de lo pequeño a la sombra de la mata atlántica.

Pipa está definitivamente de moda y en un constante cambio, por lo que no se sabe su alcance. Su esencia va cambiando pero no así su encanto, y su público es tan amplio que va desde hippies modernos muy bien vestidos hasta millonarios que llegan en helicóptero para alojarse en un lujoso spa. Y también hay hostels para mochileros y posadas sencillas más accesibles.

Cada habitación de las posadas suele tener una hamaca en el porche y están siempre a la sombra porque las protege una densa vegetación. Las calles suben y bajan, ya que el pueblo está construido sobre dunas. Y en los sofisticados restaurantes de la Avenida Baia dos Golfinhos reina un ambiente informal, donde los comensales cenan vestidos con ínfimas soleras o bermudas y ojotas.

En Pipa hay muchas actividades para hacer –andar en buggie por los médanos o cabalgar–, pero lo principal es ir a la playa. Y hay unas cuantas para elegir. Praia da Pipa es el nombre del pueblo y de una playa también conocida como Praia do Centro, más popular que otras por la comodidad de poder llegar caminando desde la mayoría de las posadas. Hay varios restaurantes y sus aguas son muy tranquilas, aunque no es por cierto la más bonita.

Unas vacaciones en Pipa no significa ir todos los días a la misma playa. Por el contrario, lo común es ir variando según el gusto de cada uno. A sólo 15 minutos a pie desde el centro del pueblo, en una bahía con forma de medialuna, está la Praia do Amor. Sus olas atraen a muchos surfistas y sobre la arena hay una barraca con bar y alquiler de sombrillas y reposeras.

Una de las playas más bonitas y agrestes es Ponta do Madeiro –a 3 km del pueblo–, ubicada al pie de un acantilado rojizo cubierto de vegetación, por donde se baja a la playa por una escalera de madera. Allí es muy común ver delfines saltando sobre las aguas bastante cerca de la costa.

CURIOSA NATAL A Praia da Pipa se llega desde la capital del Estado de Río Grande do Norte, llamada Natal porque los portugueses la fundaron el día de Navidad en 1599. En esa ciudad está el aeropuerto, y hay quienes se quedan unos días en Natal antes de ir a Praia da Pipa. Aunque debe quedar claro que en Natal, antes que pequeñas posadas como las de Pipa, hay grandes hoteles alineados junto a la playa, especialmente en el sector llamado Ponta do Madeiro.

Natal ofrece un acercamiento a una capital de estado nordestina, famosa en Brasil por su buen nivel de seguridad y rarezas tales como edificios art déco, una auténtica columna del Coliseo romano regalada por Mussolini y un extrañísimo árbol de castañas de cajú que figura en el Libro Guinnes de los Records como o maior cajueiro do mundo: crece de manera semi-rastrera, ocupa 8500 metros cuadrados y produce 80.000 castañas por año.

Un dato que llama mucho la atención es que Natal tuvo el curioso privilegio de ser el primer lugar de Brasil donde se tomó Coca-Cola regularmente. Y la historia tiene que ver con la Segunda Guerra Mundial. En 1941 el Departamento de Guerra de los Estados Unidos eligió el punto más oriental de Brasil –Natal– como sitio estratégico para instalar una base aérea que reabasteciera los aviones rumbo a los diferentes frentes de batalla en todo el mundo. La razón fue la equidistancia con Europa, Africa y los Estados Unidos. ¿Cuál es la relación entre esto y la Coca Cola? Simplemente que para abastecer a la tropa, en Natal se instaló la primera planta brasileña de Coca Cola.

Si bien las playas en la costa de Natal no son tan interesantes, hay otras más alejadas que sí son la típica playa paradisíaca brasileña. Es el caso de Genipabu, adonde se llega generalmente en buggie atravesando dunas gigantes a toda velocidad.

HUMOR NORDESTINO A lo largo de un viaje por el nordeste, las “piadas” (chistes) sobre nordestinos surgen casi a diario: A las tres de la tarde dos nordestinos estaban recostados a la sombra de un árbol al costado de una ruta, cuando pasó un auto a toda velocidad y dejó caer un billete de 100 reales. Pero cayó del otro lado de la ruta. Entonces uno de ellos le dijo al otro: “Mi amigo, si cambia el viento, nos hacemos el día”. Y siguieron recostados.

Pero en el festivo nordeste nadie está a salvo de las piadas, ni los argentinos: Dos porteños de vacaciones en Brasil se gastaron toda la plata en caipirinhas y no podían regresar. Así que tuvieron que salir a pedir. Uno se armó un speech sobre sus cuatro hijos, la falta de empleo y la mujer enferma. Y juntó 10 reales. Pero al final de la tarde se encontró con el otro, que había recaudado 5709 reales. “¿Pero cómo hiciste, asaltaste un negocio?”. “No, Carlitos, no; simplemente escribí en un cartón ‘¿Por favor me dé um real pra voltar pra Argentina?’”

DATOS UTILES

Cómo llegar: Desde Buenos Aires, hay vuelos a Natal vía San Pablo.

Tarifas: desde U$S 609 más impuestos en temporada alta. Desde Natal a Pipa son 87 kilómetros.

Alojamiento en Natal:

Alojamiento en Praia da Pipa

Excursiones: Un paseo en buggy de día completo desde Natal visitando las dunas de la playa de Genipabú cuesta U$S 182 por persona.

Más información: Embajada de Brasil en Buenos Aires. Cerrito 1350. Tel.: 4515-2421. E-mail: [email protected] Sitio web: www.brasil.org.ar

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