Antes de la sentencia, los jueces escucharon las últimas palabras de Bustos, quien se defendió asegurando que "mis manos están limpias" y sostuvo que su función se limitaba a ser "simples informantes de los militares". "Nosotros también la pasamos mal en esa época", se excusó el expolicía y justificó su accionar: "Tuvimos que ponernos muy rígidos hasta con quienes eran nuestros vecinos de la zona".
Además, Bustos negó haber efectuado "operativos con el Ejército" y puntualizó que "para el Ejército, nosotros éramos simples informantes". En tanto, Bianchero rechazó la posibilidad de decir sus últimas palabras.
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