Augusto De Bernardi tiene 21 años, estudia Derecho en la UBA y es nieto de un coronel retirado condenado por crímenes de lesa humanidad. A los 15 años se enteró de que su abuelo había participado en el secuestro y desaparición de un militante. Vio el testimonio de la madre del joven en un video de la audiencia del juicio. “Fue un baldazo de agua fría. En ese momento algo empezó a resonar en mí”, contó en diálogo con la AM750. Fue a verlo en la cárcel y le preguntó qué había hecho durante la dictadura: “No me pudo responder nada, simplemente me miró, hubo unos minutos de silencio, y en esa mirada recibí las respuestas que necesitaba. Pude ver el odio y la deshumanización. Fue ahí cuando me cayó la ficha y dije: ‘yo no quiero replicar esa mirada’”. Ahora Augusto es uno de los nietos y nietas que se integró al colectivo de Historias Desobedientes y aportó su testimonio a la campaña “Ser familiar de un genocida no te hace cómplice”, una propuesta de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.