“Insistimos en la urgencia de aprobar una ley nacional...”, decía el jefe de Gabinete de Ministros de la Ciudad de Buenos Aires, Néstor Grindetti, en el cierre de su segundo informe de gestión ante la Legislatura porteña. Hasta que se quedó sin certezas. “Me falta un cacho de discurso”, se quejó, mientras buscaba atónito entre los papeles que tenía sobre el estrado del Palacio Legislativo. “Me faltó una hoja”, insistió mirando a sus asesores antes de calificar el momento por el que estaba pasando: “¡Papelón!”. “Qué desastre... lo voy a matar”, dijo sin hacer referencia al responsable de su mal momento. Pocos segundos después, un asistente le alcanzó la última hoja para finalizar su intervención.