Se hacen llamar “los buenos vecinos”. Desde hace varias semanas, este grupo ha intensificado la violencia contra las trabajadoras sexuales en el barrio de Constitución. El acoso está dirigido por dos hombres: Cesar Ferreiro Estévez, líder vecinal de la zona, y el comisario Sergio Gigena, en funciones desde principio de este año como jefe de la Comisaría 1C de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Pero con las putas no se jode, habían advertido ellas desde hace rato.

El pasado 1° de mayo, había calma de feriado en casi todo el barrio. Pero no en la calle en donde vive Ferreiro. Ese día, temprano, una veintena de mujeres se reunió frente a su casa. “¡Putas sí, yuta no!”. Megáfonos y cacerolas en mano, organizaron el escrache contra quien las hostiga. “¡Siempre con las putas, nunca con la yuta!”. Al poco rato, como era de esperar, llegó la policía. Entonces, ellas movieron el escrache, pero hasta el frente de la comisaría 1C. “¡Las putas también somos vecinas!”.

Ferreiro lleva varias semanas persiguiéndolas y grabándolas en sus jornadas de trabajo, denuncia Georgina Orellano, secretaria general de la Asociación Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar). Les ha atacado con gas pimienta y les ha amenazado con otros actos de violencia. Lanzarles agua hirviendo, por ejemplo. “Hace tiempo que había dejado de pasar este nivel de violencia, pero han afinado el ataque contra las compañeras para que no puedan trabajar”, explica Orellano.

“Los buenos vecinos” promocionan su accionar como una defensa del barrio en la cuenta de Instagram @vecinosdeconstitucion. Dicen que luchan contra el narcotráfico. Con música de David Gueta de fondo, publican reels con fotos de las trabajadoras sexuales durante sus jornadas. Y de los operativos policiales impulsados por sus denuncias. “La policía aparece siempre, revisan a las compañeras en los espacios públicos y les roban el dinero” cuenta Orellano. “Ni siquiera notifican de qué comisaría vienen o por qué las requisan”.

"Hace tiempo que había dejado de pasar este nivel de violencia, pero han afinado el ataque contra las compañeras para que no puedan trabajar", dice Georgina Orellano. Foto: Sebastián Freire. 


La alianza de la policía y los vecinos del bien

Es irregular que una cuenta en instagram no oficial publique fotos de los operativos. Las imágenes son captadas por los mismos funcionarios, han corroborado desde Ammar. Pero la alianza entre “los buenos vecinos” y la policía consiente la distribución de este material sensible. En algunas aparecen los rostros de las personas detenidas y en otras, hasta posan los funcionarios. AMMAR había presentado el año pasado una denuncia ante el Ministerio Público de la Defensa y se detuvo momentáneamente la publicación de este material. Pero con los cambios en la comisaría ha vuelto a pasar.

“Una horda de trans atacaron la casa de uno de nuestros vecinos”, se quejaron en su cuenta los “buenos vecinos” luego del escrache. “El barrio es de la gente buena, trabajadora”.

La cuenta, de más de 20 mil seguidores, está repleta de mensajes xenófobos: “Hasta cuándo vamos a aceptar que extranjeros vengan a nuestro barrio… a hacer mugre”. También le claman a Jorge Macri que cumpla su palabra de desalojar a las personas en situación de calle. Se quejan, por ejemplo, de quienes van a comedores populares y se “instalan” en las veredas. Denuncian los robos en la zona, pero celebran el trabajo de Gigena: “¡Nuestro comisario en acción, muchas gracias!”, han publicado varias veces.

La Ammar registró el año pasado a cerca de 220 trabajadoras sexuales en Constitución. El 60 por ciento de ellas son mujeres trans y muchas de ellas son migrantes. Pero, sobre todo, destacan un dato: del total, 200 son vecinas del barrio. Viven y trabajan en Constitución.

“No somos delincuentes, pertenecemos acá, ¡no nos pueden sacar!”, dice Jazmin. A principios de abril, ella estaba paseando con sus perras, como hace todos los domingos. “Para mí es un momento muy importante. Es el único momento en el camino por el barrio y no estoy trabajando”. En algún momento de su paseo, se dio cuenta que alguien la estaba grabando. E hizo lo que todes haríamos si nos damos cuenta que alguien nos está grabando sin nuestro permiso.

“Le encaré y le dije que dejara de filmar. Que dejara de acosarme. Y que si no lo hacía, le iba a dar un bife”, cuenta Jazmin. Cuenta que quien estaba grabando era Ferreiro. Así que pasó lo de siempre: llegó la policía casi de inmediato. Los efectivos le hicieron firmar un acta por amenaza de agresión en contra de Ferreiro. “Él me acosa y la policía viene en contra mía. Nos tratan como delincuentes”.

Juntas y organizadas

Orellano se ha reunido con Ferreiro y con el comisario Gigena, pero explica que no hay posibilidad de diálogo. “La respuesta que hemos recibido es que ellos son ciudadanos de bien”, dice. “Construyen y potencian un discurso que asegura que los vecinos de bien merecen vivir en el barrio y los ciudadanos del mal tienen que ser expulsados”.

Ammar se plantea gestionar una denuncia colectiva. “No podemos permitirlo. Persiguen a las compañeras para que no puedan trabajar. Y muchas de ellas, actualmente, tienen que escoger entre pagar la habitación o comer”, remarca Orellano. Están pidiendo el apoyo de otros concejales y organizaciones.

Ellas insisten en que Constitución también es suyo. “Nosotras mandamos a nuestros hijos a la escuela del barrio, compramos en el barrio, sufrimos la inseguridad del barrio”. Y que no están solas, que son muchas y están organizadas. “A cualquier vecino que nos quiera amedrentar, echarnos gas pimienta o agua, sepa esto: se van a encontrar afuera de su casa con una juntada de putas, señalándoles, dejándoles en claro que no lo vamos a permitir. No vamos a permitir que la crueldad prenda en nuestras calles y contra nosotras”