Llamarse Juan Lopez es como llamarse A1, la banda que tenía María Gabriela Epumer. Una exigencia extra para diferenciarse en la sobreoferta de artistas; una determinación de no contaminar su identidad con signos aleatorios de teclado; un nombre artístico que, en este caso, se mantiene inalterado al de nacimiento, pero que puede abreviarse como Juanló (pronunciado así, aunque se escriba sin tilde). Escondido queda su Gabriel intermedio, que recuerda al divo mexicano. Entonces, Juan Lopez es apenas un marco, un nombre simple y sobre-registrado en documentos, que le brinda espacio para contar su historia.

CULIADO, su tercer disco, forma parte de una serie de álbumes que aparecieron estos últimos años y vienen con una idea clara: la del territorio. Nacido y criado en Córdoba, hace tres años JL se mudó para trabajar a Buenos Aires, una distancia que acorte los pasos siguientes con su música. De hecho, planea algunas fechas en Córdoba y Rosario, pero para eso los "culiados" deberán esperar. El disco se presentará por primera vez este sábado 11/5 en el Festival Ranchear, en Donáto Álvarez y Paz Soldán. Gratis.

Aunque no pueda viajar seguido, su conexión con su provincia se mantiene inalterada. Entre tanto artista diseñado exclusivamente para exportarse, JL ni se asoma por Migraciones como tampoco lo hacen el temible Doly Flackko (ni en Hotel Patagonia ni en Piola Vago), Dirty Locche & Tati lamentando a las peloduro y las rochas que le embadurnan los pensamientos, o el 341 de los santafesinos Caliope Family.

"Siento que de a poco está creciendo un sentimiento de nacionalidad, y de repente hay artistas que conmemoran el hecho de ser argentinos. No digo que estuviese perdido, pero a partir de todo lo que pasó con la música urbana y el reggaeton, se popularizó la idea de que Latinoamérica es Puerto Rico, como si de México para abajo fuese todo lo mismo. Son todos full Miami, y hay más cosas y más cultura aparte de eso", propone. Una reflexión que sin dudas se encuentra en las letras. Para pruebas, un recorte de PAHPAHPAH: "Los tienen encerrados, el mainstream está lleno de topos/ Tengo un kilo de pipa para esos loros/ Digo palabras prohibidas/ Guitarra de Lolo".

SHAKE IT es el tema que abre el disco, una canción cargada de nostalgia que supone una transición de la ternura a la euforia. La historia que Juan decide contar vuelve a su época graffitera, una de batir aerosoles y pasar horas imaginando cómo personalizar paredes. Ese tema inicial fue primero pensado como single, e incluso estaba la idea de sumar otra voz invitada, pero apareció el archivo para potenciar el relato.

En 2012, un Juan niño fue entrevistado para un canal llamado Marcando calle, para contar sus intereses dentro de la disciplina. "Me gusta deformar las letras y pintar con muchos colores"; "Me pongo a bocetar ese mismo día; hago dos, el que más me guste es el que termino haciendo"; "Cuanto pintás te olvidás de todo, sólo estás pensando en que quede una buena pieza". Escucharlo hablar de bombas y estilos es de una ternura que guarda coherencia con su yo actual, uno perfumado que pide medialunas y ríe seguido. Juan ya duplicó prácticamente su edad desde que se grabó ese clip, pero sus métodos de trabajo actuales se parecen bastante.

Podría decirse que tres sentimientos se repiten en la narrativa de los artistas nacidos a fines de los '90 en Argentina. Cada uno a su manera, pero el humor, el amor y la rabia se reconocen con claridad. CULIADO recorre todas las pistas emocionales con cambios rotundos. Después de introducirnos en una infancia calma, la distorsión abre paso en PRIMO, una trompada en la cara que impacta por partida triple. Allí se suben Ill Quentin y el santacruceño Doly Flackko. "Ese tema tuvo muchos cambios, tenía otro ritmo. Estaba la parte de Quentin y queríamos que entre Doly, pero en esa primera versión a él no le convencía lo que había hecho", arranca Lopez.

"Probé otra instrumental y se las pasé a los chicos, pero cuando me grabé no me gustó. Me puse a escuchar todo el disco, prestando atención a lo que pasa en general con el segundo tema en los discos. Y llegué a la conclusión de que tenía que ser increíble. Entonces seguí trabajando, hice otra instrumental y armé un verso basado en una vez cuando fuimos a pintar y nos sacaron corriendo un montón de personas. Empieza por ahí, después es como una película que quise hacer. Quentin era perfecto para las voces de esa parte y Doly tenía que entrar sí o sí. Al principio, el tema tenía un ritmo más trap, más Detroit, y después quedó con una base más rock, stoner."

CULIADO fue un mix, un ir y venir entre temas viejos y nuevos. La idea surgió en 2023, y el título apareció luego. Iba a ser otro proyecto y acabó transformado en una especie de guía cronológica con lo que quería contar. Tenía muchos temas y en base a cómo funcionaban armó un setlist, pero no lo representaban. "Empecé de nuevo, pensando cosas que tengan que ver más conmigo, que cuenten mi vida. Tomé un par de temas de ese anterior proyecto y me puse a buscar la conexión dentro del disco. Y una de las primeras cosas que se me ocurrieron fue el nombre: necesitaba algo que llamara la atención y tuviera sentido."

Algo como la versión noroeste del boludo, ese CULIADO con mayúsculas y una "d" marcada visten a este Juan divertido que no pierde localidad en su decisión artística. Si bien la expresión que titula al disco es compartido por todo el NOA, el regionalismo adopta otras formas según la zona. Así, por ejemplo, los tucumanos se comen la d. "Tampoco sé cuánto la pronuncio, me preguntaron por qué no le ponía culiao, pero me sentiría medio chanta de querer robar su manera."

En 2019, en una encuesta armada por el diario La Voz, la palabra culiado fue elegida como la más representativa de los cordobeses. Con el tiempo pasó de la agresión al modo cariñoso para referirse a un par y, por más que cada lugar moldee según preferencia, el dominio de la cuna del cuarteto es absoluto. Lo asume este disco: "Culiado no, culiadazo".

De hecho, el audio de ESO ES UN PROBLEMA?, grabado por un amigo suyo, empieza así: "Cada vez que te ponés de novio con una pinchuda hacés lo mismo, culiado". Cuatro temas van y ya en la atmósfera se adivina la jarra de pritiado y el aroma a criollos. Dan ganas de apropiarse con cariño de palabras autóctonas como guaso o tunuda. "Mi amigo vivió siempre en el interior y es lo más cordobés que hay. Necesitaba que participe gente de donde vengo, por eso también lo mezcló Bernardo Ferrón -parte de la banda Telescopios- que es de allá, y en el mix estuvo Rubén Ordóñez."

Foto: Cecilia Salas

CULIADO divierte aunque sin intenciones de hacerlo. Ese tono le valió de críticas buenas y también negativas, argumentando que por momentos se vuelve bizarro, o raro. "Eso es lo que quería lograr. A veces se piensa que no se pueden mezclar las dos cosas. Igual lo humorístico salió natural, no pretendía hacer un disco gracioso, excepto con CUACK, que forma parte de la primera mitad y representa el momento de mi infancia, ese boludeo."

La inocencia orbita en la portada, donde el protagonista sonríe luego de haber sido atrapado, con una expresión que se adivina, pese a que, por la toma, sus dientes apenas llegan a verse. Fondo celeste y el rojo que emana del tatuaje. Una sonrisa con el mismo efecto del contenido que presenta: adictivo y cálido. La simpatía de alguien capaz de anular toda chance de represalia.

Juan es joven y sus mañas todavía más. Dice que para algunas cosas es "vintage", porque usa YouTube -no Music, sino la plataforma común de video- para conocer música nueva. En ocasiones le da bola a los discos, pero tiene muy interiorizado YouTube. "Cuando escucho mucho a un artista busco lo relacionado, o artistas más chicos, voy escarbando. Estoy mucho tiempo buscando y me frustro, por momentos, porque no me gusta nada. De pronto aparece algo en el inicio de YouTube y me encanta. Pero no suelo escuchar discos de entrada, suelo entrar por canciones sueltas."

Los ecos sonoros del disco son sutiles. Paris Texas es la primera inspiración citada, pero también están los clásicos, donde Juan vuelve a lo que escuchaba de chico: temas de Foo Fighters, QOTSA, Slipknot o hasta bandas más indie, como The Drums. "Trato de evitar las obsesiones porque después me dejan de gustar. Esta época la vinculo con la posibilidad de reencontrarme con la música que me marcó y hace que sea lo que soy hoy."

Su consumo moderado de discos completos no condiciona, no obstante, el valor que le otorga al hecho de componer una obra: "Hacer un disco que me represente como artista es necesario porque siento que hay cosas sueltas que me gustan y no son parte de un disco, y si tuvieran ese marco me hubiesen encantado. Ésa es la contra de tener un single. Tener buenas canciones en un álbum te da un contexto mucho más grande. La gente te pide que hagas discos."

"Recuerdo la primera canción de Salad Days de Mac DeMarco y darme cuenta de que tenía que ponerlo entero. Y con CULIADO busqué eso: un disco que sea el inicio de algo más grande, un gran disco. Me concentré en hacer una obra de arte, que me haga sentir realizado. Hace un montón de años que hago música y si no hacía algo que marque un antes y después era un vago".

Con 38 minutos de duración, CULIADO alcanza a convidar retrofilia, con la postal de otra época donde era posible pasar las tardes pensando en salir a pintar, luego romper y estar listo para escapar en malón, reírse de uno y del absurdo con que se mira en la infancia. También hay sexo y amor, como toda pieza biográfica. Y sí: de hacerle honor al título del álbum, hay que hacerlo en todas sus acepciones.


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