Como siempre en política, los acontecimientos se presentan brumosos por su carácter contradictorio al interior de cada fuerza, y por los antagonismos con sus opuestos ideológicos representantes de otros intereses económicos. La sobre información, inficionada por una fuerte carga de parcialidad propagandística, contribuye a generar esa sensación de caos; en la que inevitablemente se impondría la lógica cultural de los núcleos dominantes y su supuesta capacidad infinita de modelar los acontecimientos. Sin embargo, si colocamos el foco en determinar el rasgo dominante de la coyuntura desde una perspectiva procesual, veremos que la clave del momento está dada por el fuerte crecimiento y ampliación política de las luchas del pueblo en defensa de sus intereses específicos y del sistema democrático, tanto de sus valores y tradiciones, como de las instituciones. 

Los hitos más trascendentes son clarísimos. En una primera fase, la temprana marcha multitudinaria en todo el país del 24 de enero, la continuidad de paros y movilizaciones de los gremios en defensa de las paritarias y sus salarios y la convocatoria de los movimientos sociales por resguardarse de las políticas anti Estado que colocan a millones de personas humildes frente al drama del hambre. En marzo se potenció la presencia en las plazas y calles de cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas conmemorando el Día Internacional de la Mujer trabajadora, y con el millón de manifestantes en todo el país en defensa de las ideas ya profundamente arraigadas en nuestro pueblo de Memoria, Verdad y Justicia. La histórica manifestación de las universidades, profesores, graduados, profesionales a la que se sumó toda la comunidad educativa y sus respectivas organizaciones gremiales, marca un nuevo momento de las luchas contra el plan destructivo de la educación pública por parte de una ultraderecha desenfrenada. 

La lectura de un acontecimiento tan trascendente debe ponderar otro rasgo valioso: concurrieron a la convocatoria en todas las plazas de nuestra geografía los más diversos sectores políticos, y las distintas tradiciones e identidades de la vida universitaria, privilegiando la amplitud y la unión, frente a una agresión que se propone la liquidación del sistema público en todos sus niveles. Su proyecto de refundar la patria libertaria necesita imprescindiblemente negar y arrasar con todo el sistema institucional y de valores construidos a lo largo de un siglo y medio. 

Resuenan los mojones memorables de nuestra historia que construyeron la educación pública, gratuita y obligatoria, determinante en la conformación de nuestra nación democrática: la Ley 1.420 inspirada por Sarmiento, los reformistas del 18, la gratuidad universitaria del peronismo, los científicos, docentes y estudiantes del progresismo democrático apaleados en la Noche de los Bastones Largos, y “los obreros y estudiantes unidos adelante” del Cordobazo. 

En paralelo, el Presidente continuó con su plan de “ajuste doloroso” y su proyecto hacia el Pacto de Mayo “en la docta”, con el cual se propone consagrar para los tiempos sus ideas ultracapitalistas inspiradas en el neoliberalismo de prosapia austríaca. En ese devenir, Milei afirmó que en Argentina existe una “economía híper socialista”. Da por sentado que, siguiendo las ideas socialistas; los medios de producción están en poder del sistema estatal, de sindicatos, cooperativas o de organizaciones obreras y campesinas. Lo paradójico de tamaño dislate, es que los verdaderos dueños de los principales sectores de la economía argentina estaban sentados frente a él, en el aristocrático Llao Llao. Esos señores, son justamente la crema de las corporaciones locales, los líderes de los grandes oligopolios, que desde sus sociedades anónimas ejercen el dominio de la producción de bienes y servicios, tienen el poder de fabricar la inflación, remarcar los precios a discreción; y consecuentemente satisfacer su pulsión irresistible por potenciar sus ganancias. 

El Presidente también se refirió al tema de las reservas monetarias y al tipo de cambio, justamente ante el núcleo más selecto de evasores de guante blanco y fugadores de dólares a las guaridas de los países capitalistas centrales, e islotes recónditos ya reconocidos como cuevas internacionales. No parece que todos estos elementos sean propios de una economía híper socialista. El auditorio de súper millonarios a la vez que aplaudían a rabiar las quiméricas palabras presidenciales, se preguntaban entre risitas cómplices en cuál de sus countries se encontrarán con Lenin, Mao o Fidel conduciendo clandestinamente los destinos del país. Los líderes empresarios del Gran Hotel se encontraron súbitamente ovacionando a este extravagante anarco capitalista inspirado en Wall Street y las cities financieras criollas. No pudieron resistir la excitación que les produjo la calificación de “verdaderos héroes de la patria”. Se trata del primer presidente que desde la ruptura del orden colonial en la Revolución de Mayo asume la actitud más genuflexa ante los poderosos. 

Claro que el éxtasis de los empresarios no fue solo simbólico, también palpitaban sus billeteras repletas por la cuantiosa y vertiginosa transferencia de ingresos del sector trabajo a su favor vía rebaja de los salarios. La foto final de familia unida es irrebatible: el flash registró el pensamiento del establishment: el Presidente es uno de los nuestros. Sus afanes y regocijos no fueron perturbados por el traspié de los libertarios con los empresarios dueños de las prepagas. El Ministro Caputo descubrió repentinamente que los tiburones no se transformarían en pacíficos pececillos vegetarianos ante su reclamo de moderación de las tarifas. Sin embargo, con el dogmatismo que lo caracteriza, el gobierno ahora le solicita buenamente a los laboratorios que frenen sus aumentos de los precios de los medicamentos, que a la sazón desnuda su conducta tan inhumana como indignante.

Lo dicho: vivimos tiempos de movilizaciones populares multitudinarias. La experiencia histórica muestra que esa inmensa energía se transforma en la fragua que amalgama a las diversas fuerzas políticas, sociales y culturales a vez que fortalece la estima y la emocionalidad colectiva. 

*Secretario general del Partido Solidario. Director del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini