En el debut de Falcioni como entrenador, Boca arrancó con una sonrisa. No jugó una maravilla, pero igual le alcanzó para imponerse por 2-0 ante Independiente, que contó con el debut de Defederico, en el triangular Copa de Oro de Mar del Plata. Chávez e Insaurralde, los autores de los goles. Con la imprecisión y el destiempo característicos de la pretemporada, Boca dejó claro desde el arranque que su apuesta era presionar arriba para intentar asfixiar la salida de Independiente, que venía de perder por este torneo de verano frente a San Lorenzo por 3-2. Pero el Rojo no se amedrentó y logró controlar la pelota con prolijidad. Desde ahí logró hacer crecer su juego, aunque le faltaba precisión en los últimos metros. Boca, con más voluntad que ideas, trataba de arrimar peligro al arco de Gabbarini, que anoche reemplazaba a Navarro, con una molestia muscular, a quien Mohamed decidió no arriesgar pensando en la Copa Libertadores. Y respondió bien el arquero ante un cabezazo suave de Viatri, después frente a potente remate de Insaurralde, que probó suerte desde afuera.

También a Independiente le costaba llegar. Es que Rodríguez necesitaba más de Defederico, y Silvera jugaba demasiado retrasado. El ex Huracán le costaba salir del plano de las intenciones, pero cuando lo hizo, asociándose con Rodríguez, Boca sufría seriamente. Incluso estuvo cerca Defederico tras un gran pase en profundidad de Silvera, pero el arquero Luchetti reaccionó rápido, se la jugó y terminó anticipando.

Boca atacaba poco y no era claro. Sin embargo, sobre el final de la primera parte, Chávez, que había estado muy impreciso, tras una buena combinación con Méndez paró la pelota con derecha dentro del área, enganchó y definió de zurda al primer palo para poner a su equipo en ventaja. Un minuto después pudo ampliar Colazo, que fue de menor a mayor, con un remate que se estrelló en el ángulo.

En el arranque del complementario, los de Falcioni ampliaron la ventaja. Fue tras un centro de Mouche en jugada de tiro de esquina y un cabezazo de Insaurralde, que le ganó la posición a Tuzzio y puso la pelota sobre el palo derecho de Gabbarini. Chávez tuvo el tercero, pero se demoró.

Independiente bajó las revoluciones y reguló su esfuerzo hasta el pitazo final. La idea era clara: no arriesgar nada de nada de cara al partido ante Deportivo Quito, dentro de diez días, por la Libertadores.