“Lo único que sirve es el resultado.” La frase hecha que reina en el fútbol argentino de hoy es exactamente lo opuesto a lo que dejó el amistoso de la Selección Argentina en Estados Unidos. Lo único que no sirvió de la labor de anoche del equipo de Sergio Batista fue el marcador, ya que en el desarrollo dejó en claro la idea que pretende y plasmó en el campo una notable superioridad sobre el rival.

Más allá de la fortaleza del adversario, como casi nunca antes en lo que va del ciclo quedó plasmada en la cancha la idea que pregona el entrenador durante mucho tiempo. Con el buen trato del balón de los mediocampistas, con la rotación constante de los delanteros y con la magia de Messi como bonus track, la Selección manejó los tiempos del juego, utilizando todo el ancho del campo y siendo profundo para vulnerar el nutrido vallado defensivo de Estados Unidos. Sin embargo, el merecido gol tardaba en llegar por la falta de puntería en el último toque y por la buena producción del arquero Howard. Además, con la pelota casi monopolizada por el conjunto argentino, la defensa prácticamente no pasaba sobresaltos.

Con ese panorama, lo único que le faltaba a Argentina para completar una labor de alto vuelo era el gol. Y el tanto llegó con la fórmula elegida desde los vestuarios: los volantes manejaron la pelota hasta que Lavezzi lo buscó a Messi –adelantado–, que llegó hasta el fondo y envió un centro bajo que Di María conectó como pudo y que Howard rechazó. Con los ojos bien abiertos, Cambiasso capturó el rebote y definió arriba, para evitar cualquier pierna inesperada.

Pese a la ventaja, las intenciones argentinas se mantuvieron en el comienzo del segundo tiempo. Tanto que en apenas dos minutos, Messi y Di María tuvieron sus chances para aumentar. Sin embargo, no las pudieron aprovechar y el precio pagado fue demasiado alto. En un tiro libre, Andújar dejó un rebote innecesario ante un cabezazo y Agudelo marcó el inmerecido empate.

Con el desgaste realizado y la mejoría de Estados Unidos, el juego de la primera etapa no volvió a aparecer con tanta claridad, por más que Argentina siguió siendo superior. Las llegadas no fueron tan nítidas, el trato del balón no resultó tan fluido y con las pelotas detenidas, casi el único argumento estadounidense, se sufrió bastante. Igual, el balance terminó siendo positivo, con pequeños detalles a mejorar, pero con una idea muy clara de lo que se pretende. Como para buscar afianzarla en el futuro cuando el resultado importe más que ayer.