El padre de Diego Armando Maradona, popularmente conocido como Don Diego, murió a los 87 años tras agravarse sus problemas cardiorrespiratorios. Maradona había regresado a Buenos Aires desde Dubai el pasado 2 de junio para acompañar a su padre que venía de ser internado por su grave cuadro de salud. El ex futbolista, sus hijas Dalma y Giannina, su ex mujer Claudia Villafañe, y otros familiares se encontraban junto a él en el momento del fallecimiento. “Se fue en paz y con todo el amor de todos nosotros. El sí tuvo a todos los hijos acá al lado”, dijo Maradona en un mensaje que grabó para agradecerles a sus seguidores por el apoyo y por haber rezado por su padre, que se encontraba con respiración asistida y medicación de apoyo para el funcionamiento cardíaco y renal. Había sido internado en tres oportunidades en el último año. Había nacido el 12 de noviembre de 1927 en Esquina, en la provincia de Corrientes, y se mudó más tarde con su mujer a Villa Fiorito, en el conurbano.

“Me voy tranquilo porque a mi viejo tuve la satisfacción de verlo, besarle la mano, la frente, los pies”, había declarado Maradona a principios de mes después de verlo con respirador artificial en una sala de cuidados intensivos en una clínica privada de Buenos Aires.

El ex futbolista de 54 años había expresado su confianza en que Dios y el papa Francisco ayudarían a su padre a superar el trance. “Les pido a los argentinos que recen porque la vida de mi viejo está pendiendo de un hilo.”

Muestra de una relación entrañable, padre e hijo se dispensaron elogios y memorables expresiones de afecto en diversas entrevistas en los últimos años. “Algo que dije siempre, es mejor hijo que jugador. Como mi hijo no hubo ninguno”, dijo una vez del astro su orgulloso padre y agregó: “No va a haber otro igual”.

Maradona siempre declaró que deseaba parecerse a Don Diego. “Lo único que quiero es parecerme un poco a mi papá. Lo digo siempre, porque vos lo ves a mi viejo y te despierta una ternura increíble, paz, tranquilidad. Pero, claro, también es humano y cuando no le gusta algo pone primera”, afirmó en una entrevista reciente. “Lo único que quiero es tener una hora de tranquilidad y una hora de cabeza de mi viejo y ahí sí ya me puedo morir tranquilo.”

Don Diego y su esposa Tota tuvieron ocho hijos, cinco mujeres y tres hombres, del cual el futbolista fue el quinto y quien ayudó a sacar de la pobreza a la familia. El padre, que trabajaba en una molienda de huesos, hizo grandes sacrificios para llevar a su hijo a jugar al fútbol.

“Como me siento orgulloso de mi mamá, a la que le dolía el estómago todas las noches para que nosotros pudiéramos comer, también me siento orgulloso de mi papá, quien siempre me llevó a entrenar, pese a todas las dificultades del mundo. Había veces que tenía que ir a pedir plata para poder pagarme el colectivo para que yo pudiera entrenarme. La vida del futbolista no es fácil, lo único que cuenta es la familia.”

En 2011, el ex técnico de la Selección Argentina no había llegado a tiempo para despedirse de su madre, antes del fallecimiento a los 81 años, por lo que en esta ocasión regresó al país apenas supo del estado débil de su padre.