Lunes, 30 de mayo de 2016 | Hoy
DIALOGOS › JEAN WYLLYS, DIPUTADO POR EL PARTIDO PSOL, DE RíO DE JANEIRO, EN BRASIL
Con apenas seis diputados, el PSOL es popular entre los jóvenes, los movimientos sociales y culturales y el movimiento LGBT, del cual Wyllys es el único representante en el Congreso. Es autor de los proyectos de ley de matrimonio igualitario, identidad de género, legalización del aborto y legalización de la marihuana, entre otros. “Los que dieron este golpe –dice– son los mismos golpistas del 64.”
Por Julia Goldenberg
–Usted es el único representante del movimiento LGBT en el Congreso, ¿Cómo es ser minoría en un Congreso que representa escasamente a su población?
–Es importante señalar que no es sólo el Congreso Nacional el que no representa la diversidad de la población brasileña, tampoco lo hacen las Asambleas Legislativas de los Estados y los órganos legislativos municipales. Para empezar, estos organismos están compuestos mayoritariamente por hombres, mientras que la mayoría de la población brasileña es femenina. Además, hay poquísimos negros representados en el Poder Legislativo, sobre todo en el Congreso Nacional y en especial en el Senado. El único homosexual asumido que hay en el Congreso, soy yo. En contrapartida, hay mucha representación de empresarios, de representantes del mercado financiero, de las corporaciones mediáticas, de los barones del agronegocio, de las iglesias neopentecostales y representantes de las fuerzas de seguridad, o sea, diputados y senadores ligados a la policía civil, a la policía militar y a las fuerzas armadas. Dicho esto, tengo que decir que para mí no es fácil el trabajo cotidiano. Ahora yo gozo de mucho prestigio, este es mi segundo mandato y es muy respetado, pero no fue fácil conquistar este respeto y no es fácil mi convivencia con los demás diputados porque hay una enorme homofobia. Aunque en el día a día ellos buscan disfrazar esta homofobia, en los últimos meses el hecho de haberme colocado contra el proceso de impeachment de la presidenta Dilma hizo que salieran a agredirme con toda la furia. No es fácil tener una agenda progresista en este parlamento tan conservador, como tampoco tratar leyes para ampliar los derechos de la minorías y en especial los derechos humanos de la minoría LGBT. Me frenan todos los proyectos que presento, como por ejemplo, el de la promoción de la ciudadanía LGBT, proyectos en defensa de los derechos humanos. Entonces, no me queda otra alternativa que tener una actividad más política y menos legislativa. Mi mandato tiene pocos éxitos legislativos, es decir, no conseguí que se aprobaran proyectos de ley relevantes, entonces tuve que optar por la vía más política. Cuando no consigo que se apruebe un proyecto de ley, interpelo al poder judicial y así logramos adquirir ciertas conquistas. De esta forma, conseguimos garantizar el derecho al matrimonio civil igualitario, logramos habilitar el uso del nombre social (que es el nombre por el cual las personas trans y travestis prefieren ser llamadas cotidianamente, en contraste con el nombre registrado que no refleja su identidad de género) en la administración pública. Antes de sufrir el golpe, la presidenta Dilma firmó un decreto que permitía que las personas trans y travestis utilizaran su nombre social en la administración pública.
–Todo eso se vio reflejado el día que se definía el proceso de impeachment en la Cámara de Diputados.
–Desde que asumí mi primer mandato, soy víctima de una campaña difamatoria orquestada y financiada por la derecha brasileña, sobre todo por la derecha cristiana brasileña y por los grupos fascistas organizados en Brasil. Sufro un asedio permanente por parte de Jair Bolsonaro y su hijo que me insultan públicamente durante todas las sesiones de la Cámara. Durante la votación del impeachment, estábamos todos muy tensos, el ambiente político estaba deteriorado por la violencia de la derecha. La derecha se dedicó a presionar a los diputados de izquierda y sobre todo a los diputados del PT en restaurantes, aeropuertos, hospitales, etc. Fue una especie de macartismo. Entonces, ese día el ambiente era muy tenso y los diputados en favor del impeachment eran mayoría. Por eso y sabiendo que la sesión estaba siendo transmitida en vivo por la red Globo, se creyeron habilitados para insultar, agredir y debilitar a los diputados contrarios al impeachment. Cuando yo fui a proferir mi voto, lo hice con una lluvia de insultos. Dije que el proceso de impeachment es inconstitucional e ilegítimo y que estaba orquestado por un grupo de canallas tratando de destituir a una presidenta honesta. Esas personas no se comportaban como diputados, era un festival de ignorancia y de desprecio por la cosa pública. Los intereses privados aparecían en esos discursos con dedicaciones a la nieta, al hijo y al perro, pero nunca al pueblo brasileño.
–También votaron en nombre de los militares.
–¡Sí! En nombre de un torturador, del torturador de la presidenta Dilma. Antes que yo emitiese mi voto, Jair Bolsonaro había dedicado su voto a uno de los peores torturadores de la dictadura militar, que es el coronel Brilhante Ustra. Cuando yo terminé de votar, él me insultó y cuando lo miré me dijo “Chau Querida”. Entonces, por todo lo acumulado desde hace seis años, que culminó en ese momento, yo lo escupí en la cara y no me arrepiento de haberlo hecho. Nunca escupí a nadie, soy un hombre educado. Pero soy humano, tengo un límite. Por toda la difamación que vengo sufriendo, creo que ese día llegué al límite. Escupirlo fue como un acto redentor finalmente porque encontré gestos de solidaridad en casi todo el país. Las personas estaban indignadas con el espectáculo surrealista, era grotesco.
La coalición de partidos en torno de la presidenta, son partidos conservadores que no permitieron que la comisión de la verdad avanzara y sirviese de alerta para nuestra democracia. Tanto es así, que actualmente un nuevo golpe fue dado en Brasil. Este golpe lo dieron las mismas fuerzas políticas que dieron el golpe de 1964. Son las mismas instituciones, las mismas oligarquías, la misma prensa que dieron el golpe actual contra la democracia.
–Luego hay otra característica muy particular que tiene el gobierno de Temer y es la relación de esta élite con la Iglesia Evangelista. ¿Cómo funciona eso?
–Michel Temer es el presidente interino, el impeachment sucedió y él fue nombrado presidente interino de la República. En la práctica, de hecho, el presidente de Brasil es Eduardo Cunha, el ex presidente de la cámara de Diputados que fue suspendido de su cargo por el Supremo Tribunal Federal. Esto fue porque lo acusaban por el crimen de corrupción, lavado de dinero a través de la Iglesia Evangelista y evasión fiscal. Este hombre es un gangster, consiguió financiar la campaña de más de cien diputados, tiene una excelente relación con el mercado financiero, las grandes corporaciones, etc. Este hombre tiene un esquema de corrupción montado no sólo en Petrobras, sino también en Furnas, que es una empresa minera. Temer es una fachada y Eduardo Cunha es el hombre que detenta el poder real que tiene una estrecha relación con las iglesias neopentecostales brasileñas. Hay que tener en cuenta que en Brasil 20% de la población es evangelista. Las iglesias evangelistas gozan de una inmunidad tributaria conferida por la Constitución. Las iglesias en general no pagan impuestos en Brasil, pero además, nadie controla los recursos de las mismas. Muchas iglesias, no todas y esto es muy importante que se entienda, muchas de las iglesias neopentecostales se volvieron fuerzas económicas y se volvieron una lavandería del crimen organizado. La prueba de esto es que Eduardo Cunha, lavaba parte del dinero de la corrupción de las coimas de Petrobras en la iglesia evangelista Asamblea de Dios. El pastor de esa Iglesia también está involucrado en la operación Lava Jato. Estas iglesias se involucraron así en la política, invirtiendo en las campañas de los candidatos que hoy ocupan cargos en el Parlamento, en los municipios y en los estados. Este es el armado político de Cunha y Temer entonces se puede decir que hoy el poder ejecutivo está ocupado por el crimen organizado.
–Usted señala que el gobierno de Temer es un gobierno de hombres blancos, ricos y agrega, viejos y homofóbicos.
–El gobierno de Temer es un gobierno con poca melanina y mucha testosterona. No hay mujeres en el primer escalón; en el segundo escalón colocaron dos mujeres, una en el Banco Nacional de Desarrollo y la otra en Secretaría de Derechos Humanos, Flávia Piovesan que es una mujer admirable y todos quedamos muy decepcionados cuando aceptó este ofrecimiento porque ella es una referencia en derechos humanos pero aceptó porque la hija de Temer es amiga de ella. Además, hay que señalar que este es un gobierno sin negros. Con sólo siete días se dedicaron a desmontar todas las políticas sociales del gobierno de Dilma. Ellos suspendieron el proyecto “Mi casa, mi vida”, el mayor programa habitacional que tuvo Brasil, que otorgó 1,7 millones de viviendas, y suspendieron a los beneficiarios de Bolsa Familia, lo cual significa cortar con familias enteras que dependen de Bolsa Familia para comer. Además, este gobierno revocó el decreto que Dilma había firmado, concediendo la posibilidad a las personas de llevar su nombre social en la administración pública. O sea, están desmontando políticas que estaban llevando a Brasil hacia un liderazgo. Entonces, no sólo es un gobierno conservador, sino que pretende responder con represión a los reclamos de los movimientos sociales, limitar los derechos de la comunidad LGBT, borrar los derechos que habían adquirido los pobres, etc. Quieren controlar a las policías desde el Gobierno Nacional, algo que nunca ocurrió ya que las policías militares están a cargo de la administración de cada Estado.
–Cuando fueron destituidos Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay, los países de América Latina manifestaron su repudio en bloque. Hoy desde Argentina se reivindica el “proceso institucional” de Brasil ¿Qué lectura regional hace usted del golpe en Brasil?
–Creo que toda América Latina tiene que estar atenta a lo que ocurre en Brasil porque es la séptima economía mundial, porque hemos creado lazos diplomáticos y una cooperación regional muy importante. Pero no me sorprende que el nuevo gobierno de Argentina haya dicho que respeta el proceso institucional de Brasil, porque hay una sintonía entre la plutocracia brasileña y la plutocracia argentina. En cambio el presidente uruguayo dijo que no reconoce al gobierno brasileño, así como las potencias europeas no reconocen este gobierno como un gobierno legítimo. Angela Merkel y Hollande, no llamaron a Temer cuando asumió. Incluso Barak Obama no lo llamó. Aunque el embajador ante la OEA haya dicho que lo que sucede en Brasil no es un golpe, es para destacar que Obama no se comunicó con Temer. Entonces me parece importante deconstruir esta narrativa que dice que el proceso contra la presidenta Dilma es algo constitucional. Hay que desarticular este discurso. Esto ya pasó en Honduras, en Paraguay y ahora en Brasil y hay que desnaturalizar estos procesos.
–¿Cómo está reaccionando la sociedad brasileña ante el golpe, son los movimientos sociales, estudiantiles y sindicales los que se manifiestan en contra o existe una manifestación más generalizada?
–La resistencia al golpe se está desparramando por todo Brasil. Por ejemplo, ayer estuve en el acto realizado por los trabajadores de la cultura en la Funarte que es la Fundación Nacional de Artes dependiente del Ministerio de Cultura, que fue reducido a una Secretaría y después se echaron atrás. El otro días estuve en el edificio de Funarte de Rio de Janeiro donde había, como mínimo, quince mil personas reunidas. Ese día Caetano Veloso estaba haciendo un show y muchos artistas están participando. Quienes estaban esa noche no eran solamente personas ligadas a movimientos sociales, había estudiantes, trabajadores de la cultura, población civil etc. Además, hay una fuerte resistencia que viene del movimiento de los trabajadores sin techo, de los trabajadores sin tierra, del movimiento negro sobre todo de las periferias de las grandes ciudades, una resistencia de las mujeres que son protagonistas de todo esto, de los trabajadores de la educación, etc. Lo que sucede es que la red Globo no está mostrando esto. En Porto Alegre con treinta mil personas en las calles no existió cobertura alguna. Tenemos medios antidemocráticos, algo que ustedes también conocen. Por ejemplo, cuando Dilma era presidenta el alza del dólar y la caída de la Bolsa eran atribuidas a su supuesta incompetencia. Para los periodistas brasileños, esto no tenía nada que ver con la crisis económica internacional, ni con la crisis de China, sino que la responsabilidad era de Dilma. Ahora que Dilma está suspendida de su cargo, ellos dicen que estas fluctuaciones son causadas por la economía internacional. Es una deshonestidad intelectual horrorosa.
–Usted fue nombrado coordinador de FrenteCom -Frente Parlamentario por la Libertad de Expresión y el Derecho a la Comunicación- Desde ahí, ¿Cómo piensa encarar estos probemas?
–El FrenteCom tiene el desafío de continuar la agenda legislativa en torno a la democratización de la comunicación. Hay una agenda que queremos llevar adelante en la Cámara de Diputados, donde existe un enfrentamiento político muy importante que es ofrecer una contra-narrativa a los medios de comunicación hegemónicos. Además, estamos buscando denunciar en la prensa internacional lo que está sucediendo en Brasil. Esto es fundamental, porque la prensa internacional está denunciando el golpe en Brasil. Los actores y actrices que fueron a representar el film Aquarius en Cannes, denunciaron en la alfombra roja el golpe y esa imagen fue tapa en The Guardian en Reino Unido. El País y The New York Times también denunciaron el golpe. Para nosotros la prensa internacional es fundamental porque la nuestra no es democrática.
–¿Cómo ve el futuro político de Brasil y en ese marco el papel del PT de Dilma y Lula?
–En estos 180 días los abogados de Dilma deberán presentar su defensa. Es por eso que el actual gobierno tiene prisa por desmontar el Estado, reducir las políticas sociales y acelerar las privatizaciones. Nunca vi un gobierno interino que hiciera tanto daño en tan poco tiempo. Están desmontando el Estado con el apoyo del Poder Judicial y de los medios de comunicación. Creo que la resistencia, que está siendo muy masiva en las calles, en las universidades, en los sindicatos, etc., junto con el apoyo de la prensa internacional puede llevar a una derrota del golpe. El golpe puede ser derrotado. Sin embargo, si el golpe es derrotado y Dilma vuelve, va a encontrar muchas dificultades para gobernar porque la mayoría del Congreso continúa en contra de ella. La salida entonces es llamar a elecciones generales y directas, porque necesitamos devolver la soberanía al pueblo. Dilma cometió muchos errores durante su gobierno, pero los errores no son crímenes y ningún gobernante puede ser depuesto por lo errores que comete, en todo caso esto se corrige con nuevas elecciones. Ahora, la próxima etapa de los golpistas es hacer que Lula sea inelegible, ellos saben que él es la fuerza política más poderosa del país, sigue siendo el mejor presidente que tuvo este país. Estos golpistas saben que en las urnas no van a ganar, entonces buscan criminalizar a Lula. Si el objetivo de Lava Jato fuese combatir la corrupción, no tendríamos un grupo de corruptos en el poder ejecutivo. La operación Lava Jato no es una operación contra la corrupción sistémica que gangrena a la instituciones de Brasil, sino que es una operación para destruir al PT y meter preso a Lula.
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