El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dio ayer los primeros detalles sobre cómo será el plan para recapitalizar a los bancos de ese continente. La propuesta establece que las entidades deberán recurrir primero a fuentes privadas de capital y, sólo si es necesario, a fondos públicos. Además, remarcó que si el Estado al que pertenece el banco no tuviera recursos suficientes, recién entonces se podrá solicitar un desembolso del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), de 440.000 millones de dólares. Además, las principales fuerzas políticas de Eslovaquia acordaron ayer aprobar mañana la ampliación del FEEF. El Fondo no puede operar sin la aprobación de los 17 países de la Eurozona y sólo falta Eslovaquia para poder destrabarlo. Los mercados reaccionaron con optimismo frente a las novedades. El Ibex español subió 2 por ciento, Milán 2,8, Frankfurt 2,2, París 2,1 y Londres 0,9 por ciento.

“Tenemos que fortalecer urgentemente la banca”, indicó Barroso en el pleno del Parlamento Europeo, donde presentó la “hoja de ruta para la estabilidad y el crecimiento” que servirá de base para la cumbre de líderes que se celebrará el próximo 23 de octubre. El borrador expresa la postura alemana de recurrir al FEEF sólo en última instancia, en detrimento de la de Francia, que había dejado trascender la intención de capitalizar a sus entidades con dinero del Fondo, el cual se destrabaría el viernes si el Parlamento eslovaco finalmente ratifica la ampliación del FEEF. El martes la iniciativa se trabó por el rechazo de los liberales. Eso forzó la caída del gobierno conservador y ahora la oposición se mostró dispuesta a darle luz verde a la iniciativa.

La Comisión Europea considera que la estrategia de recapitalización de la banca europea debe cubrir “todos los bancos potencialmente sistémicos”, por ejemplo aquellos que participaron en julio en las pruebas de solvencia de la Autoridad Bancaria Europea, pero excluyendo a algunos bancos más pequeños de dimensión nacional.

La recapitalización debe tener en cuenta toda la exposición a la deuda soberana europea para garantizar la máxima transparencia sobre la calidad de los activos de los bancos afectados. Teniendo en cuenta este impacto de la deuda soberana, la comisión quiere elevar “temporal pero significativamente” el ratio de capital de máxima calidad requerido a la banca. Los bancos que no tengan el capital necesario deberán presentar planes de recapitalización y ejecutarlos cuanto antes. “Hasta que lo hagan, los reguladores nacionales les deberán prohibir el pago de dividendos y bonos”, indicó Barroso.

El director de la Asociación de Bancos Alemanes (BdB), Michael Kemmer, cuestionó la propuesta. “La Asociación considera que estas propuestas son inadecuadas porque no combaten las causas de la crisis de endeudamiento soberano actual”, afirmó. Además, cuestionó la prohibición de reparto de dividendos porque podría tener efectos contraproducentes al dificultar adicionalmente la posibilidad de lograr capital en el mercado.

Barroso, por su parte, pidió además una “acción decisiva” con respecto a Grecia para despejar todas las dudas sobre la sostenibilidad de su economía. Esta acción pasa por desembolsar primero el sexto tramo de ayuda a Grecia, que asciende a 8000 millones de euros, para después proceder al segundo plan de rescate que se basará en una “financiación adecuada” de los sectores privado y público. No ha aclarado si se pedirá a los acreedores privados asumir una quita mayor del 21 por ciento acordado en julio. Barroso reconoció que la mayoría de los Estados miembros no tienen margen para impulsar estímulos fiscales, pero, dijo, “aquellos que lo tienen deben aprovecharlo”. Recordó, no obstante, que hay medidas que se pueden tomar para fomentar el crecimiento que no requieren un esfuerzo presupuestario adicional, como implementar la directiva de servicios, lograr resultados en la agenda digital, maximizar los acuerdos comerciales o completar la integración del mercado energético.