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Además de los riesgos sistémicos que representa la endeble situación de los mercados financieros europeos, los gobiernos de cada país involucrado empiezan a transitar sobre crecientes dificultades por los cuestionamientos internos ante la falta de resultados. La canciller alemana, Angela Merkel, tratará de recabar hoy el apoyo parlamentario al paquete de medidas anticrisis que impulsará más tarde en Bruselas y pedirá por segunda vez en un mes el respaldo para reforzar el fondo de rescate europeo, sin tener asegurada la mayoría parlamentaria. El primer ministro griego, Giorgos Papandreu, tampoco la tendrá fácil para conseguir el apoyo al programa de refinanciación que hoy negociará en Bruselas. La oposición, tanto de derecha como de izquierda, que en los anteriores ajustes lo respaldaron, esta vez anticiparon su rechazo.

La jefa del gobierno alemán develará hoy ante el Bundestag los mecanismos y atribuciones del Fondo Europeo de Intervención. Merkel no tiene asegurada la mayoría parlamentaria, el “mandato” que precisa, según una sentencia del Tribunal Constitucional, para cerrar acuerdos en nombre de Alemania con el resto de países miembros de la Unión Europea. Paradójicamente, la oposición se ha mostrado hasta el momento más dispuesta a respaldar a la canciller que sus dos socios minoritarios de gobierno: la bávara Unión Socialcristiana (CSU) y los liberales del FDP.

El Partido Socialdemócrata alemán, el mayor de la oposición, a cambio de su apoyo ha exigido primero una explicación exhaustiva del plan anticrisis, algo en lo que “aún se está trabajando”, según reconoció ayer Merkel.

En tanto, en Atenas, el portavoz de la opositora Nueva Democracia, conservadores y el partido de derecha LAOS han coincidido en adelantar su rechazo a las medidas de austeridad que acompañan el plan que hoy negociará Papandreu en Bruselas.