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El superávit primario, previo al pago de intereses de deuda pública, fue en febrero de 698,4 millones de pesos, 51 por ciento menos que en igual mes del año pasado, según informó ayer el Ministerio de Economía. Si se descuentan los servicios de la deuda, el superávit financiero alcanzó los 95,5 millones de pesos, equivalente a un retroceso interanual de 89 por ciento.

En comparación con el mes previo, febrero registró una leve mejora, de 12 por ciento, pero enero también había mostrado una fuerte caída en el resultado primario, de 70 por ciento. De todos modos, la posibilidad de mantener un margen positivo fue apuntalada por los aumentos en los aportes y contribuciones a la Seguridad Social y a la recaudación de ingresos tributarios.

Desde Economía aclararon en un comunicado, para quitarle dramatismo a la caída del superávit, que la política fiscal es una herramienta más para potenciar el desarrollo. “El superávit no es un fin en sí mismo”, manifestó el vicepresidente, Amado Boudou, en la presentación de los datos de enero. Bajo esta lógica, el informe oficial hace un exhaustivo detalle de los gastos, más que de las fuentes fiscales. Dentro de los recursos tributarios, el Palacio de Hacienda señala que “fueron fundamentales los aumentos observados en el Impuesto al Valor Agregado, en Ganancias y Derechos de Exportación”.

Por el lado del gasto primario, el informe destaca las erogaciones de capital, con un fuerte incremento interanual de 73,8 por ciento de la inversión real directa del mes, por las superiores erogaciones de la empresa Nucleoeléctrica Argentina para la prolongación de la vida útil de la Central Embalse y para la terminación de la Central Nuclear Atucha II, y por las obras viales realizadas por Vialidad Nacional. Le siguen las transferencias de capital a las provincias y municipios, que crecieron en conjunto en el mes un 50,6 por ciento.