ECONOMíA › OPERATIVO SORPRESA DE CONTROL DEL ESTADO DE TRENES
Fueron a ver lo que se sabe
Asientos y vidrios rotos, frecuencias que no se cumplen, inseguridad, falta de higiene en los vagones y en los baños de las estaciones. Ese fue el saldo parcial del primer operativo de control sobre el transporte público realizado ayer por el Gobierno. El relevamiento, encabezado por el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, se realizó en dos de las líneas ferroviarias con peor puntuación en el último informe oficial: Roca y Sarmiento. Prometen multas para los incumplidores.
Las inspecciones comenzaron por la mañana. Los 63 agentes públicos, de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), que participaron se dividieron las tareas en dos: unos se dirigieron a Plaza Miserere y otros a Plaza Constitución. Las cabeceras de las ex líneas Sarmiento y Roca son operadas por los grupos TBA y Metropolitano, respectivamente.
El secretario Jaime cubrió ambas líneas, acompañado por el subsecretario de Transporte Ferroviario, Tito Montaña, y el interventor de la CNRT, Roque Lapadula. “Somos conscientes de que el estado de los servicios no es bueno. Hubo mejoras, pero creemos que no son suficientes. Tenemos que instrumentar los mecanismos de control que garanticen servicios previsibles, confortables y seguros”, manifestó Jaime una vez finalizada la supervisión. El funcionario viajó de Once a Liniers, de allí se trasladó en automóvil hasta Quilmes y ahí abordó el tren hasta Constitución. La comitiva bajó en distintas estaciones para inspeccionar las paradas, los baños y el funcionamiento de las boleterías. También se midió la frecuencia entre los servicios, y en ese punto también se notaron falencias: en vez de los 7 minutos previstos por contrato, el tiempo entre una formación y otra demoró entre 10 y 15 minutos. A su vez, se vieron roturas en los fuelles que unen a los vagones y, en el Metropolitano, había formaciones con los asientos a lo largo del vagón, contra las ventanillas, sin contar con el permiso para hacerlo.
Los funcionarios aprovecharon la salida para dialogar con los usuarios. “La mayor parte de los reclamos tienen que ver con la inseguridad en los trenes”, relató el propio secretario de Transporte. Mientras Jaime completaba su relato, un joven que había viajado desde Moreno hasta Once denunció, ante el propio funcionario y los cronistas presentes, el robo de su celular y el forcejeo que mantuvo con el delincuente que intentó tirarlo del tren.
Tras la tarea, en el Gobierno se mostraron conformes. Y advirtieron que se aplicarán multas a las empresas incumplidoras. “No venimos a buscar multas, pero sí deficiencias. Y aspiramos a que los concesionarios las resuelvan, caso contrario –vencidos los plazos de la intimación– se aplicarán las multas correspondientes”, advirtió Jaime. Al respecto, indicó que el conjunto de concesionarias ferroviarias tenían a octubre del 2002 una deuda consolidada por multas impagas de 14 millones de pesos. Existe un plan de pagos, de 24 cuotas mensuales, que las compañías descuentan de los subsidios que cobran del Estado.
Anoche, desde Transporte, prometían más operativos sorpresa para los próximos días. E incluían no sólo a trenes sino también a colectivos y terminales aeroportuarias.