ECONOMíA

Balance de otro año con crecimiento a tasas chinas

Con viento de cola por precios internacionales en alza para las materias primas y un consumo que mantiene su impulso, el 2006 cierra con buenas cifras macro y preanuncia un 2007 similar.

 Por Maximiliano Montenegro

En 2006, por cuarto año consecutivo la economía creció a tasas chinas. El año cierra con un aumento del PBI (la riqueza generada todos los años por los argentinos) de alrededor de 8,5 por ciento, levemente inferior al 9 por ciento de los años anteriores. Los números del auge argentino más que duplican el ritmo de crecimiento que mostraron en los últimos años Brasil, Uruguay o Chile.

- El boom de la construcción, la industria gracias al arrastre de las exportaciones y el resurgimiento del mercado interno, y el agro, beneficiado por precios internacionales record, fueron hasta ahora los motores de la recuperación. Y volverán a serlo en 2007.

- Para el año próximo, no hay economista que imagine una crisis económica en el horizonte, y la mayoría estima que la expansión tendrá un piso del 7 por ciento, no sólo por el viento a favor de las exportaciones (se prevé otro año de excelentes precios para las materias primas) y del consumo interno (alentado por las recomposiciones salariales) sino también porque el Gobierno pondrá todas las fichas en la obra pública, clave en un año electoral.

- La subestimación de la meta de crecimiento (un inverosímil 4 por ciento) en el Presupuesto 2007, le permitirá a Kirchner disponer en el año electoral, como mínimo, de unos 10 mil millones de pesos adicionales de recaudación no contemplados en el Presupuesto. Fondos que podrá asignar sin la intervención del Congreso a tiro de decretos de necesidad y urgencia, y de decisiones administrativas del jefe de Gabinete. ¿Otorgará nuevos aumentos de jubilaciones? ¿Destinará todavía más recursos a la obra pública? ¿Jugará fuerte en las provincias, distribuyendo entre los gobernadores más cercanos a la Rosada?

- No habrá sobresaltos con el dólar: rondará entre 3,10 y 3,20. Y el Banco Central continuará acumulando reservas. El 2006 cierra con 32 mil millones de dólares en las arcas del Central, y los analistas especulan que a fines de 2007 superarán los 41 mil millones. Precios internacionales de las exportaciones (primarias) por las nubes y bajas tasas de interés en Estados Unidos serán la ecuación perfecta para que las divisas (comerciales y financieras) lluevan sobre el país.

- La inflación es el fantasma que acechó al Gobierno desde mediados de 2005. Pero más allá de su impacto sobre los sectores de menores recursos, difícilmente represente un riesgo para la política económica el año próximo. Con los acuerdos, el Gobierno logró frenar las expectativas inflacionarias (ese fenómeno en que todos remarcan los precios “por las dudas”), y evitó así una indexación generalizada de toda la economía, algo inevitable cuando la inflación supera el 20 por ciento.

- El dígito con que cierra el año el IPC elaborado por el Indec puede sonar mentiroso para cualquier asalariado que vaya al supermercado. Pero marcará la cancha de la negociación salarial del 2007. El número que fijará el Gobierno para las paritarias, que se iniciarán en marzo, será 13 por ciento; algo por encima de la inflación esperada, y en línea con la mejora anunciada para los jubilados a partir de enero.

- Los economistas ortodoxos hablan de una “inflación reprimida” y del estallido que sobrevendría el “día del descongelamiento”. Pero sin los últimos acuerdos, aun economistas que los critican como Javier González Fraga, admiten que la inflación hubiera rondado el 14 por ciento. No es un nivel exorbitante para una economía que crece a tasas chinas.

- La crisis energética es otro de los fantasmas de la política oficial. Y un congelamiento de tarifas de servicios públicos que, en gran medida, beneficia a los sectores medios y altos. ¿Por qué el gas para calefaccionar las piscinas de Nordelta no aumentó ni un centavo desde la devaluación mientras que las garrafas que consumen 15 millones de argentinos pobres se encarecieron más del 180 por ciento? El 20 por ciento de las familias de mayor consumo eléctrico (que en promedio cuentan con 3 aire acondicionados en el hogar) consumen el 51 por ciento del total de energía domiciliaria. ¿Por qué se mantiene congelada la luz para los departamentos de lujo, countries y barrios cerrados que florecieron durante los últimos años?

- En 2007 se batirán todos los record en subsidios al transporte (ferroviario, colectivos, carga y aviones) y al sector energético. Sólo los del transporte alcanzarán los 2250 millones de pesos, casi un 30 por ciento más que este año. La subvención a los colectivos ascenderá a 1680 millones, 38 por ciento más que este año. Los colectivos serán cada vez más estatales: cada colectivo en marcha (hay más de 26.000 subsidiados en el todo el país) le costará al Estado 5486 pesos mensuales, frente a 3984 pesos mensuales en 2006. Los subsidios equivaldrán al 40 por ciento de la facturación de las empresas. ¿Esos subsidios van a cubrir los costos operativos y mantener el precio de los boletos, o a engrosar las ganancias empresarias? Mientras se otorguen contra la declaración jurada de las empresas, sin auditorías oficiales, la pregunta será válida.

- Todos los indicadores sociales muestran mejoras considerables comparado con el peor momento de la crisis de 2002. Pero en relación con la década del noventa, el único indicador que muestra una mejora es la tasa de desocupación. El modelo de dólar alto generó mucho empleo, pero todavía mantiene niveles de trabajo en negro, pobreza e inequidad distributiva peores a la década menemista. Hay menos desocupación, pero más pobreza lo cual se explica porque la baja remuneración de los ocupados, en especial de la mitad en negro del universo laboral.

- La desocupación es hoy del 12 por ciento (si se consideran desocupados a los planes Jefes de Hogar). En el pico de la crisis posdevaluación 2002/2003 llegó a superar el 21 por ciento. Y durante la convertibilidad tocó 18 por ciento tras la crisis del tequila, en el ’95, mientras que promedió un 15 por ciento en la década.

- La pobreza se redujo del 57 por ciento al comienzo del gobierno de Kirchner al 33 por ciento (1 de cada tres argentinos), según la última medición del Indec. Sin embargo, en los noventa rondaba el 24 por ciento (uno de cada cuatro argentinos).

- La distribución del ingreso tampoco mejoró a la par de otros indicadores económicos. El Indec realizó este año una cuestionada revisión metodológica. En base al nuevo indicador oficial, la brecha entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre era de 56 veces en la crisis y se redujo a 35 veces en la última medición. Sin embargo, la desigualdad sigue siendo, en el mejor de los casos, similar a la que había durante la convertibilidad. En el año ’97, la brecha entre el grupo más alto y el más bajo era de 32 veces, y en el ’99 cuando la recesión ya golpeaba esa diferencia era de 34 veces.

- Para el sociólogo Artemio López, “la causa fundamental de la discreta mejora en la distribución del ingreso”, pese a tasas de crecimiento económico record y a una fuerte baja en la tasa de desocupación en los últimos tres años, “es la informalidad laboral”.

- Si sólo se espera que el crecimiento resuelva los problemas de pobreza y distribución, Kirchner tendrá que conformarse con modestos logros al final de su mandato. Las proyecciones más optimistas para fines del 2007 estiman con que la pobreza caerá del 33 por ciento actual al 27 por ciento de la población.

- En los ’70, la pobreza era inferior al 10 por ciento, durante la “década perdida” del ochenta escaló por arriba del 15 por ciento. Pero entonces nadie imaginaba que serían soportables –social y políticamente– tasas superiores al 20 por ciento. Esos niveles se alcanzaron durante los noventa. Pero la crisis del 2001, volvió a subir el umbral de tolerancia y sufrimiento de la sociedad. Seis años después la aspiración de máxima de la dirigencia política es volver a tasas del 25 por ciento.

- Después de cinco años consecutivos de crecimiento a tasas chinas, la deuda social seguirá ahí, mayormente impaga.

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Los motores siguen encendidos. Los reajustes salariales siguen manteniendo el auge del consumo.
 
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