ECONOMíA › COMO UN GRUPO DE BANCOS EXTRANJEROS INTENTO DESESTABILIZAR LA ECONOMIA

Con dólares, para patear el tablero

En medio de la corrida internacional, 17 bancos pusieron 400 millones para empujar al dólar por encima del límite de 3,20 que sostiene el Central. Les salió mal, porque las reservas permitieron cortar en seco la maniobra, que hubiera sido muy rentable.

 Por Claudio Zlotnik

Apostaron a una escalada del dólar y perdieron. Son un club de bancos extranjeros que pulsearon con el Banco Central por la cotización del billete verde. En total son 17 entidades financieras que en el último mes pusieron sobre la mesa alrededor de 400 millones de dólares para empujar el tipo de cambio hacia arriba. Algunos de ellos forman parte del lote de entidades líderes en el sistema financiero. La ola especulativa comenzó el 23 de julio, en simultáneo con el derrumbe de los mercados internacionales por la explosión de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos. La jugada de los bancos consistía en que el dólar saltara por encima del límite de 3,20 pesos que se había fijado el Central. De lograrlo hubiesen contabilizado enormes ganancias, pero el poder de fuego de la autoridad monetaria cortó en seco esa posibilidad. En la lista de los bancos que más operaron en el mercado cambiario figuran el inglés HSBC, los estadounidenses Citibank y JP Morgan Chase, el sudafricano Standard Bank, el alemán Deutsche y el holandés ABN Amro Bank. Una especie de ONU financiera que operó para que suba el dólar.

En materia financiera, hubo un antes y un después del 23 de julio último. Desde la salida de la crisis argentina y hasta hace cuarenta días, los bancos y los inversores internacionales apostaban a una caída del dólar. O, lo que es lo mismo, a una recomposición del peso, que había quedado debilitado tras la explosión de la convertibilidad. El argumento era que la Argentina debía seguir los pasos de Brasil, Chile y México –por citar algunos ejemplos cercanos–, países que después de sufrir una maxi devaluación, sus monedas se habían recuperado en forma paulatina en relación al dólar.

La estrategia del Gobierno y del Banco Central fue bien clara y distintiva del resto: un dólar alto para asegurar la competitividad de la economía y la solvencia fiscal vía retenciones, y la acumulación de reservas. De hecho, se tomaron medidas de control de cambio y de capitales para impedir que el ingreso de divisas terminara por abaratar el billete verde. Y las reservas del BC treparon al record de 44.700 millones de dólares. Hasta hace poco, el propio Fondo Monetario calculaba que si el Central dejaba de intervenir en el mercado, la cotización caería a 2,30 pesos. Pero la dinámica cambió por completo con la llegada de la turbulencia bursátil internacional.

Los financistas pasaron de ofrecer divisas a ser fuertes demandantes. El Banco Central, que hasta hace algunas semanas era el único interesado en comprar dólares, ahora se colgó el cartelito de principal vendedor.

Como había ocurrido en otros momentos, la mesa de operaciones del Central aprovechó la agitación de los mercados para darle impulso al tipo de cambio. Con la diferencia de que, en esta oportunidad, los grandes bancos interpretaron que le podían torcer el brazo a la autoridad monetaria. Y que si la cotización había trepado a 3,20 pesos en poco tiempo, la suba podría continuar. Algunas entidades financieras trabajaban con la hipótesis de un dólar cercano a los 3,30 en el corto plazo. Como suele ocurrir en los mercados financieros, los inversores se mueven como manada. Van en la misma dirección. Y lo que empezó a mandar un mes atrás fue la especulación en contra del peso.

La instrucción que recibió la mayoría de los bancos extranjeros que operan en el país fue inequívoca. Desde sus casas matrices partió la orden de que debían desprenderse de bonos de la deuda argentina, sobre todo los nominados en pesos, y cubrirse en dólares. O sea, salir a vender urgente pesos y pasarse a moneda dura.

Los bancos empezaron a operar en dos direcciones.

- Adquirieron directamente dólares billete y se los quedaron. Las tenencias quedaron reflejadas en el balance de cada entidad. El banco que más compró fue el HSBC. De acuerdo con los datos que pudo recopilar Página/12 de fuentes del mercado inobjetables, al 25 de julio poseía 49,4 millones de dólares. Un mes más tarde, exactamente el 29 de agosto pasado, había casi duplicado esa exposición. Ya poseía 94,4 millones de dólares. El Standard Bank se ubicó en el segundo puesto del ranking. Pasó de 39,4 millones de dólares a 69,1 millones, incrementando su balance en 29,7 millones de dólares. El tercer puesto fue para el alemán Deutsche Bank, que también duplicó su inversión en billetes verdes, al pasar de 12,9 millones a 24 millones. Y en el cuarto estuvo el brasileño Itaú Buen Ayre, que aumentó su patrimonio en dólares en un 113 por ciento: de 13,3 a 28,4 millones. Hubo casos como el holandés ABN Amro que triplicó su inversión, al pasar de 2,2 a 6,6 millones de dólares. El JP Morgan la incrementó un 40 por ciento (10,4 millones a 14,2 millones).

Antes de que comenzara la agitación financiera global, los bancos extranjeros poseían en sus carteras un total de 583,8 millones de dólares. Un mes más tarde ya contaban con 677,1 millones. Compraron un neto de 93,3 millones.

- La otra manera que ensayaron los bancos para jugar a favor de una suba del dólar fue a través del denominado mercado de futuros. En este caso, el inversor hace un contrato por el cual adquiere una cantidad de dólares a un determinado precio. En este mercado, se dice que los inversores están “vendidos” en caso de que apuesten a una baja o “comprados” si lo que aguardan es una suba en la cotización. Este mercado es muy dinámico ya que los inversores sólo necesitan poner en efectivo apenas el 10 por ciento de la apuesta total. El resto lo ganan o lo pierden el día que vence el contrato.

Para notar el cambio de humor, hay un dato que resulta contundente. En la última semana de julio, los bancos extranjeros estaban “vendidos” en 229,3 millones de dólares. Había una clara apuesta a una caída en el tipo de cambio, y la jugada era desprenderse de divisas. Un mes más tarde, la ecuación se había dado vuelta. Al 23 de agosto último, las entidades eran demandantes netas de billetes verdes. El mercado había pasado a ser “comprador” en 87,2 millones de dólares. O sea, la variación trepó a los 316,5 millones.

Advertidos de la maniobra, desde la mesa del Central operaron para cortar la ola especulativa. Se vendieron divisas, sobre todo en el mercado de futuros, para hacer caer la cotización. Este diario pudo saber que, en promedio, los bancos habían apuntado a que el dólar cerraría agosto en 3,22 pesos. Pero como en el mercado mayorista terminó en 3,16 y en el minorista a 3,19 para la venta, las entidades sufrieron un quebranto. Su magnitud dependerá, finalmente, del momento en que concretaron las operaciones. Tampoco habría que descartar que, en los próximos días, el BC vuelva a intervenir para bajar un escalón más el tipo de cambio.

En el ranking de los bancos que más se posicionaron en dólares “futuros” fueron: a la cabeza, el Citibank, que pasó de estar “vendido” en 85,7 millones de dólares a estar “comprado” en 13,5 millones. O sea, registró una variación neta de 99,2 millones de dólares (ver cuadro). El Standard Bank también pasó de estar “vendido” en 4,5 millones a estar “comprado” en 83,3 millones, lo que arrojó un saldo neto de 87,8 millones de dólares en el último mes. Con posiciones similares, el Deutsche quedó con un saldo neto comprador de billetes verdes por 86 millones de dólares.

Un caso particular es el del BNP Paribas. Mientras los franceses aplicaban un “corralito” sobre tres de sus fondos de inversiones en su país de origen, evitando que los ahorristas rescaten su dinero, en la Argentina jugaron a favor de una disparada del tipo de cambio: pasaron de tener 9,6 millones de dólares a 12,8 millones. Un salto del 33 por ciento en su posición dolarizada.

Hay dos bancos que tuvieron un comportamiento distinto al resto. Se trata de los españoles Santander Río y del BBVA Banco Francés. En el primer caso hubo una venta neta de billetes por 20,8 millones de dólares pero, como contrapartida, se evidenció una recomposición en el mercado de futuros por un monto similar, aunque el saldo neto fue “vendido”. El otro caso fue el del BBVA, con una posición “vendida” en el mercado a término por 19 millones de dólares y una compra neta de billetes por 14,9 millones.

Fuentes del Gobierno aseguraron a Página/12 que están monitoreando muy de cerca la actividad de los bancos extranjeros. También la de las entidades locales, aunque dejaron en claro que en estos casos no hubo un traspaso masivo de sus carteras a billetes verdes. De todas formas, los funcionarios consultados dejaron en claro que hasta el momento ningún banco quebró las normas del Banco Central. En la actualidad existe un límite de divisas que cada banco puede mantener en su balance. Ese tope no se superó en ningún caso, aseguraron las fuentes a este diario, a pesar de la ola de compras.

Lo que destacaron los funcionarios es que la acumulación de reservas fue determinante para ganarles la pulseada a los financistas. La lectura oficial es que desde los bancos pusieron a prueba al Gobierno y al Central. Pero que quedó a la vista que el BC utilizará su poder de fuego para colocar el tipo de cambio en donde más convenga. Y esto depende básicamente de dos variables: la competitividad de la economía y la inflación.

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El ataque al peso comenzó el 23 de julio, el día del derrumbe de la bolsa de Nueva York.
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