La economía estadounidense se encamina hacia su recesión más prolongada en el último cuarto de siglo. Los datos que se conocieron ayer del sector real dan claras muestras de que la fragilidad del sistema no podrá ser revertida con el megasalvataje por 700.000 millones de dólares, aunque el rescate de algunos bancos menguará la intensidad. El gasto de los consumidores se redujo, incluso para compras de bienes básicos. La actividad industrial tuvo su mayor descenso en casi tres años, debido a la merma en la venta de vehículos, que llevó a las compañías automovilísticas a reducir la producción. Se espera además que los datos que se difundan pasado mañana den cuenta de la destrucción de 105.000 empleos en septiembre, que se suman a los 84.000 de agosto. El crédito escaso comienza a perjudicar a las compañías al disminuir las ganancias, por lo que dependen más de los préstamos para expandir sus negocios.

Los primeros que expulsaron trabajadores fueron los bancos, el rubro más golpeado por la crisis. La consultora Price Waterhouse Coopers, que tomó el 15 de septiembre último el control de la división europea del banco de inversión Lehman Brothers, confirmó ayer el despido de 750 trabajadores de la entidad con efecto inmediato. Estos despidos se suman a los que dejó el vendaval de quiebras que signó el segundo trimestre del año.

La industria también fue alcanzada. Volvo Construction Equipment, la subsidiaria de Volvo dedicada a la fabricación de vehículos para construcción, anunció el cierre de su planta en Canadá, con la eliminación de 500 puestos. Por su parte, el gigante estadounidense del aluminio Alcoa informó la suspensión definitiva de la producción de una planta de fundición en Texas y el despido de más de 600 trabajadores, debido a las “condiciones difíciles del mercado”. El índice de actividad confeccionado por los directores de compras del sector industrial de la región de Chicago bajó en septiembre a 56,7 puntos, contra 57,9 unidades en agosto.

El presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Dennis Lockhart, estimó que el crecimiento económico estadounidense será casi de recesión en el segundo semestre. “Nosotros preveíamos, y seguimos previendo, un segundo semestre muy débil reflejando la contracción de los gastos de consumo, de las inversiones de las empresas más débiles y de una desaceleración en el volumen de las exportaciones”, explicó Lockhart. El consumo de los estadounidenses además sigue jaqueado por un crédito estrangulado. Un estudio del sector, llevado a cabo entre agosto y septiembre entre un centenar de directores financieros de empresas con volumen de negocios de más de 100 millones de dólares, revela “una restricción del crédito y de las condiciones de otorgamiento”.

La desaceleración económica también se hizo sentir en otros mercados. La producción industrial de Japón cayó en agosto pasado 3,5 por ciento con respecto al mes anterior, lo que representa el mayor descenso de los últimos cinco años, según informó ayer ese gobierno. En tanto, subió el desempleo en ese país a 4,2 por ciento, alcanzando su mayor nivel en más de dos años, al tiempo que se redujo el gasto mensual por hogar un 4 por ciento. Mientras, la economía británica no reportó crecimiento en el segundo cuatrimestre de este año, luego de ostentar dieciséis años de desarrollo sostenido, según la Oficina Nacional de Estadísticas. En República Checa, el grupo Bohemia Crystalex Trading, uno de los mayores productores mundiales de vidrio, está al borde de la bancarrota y anunció ayer el cese de la actividad de dos fábricas especializadas en cristales, que emplean a 1800 personas.