EL MUNDO › AVANZA LA OCTAVA MARCHA INDíGENA ENTRE APOYOS Y AGRESIONES

Caminando contra el camino

Los 36 pueblos indígenas de Bolivia exigen que la carretera Villa Tunari–San Ignacio de Moxos no pase por el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis). Reclaman una respuesta del presidente Evo Morales.

 Por Sebastián Ochoa

Desde San Ignacio de Moxos

Las 1300 personas que integran la Octava Marcha Indígena llegaron a este pueblo, donde recibieron apoyo y agresiones, y donde esperarán hasta el lunes la llegada del presidente Evo Morales. Si viniera, como especulan algunos funcionarios, podrían evaluar la posibilidad de que la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos no pase por el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), cuya vulneración motivó esta protesta de los 36 pueblos indígenas de Bolivia. Ayer, algunos pobladores de San Ignacio, a favor de la construcción de la ruta, comenzaron un piquete en el camino por donde debería salir la movilización.

“Hemos mandado una carta al ministro transgénico (por Carlos Romero, titular de la cartera de Presidencia) para decirle que queremos una reunión de alto nivel, no con payasos. Esperaremos la respuesta hasta el lunes, y si hay cerco lo vamos a romper”, informó tata Rafael Quispe Flores, mallku de Industrias Extractivas del Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qullasuyu (Conamaq), que junto a la Confederación de los Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) encabezan la marcha. En la salida de San Ignacio hacia San Borja hay un bloqueo de 150 personas, quienes quieren obligar a los marchistas a negociar con los ministros enviados por Morales.

La movilización partió el lunes 15 desde Trinidad, capital del departamento de Beni. Para completar los 500 kilómetros hasta La Paz le falta más o menos un mes, si se considera que caminan alrededor de 30 kilómetros por jornada. Todos los días vuelven a la carretera de tierra (polvo) a las dos o tres de la mañana, para aprovechar la oscuridad y el frescor de la brisa nocturna. Porque marchar de día, en los 36 grados del sol amazónico, puede ser letal.

San Ignacio, a 90 kilómetros de Trinidad, es el primer pueblo al que llega la octava marcha, en defensa de los derechos de los pueblos indígenas y del Tipnis. Aquí recalaría una de las puntas de la carretera de 306 kilómetros, por ello la población está dividida: de un lado los acólitos del desarrollo y el progreso, del otro lado los que quieren dejar a la naturaleza intacta y a los indígenas junto con ella. En la mañana del viernes, cuando entraron al poblado, los recibió el subgobernador de la provincia Moxos, Sixto Bejarano; la presidenta del Concejo Municipal, gente del lugar y un grupo de jóvenes que interpretaron danzas del pueblo mojeño, uno de los protagonistas de la marcha. Y uno de los dueños del Tipnis, junto a los yuracarés y los chimanes.

No obstante, en la tranca de ingreso a San Ignacio, una camioneta de la subcentral indígena del Tipnis fue atacada por un grupo de vecinos armados de cachiporras, vehementes defensores de la carretera. Además de destrozar el parabrisas y abollar las chapas, los pro ruta apalearon en las costillas a Leoncio Tube, mojeño de San Miguelito de Isiboro, una de las 64 comunidades que hay en ese territorio.

“No sabíamos nosotros que iba a suceder esto, ojalá no pase más porque esta marcha es para todos los indígenas. La colonización (los cultivadores de coca ilegal) siempre sigue avasallando nuestro territorio. Queremos que el gobierno atienda nuestras demandas, que cumpla sus promesas pues. No queremos la carretera en el Tipnis, porque se nos va a desaparecer”, opinó el mojeño, con los huesos todavía doloridos.

Los marchistas, mujeres y hombres de todas las edades, exigen dialogar con el presidente Morales, porque sus ministros no tendrían capacidad de decisión, argumentan. Pero desde el Palacio Quemado insisten en enviar a funcionarios como el ministro de la Presidencia y Walter Delgadillo, ministro de Obras Públicas, quienes se presentaron ayer en este pueblo para dialogar.

Mientras tanto, el presidente Morales inauguró en la mañana de ayer un camino entre Llallagua y Huanuni, en el departamento de Oruro. Allí usó los micrófonos para referirse a “algunos grupos, fundaciones, ONG que usan a hermanos indígenas para oponerse a proyectos macros”. Pero el mandatario aymara no entró en detalles ni dio nombres.

“El presidente Evo está en Huanuni, va a inaugurar una carretera. El tiene otras cosas que hacer y los ministros tienen que comenzar a trabajar hasta llegar a la posibilidad de que el presidente pueda reunirse con ellos”, dijo el ministro de Comunicación, Iván Canelas, consultado sobre la presencia o no de Morales en San Ignacio.

El lunes pasado la marcha tenía 600 integrantes, pero ya llegó a 1300, con indígenas venidos de comunidades muy internadas en la selva. En los próximos días se calcula que serán 2000, con las y los originarios que vienen en camino. “Convocamos al presidente en muchas ocasiones y no ha acudido. Siempre quisimos hablar, pero su respuesta fue empezar la construcción de la carretera. Decía que la consulta a nosotros no era vinculante, que sí o sí iba a hacer la carretera sin consulta, al contrario de lo que establece la Constitución. Eso nos ha impulsado a marchar para hacer respetar nuestros derechos. Nosotros en el pueblo Itonama tenemos nuestro TCO (Territorio Indígena Comunitario) también titulado, como los hermanos del Tipnis. Por eso sabemos que si se pasan por el Tipnis van a pasar sobre las demás TCO. Y cada TCO ha costado la lucha y el sacrificio de todos los pueblos indígenas”, dijo a Página/12 Mariana Guasanía, secretaria de Género de la Cidob.

“No nos oponemos a la construcción de la carretera, estamos movilizados por el respeto a nuestros derechos. Y vamos a marchar hasta las últimas consecuencias”, dijo el diputado mojeño Pedro Nuni, uno de los siete asambleístas indígenas que hay en la Asamblea Legislativa Plurinacional.

El Tipnis tiene 1,2 millón de hectáreas y es una de las zonas más biodiversas de Bolivia. De las 1.236.000 hectáreas del Tipnis, 1.091.000 son de la TCO de los indígenas. Las casi 200 mil hectáreas de diferencia están en manos de aproximadamente 20 mil familias de colonizadores, que cultivan sobre todo coca. La carretera en cuestión requeriría una inversión de 436,2 millones de dólares, de los cuales 332 millones provendrían de un crédito del gobierno de Brasil. Así, cada kilómetro costará en promedio 1,4 millón de dólares.

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Indígenas bolivianos descansan junto al río Tijamuchi, en el segundo día de la marcha.
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