EL MUNDO › DESPUéS DE SIETE MESES DE COMBATES, EL DICTADOR LIBIO SE ENCUENTRA FORZADO A NEGOCIAR SU SALIDA

El coronel Khadafi en su laberinto

La batalla se centró en Trípoli, bastión del régimen. Horas después los insurgentes anunciaron la captura de Seif el Islam y Saadi, hijos del líder libio. Khadafi pidió que sus seguidores resistan. Su vocero llamó a negociar.

El régimen de Muammar Khadafi tambalea ante el acecho de las fuerzas rebeldes que en la noche del sábado lanzaron un ataque sobre la capital de Libia. Después de 40 años en el poder y tras siete meses de intensos combates, el líder libio se encuentra forzado a negociar su salida del gobierno arrinconado por el despliegue de los insurgentes, apoyados por aviones de la OTAN. “Tomen sus armas y luchen contra aquellos que están a favor del imperialismo”, había pedido en un tercer mensaje transmitido por la televisión estatal. “El ocupante no los protegerá. La bella Trípoli mañana será destruida”, auguró Khadafi, y convocó a los imanes a que condujeran a la gente a armarse contra los opositores. Mientras las tropas insurgentes ingresaban a paso firme en la capital libia, tras conquistar varias regiones del este y el oeste del país, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, advirtió que el régimen de Khadafi se desmorona y señaló que estaba listo para trabajar con los rebeldes en la reconstrucción del país.

Seguramente, el comienzo del fin para Khadafi haya comenzado cuando su fuerza de seguridad decidió rendirse tras el asedio de las tropas rebeldes. Los insurgentes también anunciaron la captura de Seif el Islam y Saadi, dos de sus hijos apresados en una zona turística al oeste de Trípoli. Aboubakr Traboulsi, uno de los portavoces de la rebelde Alianza 27 de Febrero, aseguró tener noticias concretas y verificadas de que los hijos de Khadafi habían sido apresados. Los insurgentes, en su avance, aseguraron haber tomado el control absoluto del centro de la ciudad y de la Plaza Verde.

El vocero del gobierno, Ibrahim Mussa, había lanzado un llamado casi desesperado en el que pedía la suspensión de las operaciones militares.

“Queremos negociar”, destacó Mussa en una conferencia de prensa desde la capital libia difundida en directo por Al Jazeera. Antes de lanzar un último llamado al diálogo, el portavoz había destacado lo dramático de la situación al señalar que los hospitales habían sido desbordados por la llegada incesante de muertos y heridos. Según Mussa, al menos 1667 personas murieron en las primeras doce horas posteriores al ataque. Con el comienzo de la incursión rebelde, Khadafi aseguró que saldría victorioso en un mensaje transmitido por la televisión estatal. “No nos rendiremos. No abandonaremos Trípoli a los ocupantes y a sus agentes. Estoy con ustedes en esta batalla”, señaló.

Khadafi convocó a todas las tribus libias a defender la capital y exhortó a sus partidarios a salir por decenas de miles en Tajura para purgarla de agentes que responden a los colonizadores. Ese barrio de las afueras de la capital estaba anoche bajo control de los rebeldes. “Hay que reconquistar Tajura. Temo, si les dejan, que (los rebeldes) destruyan Trípoli”, aseguró el líder libio.

Los festejos se desataron en Benghazi, bastión del foco rebelde. Al mismo tiempo, Al Jazeera mostraba imágenes de las plazas principales en esa ciudad y Trípoli repletas de gente, con automóviles que hacían sonar sus bocinas, banderas que se agitaban y muchos haciendo la V de la victoria. Tampoco faltaron quienes destruían retratos de Khadafi. “Tenemos contactos con los íntimos del coronel Khadafi y todo indica que el fin está muy cerca. Este fin podría resultar catastrófico para él y sus seguidores, lo cual significa que Khadafi sería capaz de crear una situación de anarquía en Trípoli”, señaló Mustafa Abdelyalil, presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), organismo político de los sublevados. Abdelyalil pidió a los combatientes insurgentes que se abstengan de los saqueos en Trípoli y que se comprometan a proteger los bienes públicos y privados, además de las instituciones.

Por su parte, el ministro de Justicia del CNT, Mohamed Al Alaqi, afirmó que miembros de las fuerzas leales al líder libio huyeron de Trípoli. “Se trata del último capítulo del fin del régimen”, señaló desde Túnez Al Alaqi. Y explicó que entre las personas en manos de los rebeldes se encontraba Fadhia, madre de Mohamed Khadafi, hijo mayor del líder libio, quien también fue detenido por los rebeldes. “Hay un grupo cercando mi casa y recibí garantías de seguridad para mi familia y para mí”, aseguró Mohammed a la emisora Al Jazeera desde Libia. “Me sentí triste por combatir entre hermanos”, agregó.

“La operación ha sido planificada de la ‘a’ a la ‘z’ y ejecutada por el Consejo Nacional de Transición. La OTAN sólo ha bombardeado algunos objetivos puntuales después de un acuerdo con el Consejo”, agregó. El dirigente opositor también destacó que varios civiles habían muerto, principalmente, por los disparos y bombardeos aleatorios de las fuerzas khadafistas.

Mahmud Jibril, otro de los principales exponentes del CNT, reconoció que en Trípoli aún subsistían focos de resistencia de las fuerzas leales a Khadafi. “Focos de resistencia (de las fuerzas de Khadafi) están presentes tanto en el interior como en las afueras de Trípoli. Celebramos la victoria y hago un llamado (a los rebeldes) a las conciencias y al sentido de responsabilidad: que no existan saqueos, que no exista revancha, no lastimen a los extranjeros y respeten a los prisioneros”, agregó.

“El régimen de Muammar Khadafi se desmorona”, afirmó el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen y aclaró que se encontraba listo para trabajar con los rebeldes en la reconstrucción del país sobre la base de la reconciliación nacional. “El régimen de Khadafi se desmorona claramente”, declaró en un comunicado. “Cuanto antes entienda que no puede vencer a su propio pueblo, será mejor para que la población libia no tenga que derramar aún más sangre y sea sometida a otros sufrimientos”, agregó Rasmussen. El secretario general de la OTAN señaló que “es hora de crear una nueva Libia, un Estado basado en la libertad”. Por estas horas, sus palabras suenan demasiado optimistas.

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Los rebeldes reconocieron que en Trípoli aún subsistían focos de resistencia.
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