Sábado, 17 de diciembre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › LOS ESTUDIANTES IRRUMPIERON EN UN HOMENAJE Y EL PRESIDENTE CHILENO CANCELó SU PRESENCIA
Las protestas de los estudiantes se transformaron en rabia y comenzaron los insultos a los quinientos homenajeadores de Jaime Guzmán, ideólogo civil de la dictadura de Pinochet. Entonces Piñera decidió ausentarse de la cena.
Por Christian Palma
Desde Santiago
Los pasillos del Campus Oriente de la Universidad Católica en Santiago se parecen a las universidades medievales europeas: fríos claustros con arcos romanos de ladrillo marcan la tónica del lugar, a la usanza de los antiguos monasterios. Al frente de este lugar, el 1º de abril de 1991, fue acribillado a balazos el profesor de Derecho Jaime Guzmán, ideólogo civil de la dictadura de Pinochet, fundador del movimiento gremialista surgido en la misma universidad en los años ’60 y que conjuga una extrañan mezcla de corporativismo político, conservadurismo social, integrismo católico y neoliberalismo económico.
Este fue el cimiento doctrinario que animó a los civiles que trabajaron con los militares chilenos entre 1973 y 1990, transformando la institucionalidad de Chile por más de 30 años, con un fuerte hálito conservador que aún se expresa en la sociedad chilena. Guzmán fue el fundador de la Unión Demócrata Independiente (UDI), el principal partido político de la derecha chilena, el sostén del actual gobierno de Sebastián Piñera.
Este fue el motivo por el cual no fue nada extraño que el mismo Piñera y las altas autoridades gubernamentales, senadores y diputados UDI se hayan dado cita el jueves en la sede universitaria, al atardecer de los frescos días santiaguinos, para homenajear los veinte años de existencia de la Fundación Jaime Guzmán, creada por los gremialistas con el objetivo de no perder los valores doctrinarios dejado por su mártir: una concepción de sociedad conservadora, en que el servicio público es entendido como una elevación mística al estilo católico, pero sin complejos para aceptar el darwinismo social del neoliberalismo ni la división social que tanto caracteriza a nuestra cultura latinoamericana.
La fundación fue uno de los llamados “think tank” o centros de pensamiento que participaron en la elaboración de las bases del gobierno de Piñera, donde planteaban profundizar el modelo de economía de mercado, dejando de lado la concepción del Estado benefactor, que tímidamente desarrolló el centroizquierda de la Concertación en sus cuatro administraciones (1990-2010), para levantar la idea de una “sociedad de oportunidades”, donde los más pobres deben esforzarse para obtener los beneficios del aparato estatal, pues “nada es gratis”, tal como lo señaló el mismo Piñera a los estudiantes chilenos en los días de mayor lucha del movimiento estudiantil, hace un par de meses.
Piñera fue invitado a participar en esta cena, en la cual era esperado por unos quinientos comensales, muchos de los cuales son ministros de Estado y jefes de reparticiones públicas. Todos ellos disfrutaban del opíparo cóctel previo, cuando unos cien estudiantes de la Universidad Católica irrumpieron en los patios de la facultad, manifestándose contra la Constitución de 1980, cuyo autor fue precisamente Jaime Guzmán, quien era senador por Santiago cuando fue ultimado, en 1991, por parte de un comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, uno de los pocos grupos armados nacidos en los ’80 para luchar contra Pinochet.
Los jóvenes manifestantes sostenían un lienzo que rezaba “Una Constitución misántropa y genocida no merece ser reconocida” en alusión a la carta fundamental de la República chilena, la que efectivamente aún contiene varios resabios o enclaves autoritarios que impiden una mayor participación de la sociedad civil en derechos sociales básicos como educación, salud y previsión social.
Las protestas de los estudiantes se transformaron en rabia y comenzaron los insultos a los quinientos homenajeadores de Jaime Guzmán, los que incluyeron aviones de papel lanzados por los jóvenes.
La acción fue subiendo de tono, por lo que la avanzada de seguridad de Piñera que se encontraba en el lugar decidió suspender la llegada del mandatario chileno, no sin antes se produjera un forcejeo entre los guardaespaldas y algunos estudiantes que deseaban ingresar al patio donde se desarrollaría la cena. Luego de la tensión vivida el jueves en la noche, los mandamases de la UDI llegaron temprano al Palacio de La Moneda para mostrar ante la prensa el disgusto y desaire sufridos.
El problema para Chile es que los civiles presentes en la Universidad Católica gobiernan el país y creen que la mejor forma de emular a Guzmán es manteniendo las cosas como están.
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