Jueves, 12 de julio de 2012 | Hoy
EL MUNDO › DEBATE
Por Piedad Córdoba * y Carlos Lozano Guillén *
Estimado Atilio Boron: recibe un fraterno abrazo de las y los miembros de Marcha Patriótica. Agradecemos tu artículo de opinión en el que presentas un balance a la opinión pública internacional, sobre la XVIII edición del Foro de San Pablo, realizado del 4 al 6 de julio pasados en Caracas.
En tu escrito planteas un análisis crítico de lo allí discutido, como un aporte que no dudamos está inspirado en el espíritu de reflexión que nos llevará a mejores condiciones para resistir y transformar el modelo económico hegemónico, como lo haces junto a otros prestigiosos intelectuales y dirigentes de América latina, cuya apuesta es la dignidad de los pueblos, su derecho a la vida, su afirmación de un proceso de liberación y poder que, como señaló Simón Bolívar, y nos lo recordó el presidente Hugo Chávez el viernes 7 de julio, represente la posibilidad de la mayor suma de felicidad para la humanidad.
Tu texto generó la respuesta del secretario ejecutivo del Foro, Valter Pomar, sobre varios puntos, uno de los cuales concierne a nuestra presencia en Caracas, participando de las deliberaciones del Foro, en medio de la inmensa acogida y el manifiesto apoyo a nuestra labor como expresión del anhelo del pueblo colombiano en la búsqueda y construcción de la justicia y la paz.
Si bien fue para nosotras y nosotros una experiencia enriquecedora, de otro lado fue también frustrante, por las limitaciones que impidieron, por esta vez, que la Marcha Patriótica fuera aceptada como miembro de tan importante escenario de la izquierda mundial. Efectivamente, nuestra expectativa era ser recibidos como miembro con pleno derecho, comprendiendo que para ello debe surtirse un trámite, cumpliendo unas reglas que en esta ocasión por diversas circunstancias no pudieron verificarse.
Fue por eso que atentos a las difíciles condiciones bajo las cuales se desenvuelve la vida política colombiana insistimos no sólo sobre nuestra membresía sino también en la necesidad de recurrir a cuantos medios estén a nuestro alcance para comprometer a las y los humanistas, a organizaciones de la izquierda continental y mundial, en iniciativas de análisis, debate y acompañamiento de propuestas que nos ayuden a superar la cruenta guerra que se vive en Colombia. Cuando nuestra representante en el Foro, Piedad Córdoba Ruiz, propuso redoblar esfuerzos, concretar y caracterizar una misión para ser enviada a Colombia, desde la Secretaría del Foro se le impidió formalizar esta solicitud y dar a conocer los términos para la misma. No sólo se le impuso que adicionalmente debería hablar con un diputado latinoamericano, que aprobara la inclusión previa de unos párrafos sino que también se le negó el uso de la palabra, con la excusa de que si se le otorgaba a ella habría también que dársela a otras personas de Colombia, cuando existía un amplio consenso para que nuestra representante fuera escuchada.
En su frustrada intervención Piedad Córdoba Ruiz deseaba a agradecer en nombre de Colombianas y Colombianos por la Paz, y de organizaciones y grupos comprometidos en la búsqueda de caminos que permitan la finalización del conflicto armado, las gestiones de la presidenta Dilma Rousseff y del ex presidente Lula, de Brasil, quienes facilitaron las liberaciones de personas cautivas en poder de la insurgencia, y al presidente Hugo Chávez su preocupación por la paz en Colombia, además de desearle su pronta recuperación.
Manifestamos también que el elemental pero importante resultado debatido y resuelto allí sobre la realidad de Colombia, que consiste en organizar una delegación o comisión del Foro a nuestro país para comprobar la situación política, las propuestas existentes y la forma de contribuir a las más sólidas formulaciones de construir una paz basada en el diálogo y la justicia, es una propuesta que directamente nos compete, así como al Congreso de los Pueblos, al Polo Democrático, a Izquierda Liberal en Marcha y a otras expresiones sociales y políticas que ha forjado y forjará con un horizonte de unidad el pueblo colombiano. En dicha iniciativa de antemano nos comprometemos para su concreción y frutos.
Agradecemos la reiterada solidaridad que tantas personas y organizaciones han expresado hacia nuestra naciente formación, hacia el Congreso de los Pueblos y otras, que hacen parte del tejido que ya existe y se está fortaleciendo para la lucha por la dignidad y los derechos del pueblo y la nación colombiana. Asimismo, saludamos el espíritu crítico y despierto que levanta la voz de los pueblos y que resignifican los más costosos e imprescindibles valores y principios de la izquierda para confrontar con lucidez el actual estado de barbarie del mundo, en esta encrucijada de crisis que trae consigo el capitalismo y la guerra.
* Ex senadora colombiana.
* * Vocero de Marcha Patriótica.
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